LEYENDAS DEL TEMPLE
EL PRIORATO DE SIÓN
DE TODAS LAS ORGANIZACIONES QUE REIVINDICAN UN PASADO
"TEMPLARIO", UNA DE LAS MÁS INTRIGANTES ES LA QUE SE
DENOMINA PRIORATO DE SIÓN. A DECIR VERDAD, HABRÍA QUE
CONSIDERARLA MÁS BIEN UNA ORDEN LIGADA AL TEMPLE Y
AUTÓNOMA AL MISMO TIEMPO.
1.- Entre la realidad y la leyenda
Fue a partir de 1960 cuando la opinión pública francesa se hizo eco de la existencia de una
sociedad semi-secreta autodenominada Priorato de Sión. Desde esa fecha se han publicado sus
estatutos y material procedente de las más diversas fuentes, no siempre contrastables, lo que
implica andar con pies de plomo alrededor de todo lo que rodea a dicha organización. Entre sus
presuntos afiliados nos encontramos con nombres como Leonardo da Vinci, Victor Hugo o Isaac
Newton, entre otros más o menos conocidos. Es decir, que de ser ciertas las pretensiones del
priorato, habría albergado en sus filas como grandes maestres a algunas de las mayores
luminarias de la historia occidental, así como a miembros de las principales familias reales y
aristocráticas de Europa. Aunque parece indudable la existencia actual de la organización, así
como la de una antigua Orden de Sión en la época de las Cruzadas, el caso de una continuidad
entre ambas a través de los siglos no está tan claro.
Cuentan las crónicas que en el año 1099, tras la conquista de
Jerusalén, el gobernante de la ciudad Godofredo de Bouillon fundó
una misteriosa Orden sobre la abadía de Notre Dame du Mont Sión,
de la que poco se sabe. Sería más tarde dicha sociedad la que
impulsaría la creación de la Orden de los Pobres Caballeros de
Cristo, más conocidos como Templarios.
Godofredo de Bouillon
Si hacemos caso a los textos procedentes del Priorato, la
Orden de Sión tendría en la época de su fundación un poder
considerable, eso sí, siempre entre bastidores, llegando incluso a
afirmar que los reyes de la ciudad santa debían su trono a esta
enigmática sociedad. Así pues, ellos serían los verdaderos artífices
de la extraordinaria progresión que experimentaron los Templarios
en los años siguientes, obedeciendo todo ello a un plan previamente
establecido.
De acuerdo con estas fuentes, al menos cinco de los nueve fundadores del Temple
pertenecían a su vez a la Orden de Sión, y se podría decir que en principio el Temple era el brazo
armado de la anterior o incluso que ambas órdenes eran una sola, puesto que según parece
compartían el mismo Maestre. Sería el caso de André de Montbard, uno de los caballeros
originarios de la orden templaria y que llegaría a ser el máximo dirigente de la misma. Pero el tío
de San Bernardo consta asimismo como miembro de Sión, con lo que podemos hacernos una
idea del hermanamiento entre ambas.
Esta situación de confraternidad se prolongaría durante aproximadamente unos sesenta
años, hasta que en 1188, un año después de la caída de Jerusalén en manos musulmanas, se
produjo un cisma entre las dos órdenes que produjo su separación definitiva. Según el Priorato
de Sión, de la pérdida de Tierra Santa sería en gran parte culpable la Orden del Temple, y más
concretamente su Maestre Gérard de Ridefort, a los que los documentos "prioré" acusan de
traición. Éste arrastró a los Templarios a combatir en la batalla de los Cuernos de Hattin, que
significó un autentico desastre para los cruzados y propició la caída de Jerusalén. La situación
derivaría en que la Orden de Sión se trasladaría a Francia, abandonando a los Templarios a su
suerte, sus pupilos y protegidos hasta la fecha. La ruptura de relaciones se simbolizó mediante la
tala de un olmo de ochocientos años, en la ciudad de Gisors. A partir de ese momento, la Orden
de Sión cambió su nombre por el de Priorato y se dedicó a sus propios objetivos.
Pero... ¿de que
objetivos se trataba?
Supuestamente, la misión del Priorato consistiría en proteger un gran secreto relacionado
con los descendientes de la dinastía de los reyes merovingios y restaurar en la monarquía de
Francia a uno de sus miembros. Su legítima descendencia, que se cree extinguida, habría sido
demostrada por unos pergaminos descubiertos en el pueblecito francés de Rennes-le-Château.
Este descubrimiento, que constituye en si mismo un complejo enigma, lo trataremos
ampliamente en una leyenda posterior. Para seguir conociendo al Temple, debemos profundizar
ahora en la intrigante misión que se ha impuesto el Priorato de Sión.
2.- La sangre real: la custodia de un gran secreto
El comportamiento del Priorato de Sión, por lo deja entrever en sus publicaciones, parece
obedecer a un calendario cuidadosamente preciso y planificado desde hace largo tiempo. Dan a
entender de que son los custodios de un secreto de importancia capital, del que tendrían pruebas irrefutables. Se trataría de algo que los hace sumamente especiales y que reviste su misión de un halo de atrayente misticismo.
