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miércoles, 20 de junio de 2007

RELATOS DE UNA GUERRA NEGRA, Y DE AMOR

Del Origen de Viuh


Perdida en el tiempo una semilla de amor creció nuevamente entre las ruinas de la terrible guerra de los cuatro imperios que pronto fueron dos. Así comienza esta historia de amor y tragedia.
Antes de los hombres y antes de los árboles, sólo los elementos componían al mundo. Logivel, fuerza de luz, dominaba por encima de los demás: Mandeb, fuerza de fuego; Farkatob, fuerza de tierra; Merapil, fuerza de agua; y Jacor, fuerza de vida. Logivel decidiría como se dividiría el mundo: Mandeb dominaría el mundo subterráneo, Merapil los mares, Jacor las llanuras y valles, Farkatob las montañas y lomas, Logivel gobernaría desde los cielos. Esto no agradó a Mandeb ni a Merapil (su hermano), quienes reclamaban un lugar más digno. Logivel decidió mandar al mundo a su hija Amor, para convencer a los hermanos. Pronto ambos hermanos se enamoraron de la hija de Logivel, pero ella no podía elegir a quien amar, su padre decidiría por ella.
Logivel decidió que Merapil debía unirse a Amor, y así juntos fecundarían la especie que dominaría en el mundo. Merapil y Amor crearon a los hombres. Por otra parte Jacor y Farkatob crearon los animales y las plantas; y Logivel creó el sol, las estrellas y la luna. Las cartas ya estaban echadas, el mundo comenzaba a girar.
Mandeb, traicionado por Logivel y su hermano, furioso maldijo el destino de los hombres y prometió a su hermano que recorrería sus tierras para llevarse uno a uno a sus hijos. Desde entonces que el fuego no se puede unir al agua. Mandeb se recluyó en el monte Olvido, debajo de las cavernas de lágrimas, dicen que allí todavía se pueden escuchar los llantos del triste Mandeb.
Merapil y Amor tuvieron muchos hijos, pero su primer descendiente es la única que lleva la marca de su familia en el cuerpo: su nombre era Marina. Mandeb decidió preparar un plan para acabar con lo más preciado de su hermano. Así creo a su único hijo con ayuda de Nemesis, la venganza (hija de Logivel), lo forjó en un río de lava con sus propias manos y lo llamó Moreira. Marina llevaba en su espalda la marca que la distinguía entre sus hermanos: una rosa; Moreira llevaba la marca de su familia en su pecho: los tres fuegos.
Logivel, que conocía los planes de Mandeb, advirtió a Merapil. Este decidió enviar a su hija al bosque para que Moreira nunca la encontrara.
Moreira siempre respetó y obedeció a su padre hasta el día en que este le confesó que lo había creado sólo para matar a la hija de su hermano. Moreira huyó de las cavernas de lágrimas y se mezcló entre los hombres, él no mataría a nadie.
Pronto comenzaron las guerras entre los hijos de Merapil, y Moreira huyó una vez más. Se introdujo al espeso bosque., allí construyó una pequeña cabaña y comenzó la vida pacífica que siempre soñó. Pero no iba a ser tan pacífica. A orillas de un arroyo encontró cierta tarde a dos soldados que molestaban a una hermosa dama, sólo con sus puños logró hacer que los dos soldados huyeran. Y por primera vez el hijo de Mandeb y la hija de Merapil se miraron a los ojos, e inmediatamente se enamoraron.
Así por unos largos días Moreira y Marina encontraron la felicidad de sus corazones sin saber que sus destinos serían trágicos. Caminaron interminables atardeceres a orillas del arroyo, contaron miles de estrellas fugaces y se besaron a la luz de la luna llena. Pero esto pronto se acabaría.
Los dos soldados que Moreira había golpeado contaron a Merapil que creían haber enfrentado al hijo de Mandeb en el bosque. Merapil decidió intervenir y mandó a Moreira un exquisito licor para que supiera que sólo anhelaba la paz, en realidad el licor no era más que veneno para acabar con la vida de Moreira. Pero tan ineludible es el destino que por desgracia Marina bebió primero del mortal licor y murió en brazos de su amado. Moreira había decidido que Marina debía ser la primera en beber el dulce licor.
En su terrible sufrimiento Moreira descubre que Marina era nada más ni nada menos que la hija de Merapil, encontró en su espalda la marca su familia: una rosa. Moreira furioso corrió día y noche hasta llegar al mar, donde vivía Merapil. Carente de armas Moreira enfrentó a Merapil quien lo avasalló en cuestión de segundos. Desde entonces Mandeb siempre lleva consigo una guadaña forjada con los fuegos del infierno por si encuentra a su hijo alguna vez.
La leyenda dice que con cada gran guerra los hijos de Mandeb y Merapil vuelven a la vida y a repetir la historia hasta el final de los tiempos. Un niño con los tres fuegos en el pecho y una niña con una rosa en la espalda nacen al mismo tiempo bajo los ojos de Logivel en una noche llena de estrellas. Así sucedió durante la guerra de los cuatro imperios y volvió a suceder en la gran guerra de París y Helena.





