MISTERIO EN EL VATICANO: JUAN PABLO I (ASESINATO???)
NAZIS EN EL VATICANO???
TORRES GEMELAS: ATENTADO???
¿QUIEN MANEJA LOS HILOS?????
Misterios en el Vaticano
Una vieja sospecha
Para quien ha seguido las informaciones publicadas sobre este tema, aparentemente, la noticia sólo tenía de sorprendente el hecho de que estos familiares del Pontífice venían a sumarse al coro multitudinario que reclama se arroje luz sobre las confusas circunstancias en que se produjo el inesperado fallecimiento.
Apenas transcurrido un mes desde la muerte, la prensa española anuncia la inminente presentación en Roma de Han asesinado al Papa (Operación Paloma), una novela en la que los periodistas Jesús Ramón Pena y Mario Eduardo Zottola sostienen que la muerte del Papa Lucíani «obedeció a un movimiento puramente económico», debido a que «el imperio financiero del Vaticano es uno de los más poderosos del mundo» y «existen poderosos motivos para intentar eliminar al máximo dirigente de esta fortuna». Sin embargo, a comienzos de aquel mismo mes, los tradicionalistas romanos seguidores del arzobispo Lefébvre ya avanzaron la posibilidad de que Juan Pablo I hubiese sido asesinado por los masones infiltrados en las altas esferas vaticanas, a las que culpabilizaban de impulsar las tendencias reformistas postconciliares en la Iglesia, a las que supuestamente se opondría el Papa.
La Sotana Roja
Ciertas revistas de extrema derecha habían acusado de estar afiliados a la masonería al secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Villot, al presidente de la Congregación de Obispos, cardenal Baggio, al banquero del Vaticano, arzobispo Marcinkus y a otros prelados. En 1980, Bruce Marshali fantasea con el tema en su novela ¿Un asesino para Juan Pablo /?, en la que el Papa Lucíani es envenenado por la ficticia sociedad de Los Nuevos Apóstoles, cuyos doce miembros se oponen a los cambios propulsados por el Concilio Vaticano II y apoyan como pontífice al cardenal Siri. Tres años después en La verdadera muerte de Juan Pablo I, Jean- Jacques Thierry plantea la hipótesis de que Villot sustituyó a Pablo VI por un sosías y planeó la muerte de su sucesor cuando éste descubrió la infiltración masónica en las esferas vaticanas, insólita teoría la del doble que aún hoy sostienen no pocos ultraconservadores. De forma más seria y mejor documentada, Roger Peyrefitte, buen conocedor de los entresijos de la Masonería y del Vaticano, sostiene en La Sotana Roja la tesis de un complot tramado por algunos prelados que mantenían estrechas relaciones con mafiosos, financieros y dirigentes de la logia P-2, encubriendo bajo pseudónimos muy evidentes a personajes que a esas alturas eran ya bien conocidos. Y describe al Papa como un reformista liberal empeñado en erradicar la corrupción de la cúpula eclesial, presentando a Villot y a Marcinkus como instigadores del crimen, llevado a cabo por un asesino profesional con una jeringuilla envenenada, a fin de evitar su inminente destitución. Ese mismo año, los fabricantes de best- séller G. Thomas y M. Morgan-Whitts publican Pontífice, una documentadísima investigación sobre las vidas de los tres últimos papas y las críticas circunstancias en que se desarrollan sus pontificados, en la que sugieren que la hipótesis del asesinato fue un rumor hábilmente promovido por el KGB soviético para desacreditar al Vaticano en unos momentos de gran tensión en sus relaciones con la URSS.