Hay tradiciones que dan gran importancia a María
Magdalena, de quien se nos dice que tras la crucifixión de Jesús
llega a las Galias escoltada por José de Arimatea y portando el
Santo Grial. Según lo que podemos extraer de la concepción del
Priorato, María Magdalena sería la esposa de Jesús, y cuando viajó
lo hizo embarazada o acompañada de su progenie. Naturalmente
aquí el término "Santo Grial" debe comprenderse en el sentido de
Santa Sangre, es decir, como la descendencia física de Jesús, que
se trasladó a las Galias y se continuó allí. La Iglesia omite toda
mención en su propia tradición del Santo Grial pues, lógicamente,
no le conviene. Es la lucha que hasta hoy subsistiría entre los
herederos de Pedro y los de María Magdalena, los herederos de la
fe y los herederos de la Sangre.
El Grial ¿un linaje sagrado?
Una vez en la actual Francia, este linaje judío se unió matrimonialmente con el de los reyes
francos, dando lugar a los merovingios. Alrededor del año 500 d.c., con el bautismo y
conversión del rey Clodoveo, la Iglesia Romana se instauró como suprema autoridad espiritual
de Occidente. Se podría decir que fue un pacto entre Roma y los merovingios, originando una
alianza que debería engendrar un nuevo sacro imperio romano. Pero parece que la lealtad de los
francos a la Iglesia no era muy intensa, ya que los merovingios seguían manteniendo simpatías
por la religión arriana que practicaban antes de su conversión al cristianismo. Doscientos años
después, el rey merovingio Dagoberto II fue asesinado junto con su familia por encargo de su
propio mayordomo de palacio, Pipino de Heristal. La Iglesia, viendo peligrar su hegemonía,
habría apoyado la conspiración. Con la muerte de Dagoberto y sus descendientes la dinastía
merovingia llegó a su fin, y comenzó la de los mayordomos de palacio: los carolingios, que
contaban con el apoyo eclesiástico. Éstos, que eran a fin de cuentas unos usurpadores, trataron
de legitimarse casándose con princesas merovingias y continuaron con su reinado. Con
Carlomagno llegaron a abarcar un imperio que se extendía por la totalidad de la Europa
occidental y lo gobernaban al servicio de Roma.
Pero podría ser que la dinastía merovingia no se extinguiese
con Dagoberto II. Según afirma el Priorato de Sión, los
merovingios, la estirpe de Jesús, sobrevivieron a través de un hijo
de Dagoberto que se habría salvado del asesinato de su familia. Se
llamaba Sigisberto IV, y entre sus descendientes estaría más tarde
Godofredo de Bouillon. Sabemos por los Evangelios que Jesús era
de sangre real y de la estirpe de David. Es decir, Jesús era el
heredero legítimo del trono de Jerusalén. Sus más incondicionales
seguidores eran los nacionalistas zelotes, unos fanáticos integristas
que aspiraban a expulsar al gobierno títere prorromano e
reinstaurar el verdadero linaje real. En las Cruzadas, con la
conquista de Jerusalén y la coronación de Godofredo de Bouillon,
un heredero de Jesús recuperó su patrimonio legítimo volviendo a
ser rey de la Santa Ciudad. Cráneo de Dagoberto II
s posible que dada la hegemonía de la Iglesia en la época, Godofredo nunca pudiera
reivindicar como quisiera su linaje y su derecho. A fin de cuentas, Roma estaría detrás de la
traición a su familia y aunque no sabemos si la Iglesia estaba al tanto o no del linaje del nuevo
rey, una revelación pública podría haber sido muy peligrosa. Godofredo habría entonces, para
proteger el secreto de ese linaje sagrado, creado la Orden de Sión y su brazo armado, la Orden
del Temple. Curiosamente, las leyendas griálicas que surgieron en la Edad Media, presentan a
los Templarios como los custodios del Santo Grial.
Así pues, el Santo Grial sí sería el portador de la sangre de Cristo, pero no en el sentido
simbólico de un recipiente, sino de su descendencia: los portadores de su sangre. Y este sería el
gran secreto del Priorato de Sión. Secreto compartido también por los Caballeros del Temple.
Ahora se entiende porque los Templarios asociaron el culto de la Diosa Madre a la Magdalena
(ver leyenda "El culto a las vírgenes negras"), pues ésta representaba la base de su existencia al
identificarse con la madre del linaje perdido, la portadora del Grial.
El propio Priorato, los Templarios, o puede que ambos, desarrollando una estrategia a largo
plazo, habrían protegido a los herederos del Rey de Israel con el objetivo de conseguir la
dominación mundial bajo la égida de la dinastía davídica. No hace falta decir que las
circunstancias históricas no permitieron que el objetivo se cumpliera. Tras la caída de Jerusalén
y la pérdida de Tierra Santa el proyecto se fue a pique. Los herederos de David se vieron una vez
más sin corona y la existencia de la Orden del Temple se hizo innecesaria. Algunos tratan de ver
en esto una explicación de porque los Templarios no se resistieron cuando fueron apresados por
las tropas de Felipe IV. Sin posesiones en Ultramar, separados de la Orden de Sión y con los
descendientes de los merovingios nuevamente en la sombra, ya no tenían razón de ser.
El Priorato de Sión, que tras la desaparición del Temple se dedicó a manejar los hilos
que rigen Europa desde la clandestinidad en pos de sus objetivos, asegura que pronto se
producirá un vuelco en la situación política francesa que preparará el camino para la
restauración de una monarquía. ¿Se cumplirán los objetivos de Sión y del Temple ocho
siglos después? ¿Seremos testigos de cómo un descendiente merovingio recupera el trono
de Francia? El tiempo lo dirá.
MITOS Y LEYENDAS DEL TEMPLE
EL ARCA DE LA ALIANZA
EL CULTO A LAS VÍRGENES NEGRAS
EL MISTERIOSO BAPHOMET
HEREDEROS DEL TEMPLE
TEMPLARIOS Y MASONES
EL PRIORATO DE SIÓN
¿TEMPLARIOS EN AMÉRICA?