De los hombres


En el comienzo de los tiempos una gran guerra de elementos originó la tierra, a la que los Waron llamaron Viuh y los Sedez llamaron Jonz. Los hijos de Merapil vivieron toda la Segunda Lunar en los mares , pero pronto algunos se acercaron a observar las creaciones de Logivel y vieron cuan maravillosas eran. Un gran grupo de hombres huyeron de los mares y se internaron en los bosques, estos eran los Sedez. Merapil pidió por sus hijos a Logivel, y La Gran Luz los acompañó por varios ciclos hasta que encontraron su nuevo hogar. Entonces algunos conformes vivieron en el bosque el resto de sus vidas, algunos buscaron en una larga migración las frías montañas, mientras que otros se asentaron en las llanuras cálidas de Jonz. El resto de los hombres fieles a su padre Merapil se quedaron a su lado y por su lealtad el Terrible los dotó de enorme sabiduría, estos eran los Waron, señores de los mares.

Las Guerras de los hombres comenzaron después del tercer sol rojo de la Primera Dorada. Después que la morada de los mortales fuera asolada por increíbles bestias, entre ellas la más espectacular y terrible eran los Huanzed. Estas bestias fueron creadas por Jacor quien estaba celoso de los hijos de Merapil que pronto avanzaban sobre sus tierras. Cuentan las leyendas que fue sólo un hombre quien acabó con los Huanzed: Samir Eban, Guerrero de las llanuras. Pero en cuanto las llanuras fueron liberadas, inducido por Mandeb, Eban declaró la guerra a los demás hombres por el dominio de Viuh. Así comenzó la Guerra de los Cuatro Imperios: El Imperio de las Llanuras, los Mahans; El Imperio de los Mares, los Waron; El Imperio de las montañas, los Tiron; y el Imperio de los Bosques, los Lasar.
En toda Viuh se vio derramar la sangre de los hijos de Merapil, furioso el Gran Logivel cerró los ojos por mucho tiempo para no ver los terribles actos de los hombres. En los dos ciclos de oscuridad, cuentan las rocas de Niron, que un fuerte guerrero nació, hijo del mismo Farkatob, destinado a terminar con la Gran Guerra de los Cuatro Imperios: Khyron. La tierra temblaba a sus pasos, en su camino la tierra se agrietaba, en sus puños estaba la fuerza de la montaña. Pronto comenzó a derrotar a los Waron, quienes ganaban hasta ese momento la guerra. Los Waron viajaban por los ríos hasta las tierras de los Sedez y destruían sus ciudades, tenían armaduras de agua y nunca abrían sus ojos. Merapil, triste por la muerte de sus hijos, lloró por varios ciclos para lavar a Viuh de la sangre derramada. Quedaron muy pocos Waron, quienes se refugiaron en los impenetrables mares del este y prometieron a su padre nunca más volver a pelear en una guerra.
Así terminó la primer Gran Guerra, sin vencedores. Viuh quedó dividida en muchos reinos, y nunca más se habló de guerra hasta que Paris llegó a Viuh.

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