El Encubrimiento
En nombre de Dios La tesis de una conspiración urdida para asesinar a Lucíani con digitalina, a fin de impedir los cambios planteados por el Papa para acabar con la corrupción, es defendida en 1984 por David Yallop en su obra En nombre de Díos, resultado de tres años de intensas investigaciones en las que contó con la colaboración clandestina de algunos miembros de la curia vaticana. Yallop demuestra que el Vaticano encubrió las circunstancias en que se produjo el fallecimiento y proporciona indicios suficientes para considerar necesaria la apertura de una investigación oficial. Su libro provocó un verdadero escándalo. La situación era realmente grave. Hasta el punto de llevar a un esoterista ultraconservador como Jean Parvulesco a aceptar la posibilidad de que Juan Pablo I fuese ejecutado para evitar que condujese a la Iglesia a una desviación teológico, progresista y tercermundista (se refiere al «sueño revolucionario y anarquista» que Yallop atribuye al Papa Lucíani), y a sostener a un tiempo que -aprovechando estas circunstancias- Yallop y «sus comandatarios sin rostro» pretenden presentar al Vaticano convertido en «la mayor potencia criminal del mundo».
El Presidente de la Comisión Pontificia para las Comunicaciones Sociales reaccionó al libro de Yallop remitiendo a las Nunciaturas Apostólicas y a algunas Conferencias Episcopales unos folios, elaborados por monseñor Nicolini, en los que se rebatía la hipótesis de que «el llorado» Juan Pablo I pretendiese «revolucionar» la jerarquía vaticana, explicando que «imaginar un ambiente propicio a conjuras es imposible para quien vive en la realidad cotidiana del Vaticano», añadiendo que «la salud del Papa era más bien enfermiza» y dejando claro que carece de importancia quién descubrió el cadáver del Pontífice. Pese a todo, una encuesta publicada en 1987 demostraba que el 30 por ciento de los italianos estaban convencidos de que el Papa de la sonrisa murió asesinado. Un ladrón en la noche Conscientes de la necesidad de argumentos más contundentes, las autoridades vaticanas animaron a realizar una investigación imparcial sobre el asunto al periodista John Cornwell. Le dieron unas facilidades sin precedentes que le permitieron entrevistarse con los más importantes protagonistas de la historia que aún seguían vivos, sin imponerle condición alguna; todo ello -aclara- con la esperanza de que saldrían a la luz pruebas concluyentes de la falsedad de todas las teorías conspiratorias que durante te más de una década han sido causa de malestar para la Iglesia Católica Romana. En Como un ladrón en la noche, nos explica que, las pruebas comenzaron a llevarme a una conclusión que me parece más vergonzosa y más trágica que cualquiera de las conspiraciones propuestas hasta el presente: Le despreciaban por su torpe forma de andar, su aspecto desganado, sus inocentes discursos, su lenguaje sencillo e imitaban el silbante tono de su voz. Se referían a él en tono condescendiente, con diminutivos. Había interminables historias sobre su comportamiento y sus meteduras de pata... Se dejó morir por no sentirse capacitado para ser Papa... Murió solo, en el centro de la comunidad cristiana más grande del mundo, por negligencia y por falta de amor, ridiculizado y menospreciado por la institución que existía para mantenerle... Lo peor es que el propio Cornwell le presenta a veces como alguien poco menos que delirante y estima que «su mansedumbre, su desconfianza, sus preocupaciones por los temas puramente pastorales y piadosos, no se acoplaban bien a una Iglesia que se enfrentaba a los desafíos mundanales de los ochenta y los noventa». En similar sintonía, la de aceptar el mal menor, el historiador Ricardo de la Cierva asume en El diario secreto de Juan Pablo I que existió una trama económica, amenazas de muerte, una conspiración para acabar con el Papa, un masón convertido que le facilita la lista de sus colegas infiltrados en la cúspide eclesiástica y le avisa que van a atacarle esa misma semana... pero, finalmente, muere por causa natural, antes de que intenten asesinarle. Puesto que se trata de una no- vela histórica, no hay forma de discernir en ella lo cierto de lo ficticio. Este libro, como el anterior, pretende tranquilizar no pocas conciencias atormentadas por la posibilidad de semejante crimen, al tiempo que incrementa la confusión en torno al tema. ¡Que se haga justicia! Y en estas circunstancias se encontraba la polémica cuando, a comienzos de 1991, las declaraciones de los familiares de Juan Pablo I vinieron a añadir leña a la caldera de las sospechas. Como si Dios, o el demonio, se empeñase en que los trapos sucios del Vaticano siguieran siendo noticia, o bien en crear confusión en torno al tema que nos ocupa, una semana después la prensa anunciaba la próxima aparición de un libro explosivo.