EL TESORO DE LOS TEMPLARIOS
GISORS: LA CAPILLA DE SANTA CATALINA
RENNES-LE-CHÂTEAU: "ET IN ARCADIA EGO"
LEYENDAS DEL
TEMPLE
RENNES-LECHÂTEAU
¿QUÉ MISTERIO GUARDABA CELOSAMENTE AQUEL POBRE CURA DE
PUEBLO QUE HACE CERCA DE UN SIGLO GASTÓ MIL QUINIENTOS
MILLONES DE FRANCOS? ¿HABÍA ENCONTRADO EL TESORO DE LOS
TEMPLARIOS O SE TRATABA DE UN ENIGMA MUCHO MAYOR?
1.- Los descubrimientos de Bérenger Saunière
Sobre lo alto de una colina en el Languedoc francés, Rennes-le-Château es un lugar
solitario, ardiente bajo el sol en verano y azotado por fríos vientos en invierno. Su situación
dominante sobre el resto de la comarca es la única razón posible de que haya sido habitado
desde la más remota antigüedad. La población y el entorno que la rodea son mudos testigos
de pasadas grandezas y misterios que desafían al tiempo.
El enigma de Rennes-le-Château se inicia temprano, en la época romana. La leyenda
afirma que en algún momento del siglo I, José de Arimatea y María Magdalena
desembarcaron en el sur de Francia, trayendo consigo el llamado Grial, que el cristianismo
define como el cáliz de la Última Cena o donde José de Arimatea recogió la preciosa sangre
de Jesús crucificado. De acuerdo con una de las teorías que más se integran el enigma de la
región, cuando desembarcó María Magdalena lo hizo con un hijo de Jesús, estableciéndose
así una dinastía mesiánica. Bajo este punto de vista el Santo Grial dejaría de ser un cáliz que
recoge la sangre de Cristo para pasar a ser sinónimo de Sang-rial, es decir "sangre real", que
se identificaría con la genealogía de los descendientes de Cristo hasta nuestros días.
En el año 410 los visigodos, acaudillados por Alarico, saquearon Roma, llevándose el
Tesoro del Templo que los romanos habían obtenido a su vez de los hebreos de Jerusalén.
Dos años después desembarcaron en las costas meridionales de las Galias. La región de
Rennes-le-Château les agradó, estableciéndose y fundando un reino permanente que no
tardaría en saltar los Pirineos y extenderse por el norte de España. No sabemos si es cierto
que el Arca de la Alianza llegó o no al Languedoc con los visigodos, pero no falta quien ha
querido ver una relación entre el Arca y la población de Arques, no lejos de Rennes.
Posteriormente volveremos sobre este punto. En el siglo VI los merovingios extendieron su
dominio sobre el reino visigodo. Estos invasores eran portadores de una cultura sofisticada y
enterraban a sus soberanos con joyas y tesoros. La legendaria riqueza de visigodos y
merovingios ha dado pie a relatos de fabulosos tesoros aún por descubrir en la región de Rennes.
Pero aparte de lo que cuentan las tradiciones, más o menos fundadas, sobre el Grial, el Arca de la Alianza o fabulosos tesoros enterrados, ¿existe algún indicio que nos haga pensar
que este lugar merece su fama como el lugar más misterioso de Europa, escenario de
acontecimientos siniestros y guardián del secreto más bien guardado de la historia?
Ciertamente. La historia comienza con un descubrimiento excepcional ocurrido hace algo más de un siglo en la iglesia de Rennes-le-Château, en donde un sacerdote católico elevó a nuevas y vertiginosas alturas la leyenda de la localidad.
El día 1 de junio de 1885 el pequeño pueblo de Rennes-le-
Château, que por aquel entonces solamente tenía unos doscientos
habitantes, recibió un nuevo y joven párroco llamado François
Bérenger Saunière. Éste se encontró con que la iglesia a la que le
destinaban, que había sido construida sobre unos cimientos
visigóticos del siglo VI, se encontraba en un estado lamentable, así
que seis años después de su llegada, y alentado por su amigo Henri
Boudet, cura del pueblo vecino de Rennes-les-Bains, decidió llevar a
cabo unas modestas reformas. Durante la restauración, al quitar la
piedra del altar, Sauniere se encontró con que una de las dos
columnas visigóticas que la sujetaban estaba hueca. Dentro del pilar
halló cuatro pergaminos, dos de los cuales databan de 1244 y 1644 y
parecen ser genealogías sobre la descendencia desconocida del rey
merovingio Dagoberto II. Los otros dos parecían ser obra de un
predecesor de Sauniere, el abad Antoine Bigou, que servía en la aldea
un siglo antes.
Bérenger Saunière
Antoine Bigou era el confesor de la marquesa Marie de Hautpoul de Blanchefort,
perteneciente a una noble y antigua familia de la región, uno de cuyos antepasados fue el
Maestre de los Templarios Bertrand de Blanchefort. Depositaria de un gran secreto
transmitido de su familia de generación en generación, la marquesa en vísperas de su muerte
y no teniendo hijo varón, decide confiar su secreto y unos documentos de considerable
importancia a su confesor. Muere haciendo prometer al abad que transmitiría a su vez este
misterioso legado a una persona digna de confianza. Bigou, a fin de preservar el secreto,
disimuló los importantes pergaminos en uno de los pilares del altar y puso una enigmática
baldosa con extraños signos sobre la tumba de la marquesa, que murió el 17 de enero de 1781
y reposa en el pequeño cementerio anexo a la iglesia de Rennes-le-Château.