La Muerte del Papa
El jesuita norteamericano Robert Graham, expone en el mismo los resultados de su amplia investigación sobre las tramas de espionaje -propias y ajenas- que se han tejido en torno a los secretos del Vaticano, y en las que han participado no pocos religiosos. Lo que más me llamó la atención del asunto era que pocas semanas antes, a mediados de diciembre de 1990, una pequeña editorial había comenzado a distribuir el primer libro -que yo sepa- en el que un sacerdote sustenta la tesis del asesinato: Se pedirá cuenta.
En opinión de su autor, el español Jesús López Sáez, licenciado en teología, filosofía y psicología, era necesario este libro, ya que el de Cornwell no sólo «no contentó al Vaticano sino que supera incluso la distorsión que ya se había hecho de la imagen de Albino Lucíani, y es necesario hacerle justicia». «El problema de la muerte de Juan Pablo I está ahí -explica- y se puede resolver, no encubriendo ni reprimiendo el asunto, sino tratando de corazón comprenderlo. Abundan los indicios que justificarían una investigación en cualquier Estado de Derecho. Con ello no se ataca a la Iglesia; al contrario, se la defiende.
La clave evangélica es la purificación del templo, que es casa de oración y no debe convertirse en un mercado ni en cueva de bandidos. Evidentemente, lo que está en juego es muy grave: ¿Dónde ha habido más negocios? ¿En el mercado vaticano o en el viejo templo denunciado por Jesús? ¿No son demasiadas las muertes que han acompañado esos negocios? ¿Se ha hurtado a la Iglesia y al mundo la causa de la muerte de Juan Pablo I?... Si no se responde adecuadamente a estos interrogantes, la nueva evangelización quedará desacreditada como vieja comedia, desgraciada y estéril. Como dice el Señor en el Evangelio de Lucas: Se pedirá cuenta». Han matado a mi padre Ha hecho caso omiso a las prudentes recomendaciones de que no publicase su libro, consciente de que un artículo sobre el mismo tema, publicado en la revista religiosa Vida Nueva, le costó el cese como responsable de catequesis de adultos en el Secretariado Nacional. Casualmente, aquel articulo salió a la calle el 4 de octubre de 1984, aniversario del entierro del Papa, día en que -casualmente- en todas las iglesias del mundo se leía un salmo que en la Comunidad cristiana de la que ahora es responsable tenían especialmente asociado a la muerte de Juan Pablo I: «Han entrega- do el cadáver de tus siervos por comida a los pájaros del cielo, la carne de tus amigos a las bestias de la tierra... Que se conozca entre las gentes». Hablando con él, resulta evidente que profesa una admiración y un amor especial por la figura de Juan Pablo I. Cuando en la Comisión Episcopal le explicaron que, aunque fuera verdad, no debería decirse, añadiendo que, es como si tu padre fuera un criminal, debe quedar en familia, él replicó: «ese no es el caso; el caso es que han matado a mi padre y no tengo por qué callarlo».
Casualmente, el padre de Jesús López nació el mismo día que el Papa Lucíani: el 17 de octubre de 1912... Si de algo se le puede acusar es de exceso de amor y de celo, y no parecen ser estos motivos suficientes para que la jerarquía pueda condenar su atrevimiento, sino -por el contrario- para disculpar sus posibles excesos. Según nos explica, Jesús López visitó, en 1989, a Pía, la sobrina de Lucíani que junto a su padre Eduardo ha protagonizado las recientes declaraciones, y a la esposa de éste último, Antonia, quien acabó confesándole: No sabemos de qué murió, y a veces tenemos pensamientos extraños. Les entregó entonces copia de un borrador de su libro, y en diciembre de 1990, les envió el libro impreso. Resulta curioso que, tras doce años de silencio, precisamente ahora se animen a expresar sus dudas, aunque sea tímidamente. ¿Puede haber sido este sacerdote español el catalizador de esa reacción? Aunque así no fuese, hay demasiada sincronicidad entre ambos hechos como para ignorar que resultan significativos.