El día siguiente al descubrimiento, Sauniere les pide a los
obreros encargados de la restauración levantar una losa en la
iglesia delante del altar. Se trata de la "baldosa de los
caballeros", colocada cara abajo y que representa a dos jinetes
montados un solo caballo, símbolo también utilizado por los
caballeros templarios. Bajo ella se hallaba un escondrijo en el
cual fue hallada una olla repleta de monedas de oro, un tesoro
que debía corresponder al de los nobles de la región, quienes,
confiándolo a su párroco Bigou, decidieron ponerlo a buen
recaudo amparado en la seguridad del templo, antes de su huida
al extranjero provocada por la ejecución de Luis XVI y la caída
de la monarquía.
Lápida de la Marquesa
Sin embargo aún quedaban más sorpresas bajo el suelo de
la modesta capilla. En la Iglesia todo esta revuelto por la
continuación de las obras emprendidas y, debido al
descubrimiento del tesoro y los pergaminos, los obreros han
sido enviados "a descansar" para dejar el campo libre al cura.
Pero el viejo sacristán de la parroquia, Antonio Captier, tiene que tocar el angelus cada
noche, como es la costumbre. Bajando de su campanario, ve de repente brillar un objeto en el
capitel del viejo balaustre echado abajo por las obras. Visto de cerca se trataba de una redoma
conteniendo un papel doblado. Inmediatamente comunica su hallazgo al señor cura, quién no
sólo sabe leer y escribir sino que también conoce los alfabetos antiguos. El descubrimiento
de esta redoma marcó el punto de partida del enriquecimiento del abad Saunière.
Sobre el papel, firmado por Jean Bigou, tío de
Antoine y su predecesor en la rectoría, figuraba un
indicio que lo llevó de nuevo al sitio donde los obreros
descubrieron la losa vuelta del revés por Antoine Bigou
cien años antes. Lo que el papel describía no era solo
un escondrijo sino más bien una cripta. Así pues, lo que
la losa de los Caballeros ocultaba era la apertura de
acceso a un sepulcro. Sauniere realiza un
reconocimiento exhaustivo del lugar. En el escondrijo
halla un cráneo de época merovingia y encuentra unas
escaleras que penetraban debajo de la Iglesia.
Efectivamente, el viejo registro de la parroquia, datado
de 1694, hace mención en este lugar de la presencia del
sepulcro de los señores de Rennes.
Losa de los Caballeros
A partir de este día, Bérenguer Saunière y su joven criada Marie Dénarnaud vivieron
como si dispusieran de una fortuna inagotable. No está excluido que descubrieran la cripta y
saquearan las tumbas, pero... ¿qué es lo que encontraron que les permitió vivir con
ostentación y burlarse de todo el mundo, incluyendo al propio Vaticano? El futuro
comportamiento de Sauniere parece probar que allí existía algo más importante que un tesoro
formado por monedas y joyas, por grandioso que este fuera.
2.- Los misteriosos pergaminos
Los dos documentos redactados por el abad Bigou parecen ser extractos en latín del
Nuevo Testamento, pero con la peculiaridad de que las letras aparecen redactadas sin espacio
entre ellas o algunas alzadas sobre las demás. Evidentemente, Sauniere debió darse cuenta de
que su descubrimiento encerraba algo importante, aunque es probable que no supiera de que se trataba en un primer momento.
Henri Boudet sugiere entonces al abad Saunière pedir consejo al obispo de Carcasona,
Monseñor Félix Billard. Éste lo envía a París en marzo de 1892, donde es presentado a Emile
Hoffet, célebre ocultista y autor de numerosos estudios sobre la francmasonería, quién acoge
a aquel cura provinciano en su distinguido círculo. Allí conoció a la cantante y actriz Emma
Calvé, quién fundó en 1891, en compañía del Conde de Larochefoucauld, la orden cabalística
de la Rosa Cruz del Templo y del Grial. Estos personajes serán a menudo sus invitados en
Rennes-le-Château.
Durante su estancia en París adquirió tres reproducciones de cuadros del Louvre. Según
parece, se trataba de un retrato de Clemente V, el papa que abolió la Orden del Temple, y dos
pinturas obra de David Teniers "El joven" y Nicolas Poussin, tituladas "San Antonio y San
Jerónimo en el desierto" y "Los pastores de la Arcadia", respectivamente. La conducta de
Sauniere no era fruto de un repentino amor por el arte pictórico, sino que respondía al punto
de partida de una investigación que le tendría ocupado en los años posteriores. Así pues, en
los pergaminos del abad Bigou, que actualmente se hallan expuestos en el museo de Rennesle-Château, podía leerse una vez descifrados:
"Pastora sin tentación. Que Poussin, Teniers guardan la clave (o llave);
paz . Por la cruz y este caballo de Dios termino (o destruyo) este
demonio del guardián. A mediodía manzanas azules".
El segundo pergamino dejaba ver algo mucho más claro y directo:
"A Dagoberto II, Rey, y a Sión pertenece este tesoro y él está allí
muerto".
LOS PERGAMINOS LOS CUADROS
"Los pastores de la Arcadia"
"San Antonio y San Jerónimo en el
desierto"
A su regreso de París, el abad hace sellar cuidadosamente el escondrijo debajo de la
"losa de los Caballeros". Luego, su fiel criada y él, en el cementerio actúan de forma extraña.
Mueven la losa horizontal de la tumba de la marquesa de Hautpoul y se dedican a hacer
desaparecer los símbolos de la lápida. Afortunadamente, no sabían que estos habían sido ya
copiados por un viejo arqueólogo de la región. La inscripción diseñada por Antoine Bigou, al
igual que los pergaminos incluía varios errores premeditados de espaciado y ortografía, y era
un anagrama perfecto del mensaje oculto que aludía a Poussin y Teniers. En efecto, si se
cambia el orden de las letras encontramos nuevamente la críptica cita del primer pergamino.Pero la tumba contenía otra placa que supuestamente
Bigou había hecho quitar y transportar desde un sepulcro en la cercana localidad de Arques.
En ella, en dos líneas verticales se presentaban grabados carácteres griegos y latinos, además
de cruces pateadas semejantes a la que conformaba el símbolo de los Templarios. ¿Qué
significaba aquello? El cuadro de Poussin aportaba la respuesta a este enigma. En "Los
pastores de la Arcadia" está dibujada una tumba sospechosamente parecida a la de Arques, incluso el paisaje es semejante al de la región, pero en el cuadro cuatro personajes señalan una inscripción horizontal que reza "Et in arcadia ego".
Se trata de la frase que supuestamente expresó la Muerte y
que significa "Y yo en la Arcadia". La Arcadia es una tierra
paradisíaca localizada en Grecia, donde se situaban las andanzas
de dioses y ninfas entre riachuelos, vegetación exuberante y
completa armonía del hombre y la naturaleza. Los pastores de la
Arcadia son el prototipo de habitante feliz, modelo para el resto
de la Humanidad. Sin embargo, en uno de sus paseos, los
pastores encuentran una calavera, que viene a recordarles que
incluso en el lugar más feliz y perfecto de la tierra, la muerte
está presente y dispuesta a cada momento. La frase es curiosa
porque carece de verbo, pero sin embargo debió ser de gran
importancia para Bigou o incluso para la marquesa de
Blanchefort. A la vista de los pergaminos, tan dados a dobles
sentidos y juegos de palabras, no es desechable que la
inscripción no sea simplemente una frase alegórica. ¿Es posible
que también sea un criptograma? Curiosamente, alterando el
sentido de las letras se puede formar una expresión coherente: "I
tego arcana dei" es decir, "Yo oculto los secretos de Dios". O
también: "Arcam dei tango", que se traduce como: "Estoy
tocando la tumba de Dios".
Baldosa de la Marquesa
"ET IN ARCADIA EGO"
3.- La gran herejía
Antes de proseguir, debemos hacer hincapié en que nos hallamos en la región del
Languedoc, tierra no solo de romanos y merovingios, sino también de templarios, y sobre
todo, de cátaros.
principio del siglo XIII lo actualmente llamado Languedoc no formaba parte de
Francia. Era un principado independiente cuya cultura y lengua guardaban más semejanzas
con los reinos de la Península Ibérica. En el Languedoc, donde florecían las artes y las
ciencias al estilo de Bizancio, se praticaba una tolerancia religiosa que contrastaba con el
fanatismo del resto de Europa. A través del comercio marítimo mediterráneo y de los
pirineos se introdujeron doctrinas islámicas y judaicas, al mismo tiempo que el catolicismo
romano perdía devotos entre la población. Ello formó un propicio caldo de cultivo para
originar lo que a ojos de la Iglesia era la mayor y más peligrosa herejía de la cristiandad: el catarismo.
Los cátaros rechazaban la iglesia católica ortodoxa y aborrecían la misa. Repudiaban la
fe, al menos en la concepción católica, e insistían en la gnosis como fórmula para el contacto
directo y personal con lo divino, así que negaban la validez de todas las jerarquías clericales.
También eran dualistas; pregonaban la existencia de dos dioses con una categoría
comparable, uno maligno y otro benigno. Para ellos, toda la creación material se debía al dios
del mal, el Rex Mundi, y era intrínsecamente mala. Para la iglesia romana la doctrina cátara
era sinónimo de herejía, pero lo más grave de todo era la actitud que tomaban ante el propio
Jesús. Los cátaros consideraban a Jesús un ser mortal que en nada se diferenciaba de los
demás, que había muerto por sus propios pecados y no por la salvación de la humanidad. No
había nada místico en él, nada sobrenatural ni divino. Y lo que es más, muchos cátaros
dudaban de la crucifixión y se negaban a adorar la cruz.
Cátaros y templarios convivieron en la misma época, y
aunque aparentemente y dadas sus creencias respectivas
podríamos pensar a priori que ocuparían bandos enfrentados,
conocemos suficientemente a los Templarios para no
extrañarnos la posibilidad de un entendimiento mutuo.
Ciertamente hay claros indicios de que unos y otros
simpatizaron. Muchos templarios descendían de linajes
cátaros, como el Maestre del Temple Bertrand de
Blanchefort. También es sabido que numerosos cátaros
fueron acogidos en las filas templarias cuando se desató
contra ellos la ira de Roma en forma de cruzada, e incluso se
rumorea que muchos miembros del Temple del Languedoc
profesaban la fe cátara y no la católica. Durante la "cruzada
contra los albigenses", como fue llamada la represión de los
cátaros, la postura de la Orden del Temple fue
ostensiblemente neutral y, a veces, da la impresión de que
empuñaron las armas en defensa de los herejes.