Pero veamos cuáles son los hechos en que se fundamenta la polémica. ¿Por qué no se hizo la autopsia? El 29 de septiembre de 1978, el Vaticano comunicaba oficialmente que, hacia las 5.30 de esa mañana, «el secretario particular del Papa, no habiéndole encontrado en la capilla, como de costumbre, le ha encontrado muerto en la cama, con la luz encendida, como si aún leyera. El médico, Dr. R. Buzonetti, que acudió inmediatamente, ha constatado su muerte, acaecida probablemente hacia las 23 horas del día anterior a causa de un infarto agudo de miocardio». Las evidencias acumuladas posteriormente demostraron que fue la hermana Vincenza quien descubrió el cadáver, al entrar en la habitación del Pontífice, desconcertada porque no obtuvo respuesta a sus insistentes llamadas. Según varios testigos, estaba sentado en la cama, con la luz encendida, las gafas puestas y unos papeles entre las manos. La monja corrió entonces a despertar al secretario John Magee, quien constató la muerte y llamó al cardenal Villot. Acompañado por el médico, éste último examinó el cadáver y llamó a los embalsamadores. El problema es que las declaraciones que éstos hicieron posteriormente no coinciden con las realizadas por otros testigos. Dada la temperatura tibia que aún mantenía el cuerpo y que fue también comprobada por sor Vincenza y por el secretario Lorenzi, los embalsamadores estiman que el fallecimiento debió producirse entre las 4 y las 5, y no a las 11, conclusión que les fue confirmada por monseñor Noé. Pese a las protestas de algunos eclesiásticos, el cardenal Oddi declaró que el Sacro Colegio Cardenalicio ni siquiera iba a considerar la posibilidad de abrir investigación alguna sobre la muerte, ni aceptaría el menor control por parte de nadie. Pero luego se supo que los cardenales pidieron conocer las circunstancias precisas en que aquella se produjo, ante los interrogantes que se planteaba la opinión pública, la ausencia de un boletín médico y la negativa de la Santa Sede a realizar la autopsia del cadáver que eliminase cualquier duda. El problema es que, sin autopsia, resulta clínicamente imposible determinar que un deceso se produjo por infarto de miocardio agudo e instantáneo y que el cuadro típico del mismo no se corresponde con la disposición en la que se afirmó haber encontrado el cadáver, ya que todo parecía indicar que no hubo lucha con la muerte. Por otra parte, el sobrio estilo de vida del Papa y su tensión baja tampoco hacían sospechar semejante desenlace, ni tampoco se corresponden con una hemorragia cerebral o una embolia pulmonar, las otras posibilidades que han citado fuentes vaticanas. Para colmo, los médicos Buzonetti y Fontana, que firmaron el certificado de defunción, reconocieron no haber prestado nunca sus servicios médicos a Lucíani, por lo que no sabían nada sobre el estado de su salud ni sobre las medicinas que tomaba; tampoco se molestaron en preguntar a quienes podían saberlo. Su muerte fue tan inesperada que el Dr. Da Ros, médico personal de Juan Pablo I, a quien había encontrado el día anterior con muy buena salud, no se lo podía creer. Una losa de silencio La Secretaría de Estado impuso un voto de silencio a sor Vincenza, para impedirle que contase lo que había visto, aunque finalmente lo rompió, ya que -en su opinión- «el mundo debe conocer la verdad» sobre la muerte de este Papa, al que ella admiraba profundamente. Como nos explica el padre López Sáez, «parece que el Vaticano no quiere saber de qué murió el Papa, o no quiere que se sepa, y su versión oficial ha falseado la situación, dándose la ocultación y aún la represión de toda investigación sobre este enigma». Según uno de los especialistas a los que ha pedido estudiase las circunstancias en que se produjo la muerte, el Dr. Cabrera, «ésta podría responder mejor a una muerte provocada por sustancia depresora y acaecida en profundo sueño». Por otra parte, el tono rosáceo que aún tenía su rostro a mediodía del 29 «aparece en algunas intoxicaciones, por ejemplo, de monóxido de carbono y de cianuro». Llama la atención -continúa el sacerdote español- la prisa de Villot por embalsamar el cadáver», procedimiento habitual cuando muere un Papa. Y ello pese a que, en cualquier Estado de Derecho, sólo se puede proceder al embalsamamiento cuando han transcurrido 24 horas desde el fallecimiento, como ocurrió tras la muerte de Pablo VI. Contrariamente a lo que se ha dicho, las normas de la Santa Sede ni prohíben ni ordenan la autopsia de los pontífices, y mediante ésta -que Villot descartó obstinadamente- podría haberse determinado si hubo infarto agudo o detectado veneno de metales pesados, pero ésta quedaría seriamente dificultada tras el embalsamamiento. Aún en 1989 los habitantes del pueblo natal de Lucíani constituyeron un comité para pedir que se hiciese la autopsia que pese a los años transcurridos aún podría despejar algunas dudas. Sin embargo, pese a que se ha dicho que el cadáver fue embalsamado sin extraerle la sangre ni las vísceras, Lorenzi asegura que los embalsamadores «retiraron partes del cuerpo, posiblemente las vísceras». En tal caso, pudo realizarse algún tipo de autopsia. Si así fue, ¿por qué no se ha dicho? El padre Gennari, asegura que tal autopsia se hizo, confirmando que las preocupaciones y el estrés llevaron al Papa a tomar inadvertidamente un vasodilatador, contraindicado para su tensión baja. Pero, en tal caso, teniendo en cuenta que Lucíani era muy cuidadoso con sus medicamentos y que estos eran controlados por la enfermera sor Vincenza, cabe la posibilidad de un cambio criminal de las medicinas. En cuanto a la lectura que tenía entre sus manos cuando falleció, han circulado diversas versiones, sin que el Vaticano haya concretado de qué se trataba, incomprensiblemente. Según Germano Pattaro, consejero teológico del Pontífice, «eran unas notas sobre la conversación de dos horas que el Papa habla mantenido la tarde anterior con el Secretario de Estado Villot». Para entender los motivos por los que alguien podría estar interesado en acabar con la vida de Juan Pablo I, es necesario recordar brevemente toda una serie de turbias maniobras que salieron a la luz años después, que afectaban directamente a las finanzas vaticanas y que Lucíani alcanzó a conocer parcialmente.
El Complot
El Banco Vaticano lava más blanco Según se desprende de las investigaciones realizadas por Yallop, Gurwin, Sisti, Modolo, Di Fonzo, Piazzesi, Bonsanti, Doménech y Rupert Cornweil, la mafia italonorteamericana utilizó las instituciones financieras del Vaticano para blanquear dinero sucio procedente del tráfico de drogas y otras actividades delictivas. Semejante operación fue concebida por Michelle Sindona, que comienza su carrera reciclando la fortuna de los Gambino, conocidos hampones neoyorquinos, a través de un holding. Lentamente, va forjando un verdadero imperio financiero de dimensiones internacionales. Tras entregar al cardenal Montini, el dinero necesario para la construcción de un asilo, y que realmente fue donado por la CIA y la Mafia, se convierte en su amigo y consejero financiero. Por mediación de quien años después se convertiría en el Papa Pablo VI, conoce a Massimo Spada, director del Banco Vaticano. A través del Continental Bank of Illinois, la cuarta, parte de cuyas acciones han sido adquiridas por Sindona, se canalizarán cuantiosas inversiones vaticanas a lo largo del continente americano. Sindona traba una estrecha amistad con Licio Gelli, un poderoso empresario textil que ha combatido contra la República durante la guerra civil española, alistándose luego en las SS nazis y trabajando finalmente como agente del KGB soviético para salvar el pellejo, actividad a la que pronto viene a sumarse la de agente de la CIA, al tiempo que se enriquece ayudando en su huida a Sudamérica a numerosos