La iglesia de Rennes-le-Château
Como hemos dicho, conociendo los valores que defendía el catarismo se nos hace
extraña la asociación, y sin embargo algunos ritos templarios nos lo recuerdan. No creemos
que los Templarios fuesen mayoritariamente cátaros, pero... ¿hay algo en sus creencias en lo
que coincidían con ellos? Antes de dar rienda suelta a las especulaciones es menester acabar de contar la historia de Saunière.
Tras su vuelta de París, Bérenguer Saunière, que era natural de la zona y conocía bien la
historia de la región, continuó con los trabajos de restauración de la Iglesia y con otras obras
diversas, gastando una espectacular fortuna, incluso para los tiempos que corren. Acometió la
construcción de una torre, llamada Torre Magdala que utilizaría como biblioteca y edificó
una opulenta casa de campo a la que denominó Villa Bethania, que nunca llegó a ocupar.
¿Confirma esto que la Magdalena era tan sumamente importante, como podemos extraer del
estudio de la Orden del Temple y del Priorato de Sión? Los nombres dados a la torre y a la
villa, se refieren inequívocamente a ella. Y un dato que hemos omitido intencionadamente
hasta el presente momento: la iglesia de Rennes-le-Château, escenario de la boda de
Dagoberto II, está consagrada, como no, a María Magdalena. ¿Y no hemos analizado ya al
merovingio Dagoberto y su supuesto linaje de una de las piezas claves del secreto de los
Templarios? Indiscutiblemente, esta iglesia parece estar en el epicentro del misterio.
En la entrada de la misma, Saunière hizo colocar las siguientes inscripciones: "Mi casa
se llamará casa de oración" y "Este lugar es terrible". La referencia bíblica completa es: "Mi
casa será llamada casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de
ladrones" (Mateo 21,13) y "Este lugar es terrible, es la casa de Dios y la puerta de los
cielos" (Génesis, 28,17).
Justo al atravesar la entrada colocó una estatua del
diablo Asmodeo, guardián de los secretos, donde puede
leerse la frase: "Con este signo le vencerás" Pero la frase
real, que se debe a Constantino era sólo: "Con este signo
vencerás". Este "le" añadido al original sigue siendo un
enigma. Con estos hechos y la figura del demonio a la
vista, no podemos dejar de recordar la frase del pergamino
que decía "Por la cruz y este caballo de Dios terminó (o
destruyo) este demonio del guardián. A mediodía
manzanas azules". Y es que las vidrieras del lado sur de la
iglesia de Rennes-le-Château, poseen la particularidad de
que en invierno y en días de buen tiempo, los rayos de sol
entonces bajos en el horizonte, pasan a través de los
dibujos de las vidrieras justamente al mediodía dibujando
en la pared opuesta un árbol cubierto de frutos redondos
parecidos a las manzanas. Mientras que la imagen se va
precisando, los frutos maduran y se vuelven rojos excepto
tres de ellos que permanecen azules.
Estatua de Asmodeo
Asimismo, el Vía Crucis es harto sorprendente, diríamos que incluso herético, con
lápidas muy llamativas y de tamaño desproporcionado. María Magdalena aparece aquí con el
velo de viuda y es curioso que los masones se hagan llamar "el hijo de la viuda". Como
hemos visto en otra leyenda, si el Temple sobrevivió a través de la masonería... ¿no es este
un indicio de la continuidad de un linaje, como también pretende el Priorato de Sión? En otra
estación Jesús, cuando va a ser sepultado, sangra por su costado de forma abundante, lo que
parece indicar que no se trata del cuerpo de un fallecido. Y así con cada estación. En todas
ellas Sauniere se encargó de incluir algún detalle inexplicable, alguna desviación de la
crónica de las Escrituras, que para un párroco no podría pasar desapercibido, e indican una
voluntaria intención críptica. Incluso, todas las estaciones del Vía Crucis están orientadas en
dirección contraria a la habitual.
Algunos meses después, Saunière habría recibido la visita del archiduque Jean-Stéphane
de Hasburgo, al que los aldeanos llaman "Señor Guillermo". Hoy sabemos que éste, que era
primo del Emperador de Austria, habría financiado las búsquedas del abad para encontrar y
descifrar los documentos preciosos disimulados en la iglesia. Pero la historia se iba a
interrumpir el 17 de enero de 1917. Curiosamente, la misma fecha (mes y día) que aparecían
grabados en la lápida de la marquesa de Hautpoul. Bérenger Saunière, que ya tenía sesenta y
cinco años, sufrió un ataque apopléjico en la puerta de la Torre Magdala que le haría fallecer
cinco días después. A pesar de que hasta el momento gozaba de buena salud y que la
apoplejía fue totalmente inesperada, alguien el 12 de enero había encargado un ataúd para el
cura a nombre de su gobernanta Marie Dénarnaud. ¿Estaba revelando Saunière más de lo que
debía? No podemos saberlo, pero que el cura era partícipe de un gran secreto nos lo indica la
actitud del párroco que le dio confesión. El día 22, el sacerdote que confesaba a Saunière en
su lecho de muerte abandonó al poco tiempo la habitación visiblemente horrorizado tras
negarse a administrarle la extremaunción. Se dice que cayó en una aguda depresión y que
"nunca volvió a sonreír".
A pesar de había gastado a manos llenas, el testamento de
Saunière indicó, ante la sorpresa general, que no poseía nada y
que todos los bienes inmuebles estaban inscritos a nombre de
Marie Dénarnaud, quién siguió viviendo en Villa Bethania
hasta su fallecimiento en 1953. Poco antes de morir decidió
vender la casa solariega y le comentó al comprador que un día
le haría confidente de un secreto que le haría rico y poderoso.
Pero para decepción de este, la muerte de la antigua criada,
también súbita e inesperada al igual que la de su amo, hizo que
se llevara el secreto a la tumba.
Marie Dénarnaud
Leyendas: Rennes-le-château
Ys casi seguro que Saunière no encontró el tesoro de los Templarios. Hoy sabemos que
su fortuna provendría de las donaciones de la nobleza europea y de misteriosas sociedades,
aunque se supone que en la zona estaba escondido un gran secreto, quizás relacionado con
los Caballeros del Temple. Los hallazgos del entorno y la simbología utilizada en la iglesia
parecen querer transmitirnos una historia diferente a la que nos han contado. ¿Pero que es lo
que se oculta en Rennes-le-Château? Teniendo en cuenta lo que sabemos de Sauniere, cátaros
y templarios, nos atrevemos a exponer una curiosa hipótesis:
Jesús no murió en la cruz. En sus inicios, para expandirse y satisfacer al mundo
romano que estaba acostumbrado a deificar a sus gobernantes, la Iglesia suprimió al Jesús histórico y se inventó al Jesús celestial que ha venido administrando desde entonces.
Entonces Jesús dejó de ser el depositario de la estirpe de David para ser Dios mismo
encarnado. Ese parece ser el gran secreto de Rennes-le-Château. Y también algo que ya nos
suena más familiar, a través de los Templarios y del Priorato de Sión, que estaba casado con
María Magdalena. Así lo recogen, además, varios textos evangélicos apócrifos. Esta teoría
indica que Jesús, su esposa y al menos un hijo huyeron tras la crucifixión a un lugar en donde
el paganismo les hiciera pasar desapercibidos. Y este lugar sería el Languedoc. O como
apuntan otros investigadores, quizás sus cuerpos fueron trasladados allí por los Caballeros
del Temple desde Tierra Santa, en aquella exitosa misión que les encargara San Bernardo,
pues hace unos años se produjo el descubrimiento cerca de Jerusalén de una cripta, verdadero
panteón familiar, donde se hallaron seis urnas vacías que habían contenido los restos
mortales de Jesús, María, José, María Magdalena, Tadeo (presumiblemente hermano de
Jesús) y Judas, hijo de Jesús según reza la inscripción en la correspondiente urna.
Naturalmente, de ser cierto
todo lo presente en Rennes-le-
Château, las pruebas que allí se
ocultarían, se echarían por tierra los
dogmas del catolicismo en relación
con la Asunción, Resurrección y
Ascensión. Sería un terrible
cataclismo para la propia Iglesia
romana, que perdería toda su
credibilidad. No podemos dejar de
preguntarnos si en las persecuciones
que sufrieron cátaros y templarios, y
que culminó con su destrucción por
herejía, no estaba incluido la
preservación de este secreto. Un
secreto que hoy en día se hallaría en
manos del Priorato de Sión, quien
estaría esperando el momento
oportuno para dar su golpe definitivo.
Al igual que Francia fue testigo un día del fin de la dinastía de los Capetos, ¿le habrá
llegado su turno a la Iglesia? ¿Volverá algún oscuro desconocido a gritar aquello de "¡Jacobo
de Molay, ya estás vengado!"? La mano de la venganza templaria parece ser larga y longeva.
s posible que las claves para determinar la validez de este tremendo
rompecabezas se hallaran en la misteriosa tumba de Arques, que fue dinamitada por el
propietario del terreno donde se hallaba en 1971, harto ser molestado por los
buscadores de tesoros; y en la críptica inscripción "Et in arcadia ego". Quizás aún
puedan hallarse entre las enigmáticas pistas que parece haber dejado Sauniere, o tal vez
salgan a la luz nuevos hallazgos. Esperemos que algún día podamos acercarnos más a la
verdad del misterio de Rennes-le-Château.
LEYENDAS DEL
TEMPLE
TEMPLARIOS Y
MASONES
LOS FRANCMASONES DE LAS OBEDIENCIAS PRINCIPALES
REMONTAN SUS ORÍGENES HASTA LAS ANTIGUAS ÓRDENES DE
CABALLERÍA MEDIEVALES Y, SOBRE TODO, A LA ORDEN DEL
TEMPLE. ¿PERO SE BASA DICHA ARGUMENTACIÓN EN UNA BASE
REAL O SE TRATA DE UNA PRETENSIÓN SIN FUNDAMENTO?
TRATAREMOS DE INVESTIGAR UN POCO EN ESTE ASUNTO.
1.- Los "hermanos" constructores
Las órdenes monásticas y militares, entre ellos los Templarios, necesitaban
imperiosamente construir edificios militares, civiles y religiosos para llevar a cabo con éxito
su expansión en Europa o Tierra Santa. La mayoría de las veces debían recurrir a mano de
obra ajena a la propia orden, contratando a gremios de obreros, "masones", especialistas en
los variados artes de la construcción. La masonería nace pues como una organización de
oficio que cultiva el Arte. No se trataba por lo tanto de simples operarios, sino que dichas
sociedades estaban formadas por miembros que practicaban ritos simbólicos e iniciáticos, y
se estructuraban jerárquicamente en logias. Es lo que conocemos como masonería operativa.
A partir de los siglos XVI y XVII comenzaron a ser admitidos miembros que no tenían
relación con los oficios de la construcción, denominados "aceptados", cuyo número fue
aumentando paulatinamente hasta llegar a ser mayoría en el siglo XVIII. En 1717 se
reunieron cuatro logias inglesas, originando la Gran Logia de Londres, que dio lugar a la masonería actual, llamada especulativa.
Lo cierto es que la masonería operativa había sido
siempre una sociedad secreta que había asimilado desde sus
principios simbología de diversos orígenes, incluyendo ritos
de carácter pagano y gnóstico, pero mantenía una postura
marcadamente cristiana a lo largo de la época medieval. Sin
embargo, a través de los miembros "aceptados", la nueva
masonería especulativa se orientó a actividades filosóficas y
políticas, dejando en parte de lado el oficio de la
construcción. Esto significó que aunque la nueva masonería
adoptara las tradiciones de la antecedente, se produjo una
profunda descristianización de la organización, llegando
incluso a prescindir de la creencia en Dios, aspecto que
había resultado clave en las logias operativistas. Masonería operativa medieval
2.- El templarismo masónico
Es esta masonería filosófica o especulativa la que, para explicar sus orígenes, defiende
celosamente su tradición templaria. La tradición interna de la Orden Masónica afirma que
Jacobo de Molay, el último maestre de los Templarios, hizo crear poco antes de ser quemado
en la hoguera cuatro grandes logias masónicas. Estos mismos rituales remontan a Salomón,
el monarca israelita, los orígenes del Arte que ellos practican, pero afirman que este llegó a
occidente a través de los Caballeros del Templo de Salomón. Es decir, defienden que la
masonería se había configurado en Tierra Santa por obra de las órdenes militares,
especialmente la del Temple, y que, como hemos visto, fueron estas fraternidades de
constructores llegadas a occidente las que habrían originado la francmasonería moderna. Con
ellos habrían traído el arte gótico, del que nos ocupábamos en un primer capítulo, y cuya
propagación el Temple financió.
La tradición templaria habría anidado entonces en las primeras logias masónicas
escocesas, que se habrían creado para aprovechar la experiencia de los Templarios tras la
caída de la Orden, incorporando además los ritos y la simbología del Temple. Es Escocia, la
evidencia nos muestra que los símbolos templarios grabados en piedra conviven
estrechamente con los masónicos. Y ciertamente, esta región es el lugar más idóneo para una
posible supervivencia templaria. En Escocia, que a principios del siglo XIV se hallaba en
guerra con Inglaterra, las bulas pontificias de supresión de la Orden nunca fueron
promulgadas, por lo que la orden templaria de ese país nunca quedó oficialmente disuelta.
Parecen existir pruebas de que el Temple escocés se mantuvo como un cuerpo coherente
durante cuatro siglos más. Incluso se dice que un nutrido contingente de templarios luchó a
las órdenes de Robert Bruce en la batalla de Bannockburn, en 1314. Precisamente es al rey
Robert Bruce a quien citan los francmasones como fundador de las primeras logias escocesas.
Es bien posible que las tradiciones templarias se perpetuaran en esta región. No parece
casualidad que la fundación de la masonería especulativa en Inglaterra se deba a la dinastía
escocesa de los Estuardo.
Actualmente, es la
Gran Logia de Inglaterra
la que sustenta los más
importantes grados
masónicos, que hallan
asimismo presentes en las
demás obediencias. Estos
grados, que son las
divisiones en que se
jerarquiza la masonería, se
clasifican a su vez en
varias clases. Es en estos
ritos donde encontramos
un templarismo vigente en
los grados masónicos, ya
que entre el grado 15 y el
30 se muestran
innumerables rasgos
relacionados con los
Caballeros Templarios y el
Templo de Salomón.
La masonería adoptó como suyos rituales templarios
sí por ejemplo tenemos que los grados dieciséis y diecisiete se denominan
respectivamente "Caballero de Jerusalén" y "Caballero de Oriente y Occidente"; el 27 es el
grado del "Gran Comendador del Templo", que resalta la potestad suprema del Maestre sobre
la orden templaria; y el grado 30, titulado "Caballero Kadosch" se refiere a la venganza del
Temple hacia la corona francesa y el papado, responsables de la desaparición de la Orden.
Pero no terminan ahí las coincidencias. Dentro de esta Gran Logia inglesa encontramos
lo que pretende ser un vínculo directo con los monjes-guerreros medievales: una Orden de
Caballeros Templarios. Para ingresar en esta Orden masónica del Temple se hace requisito
necesario poseer el título de Maestro Masón del Tercer Grado. Esta orden representaría la
prueba definitiva de la supervivencia de los Templarios bajo el manto oculto de la masonería.
Pero como casi todo lo que rodea al Temple, es algo que todavía está por demostrarse de
manera definitiva.
De todas formas, y para hacerse una idea de la importancia que tiene la masonería a
nivel mundial, se nos antoja necesario citar que la Gran Logia de Inglaterra más las diversas
obediencias vinculadas a ella, congregan hoy en día a unos veinte millones de personas de
toda clase social. Solamente a mediados de siglo pasado, en la década de los años 50, cerca
de cuatrocientos mil eran miembros de la Orden masónica de Caballeros Templarios. Si
tenemos en cuenta que en la Francia del siglo XIII, en la época de mayor auge de la orden
templaria, esta podía estar formada por aproximadamente cuarenta o cincuenta mil hombres,
no podemos dejar de preguntarnos... ¿realmente desapareció la Orden del Temple?
viernes, 27 de abril de 2007
EL PRIORATO DE SION // MASONERIA // LOGIA
Publicado por Unknown el 4/27/2007 11:45:00 p. m.
Etiquetas: el Priorato de Sión, Historias, logia, masoneria
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