nazis como el famoso Klaus Barbie. Acusado de haber torturado a partisanos, viaja a Argentina, donde entable amistad con el presidente Perón que le convierte en el primer agraciado con la doble nacionalidad italoargentina y le nombra consejero de su país en Italia. Teje toda una red de contactos en Iberoamérica, similar a la que elabora en Italia entre empresarios, políticos y militares. A partir de 1966, anima a muchos de estos a ingresar en la agrupación P-2, a través de la cual Gamberini, Gran Maestre del Gran Oriente de Italia, pretende contar con un grupo de personajes eminentes que fuesen favorables y útiles a la Masonería, pero que pronto escapa a su control. El poder de convicción y la creciente influencia de Gelli -convertido ya en Gran Maestre de la Logia P-2- llevan a muchos a ingresar en ella convencidos de que les resultará de gran ayuda en sus carreras. Gelli se dedica a acumular secretos que le permiten incrementar su poder y chantajear a otros para que se integren en su logia, convirtiéndose así en el epicentro donde confluyen las más confidenciales informaciones del país, gracias a las cuales manipula las más diversas instancias. Las amistades argentinas de Gelli Para centralizar sus actividades en Iberoamérica, Gelli compra una mansión en Montevideo, jactándose de ser amigo de poderosos hombres de negocios y de dirigentes derechistas de todo el continente. Contribuye al retorno de Perón, en 1973 asiste como invitado de honor a la inauguración de su presidencia y Andreotti comenta, asombrado, el respeto reverencial que el general le profesaba, asegurando que vio cómo Perón se arrodillaba ante Gelli. Su influencia en Argentina estuvo asegurada sucesivamente por el ministro-ocultista López Rega, y - tras el golpe militar- por el General Suárez Masón y por el Almirante Massera, ligados a los escuadrones de la muerte y miembros de la P-2. Junto a ellos, Gelli hace suculentos negocios, comprando principalmente petróleo y armas. Gelli y Sindona se introducen en las más altas esferas vaticanas de la mano de Umberto Ortolani, abogado y Gentilhombre de Su Santidad, que se convertirá en el lugarteniente de Gelli dentro de la P-2, conociendo así a monseñor Paul Marcinkus. Hijo de lituanos y criado en Chicago, en 1963 éste se había convertido en el corpulento guardaespaldas e intérprete predilecto de Pablo VI, salvando su vida en Manila y ganándose su plena confianza. Cuando es encargado de dirigir el Instituto para las Obras de Religión (IQR), aparato financiero del Vaticano, el obispo Marcinkus utiliza los consejos y la red bancaria internacional de Sindona para invertir buena parte de la fortuna del Vaticano, al tiempo que Sindona utiliza la estructura bancaria de la Santa Sede para evadir impuestos y blanquear el dinero de la Mafia y Gelli garantiza la cobertura política de las operaciones. Los escándalos financieros En 1973 Sindona se ha convertido en el banquero más importante del país. El primer ministro le saluda como el salvador de la lira y el embajador norteamericano le califica el hombre del año. Pero la crisis del petróleo, sus operaciones especulativas y los rumores sobre sus relaciones con la Mafia contribuyen a que su imperio se derrumbe en menos de un año. Sindona huye a Estados Unidos y el Vaticano pierde una cifra considerable en la operación, hecho desmentido por Marcinkus, quien niega conocer a Sindona. Roberto Calvi, que conoció a Pablo VI cuando era arzobispo de Milán, trabó relación con Sindona -probablemente por intermedio de Spada y Marcinkus- cuando era subdirector general del Banco Ambrosiano. Había razones sobradas para este encuentro: el IOR era propietario de buena parte de las acciones del Ambrosiano y de la mitad del Finanbank, uno de los bancos suizos de Sindona. Gracias a estos apoyos en 1971 Calvi se convierte en presidente del banco y no tardará en ser tesorero de la P-2. Tras el crack Sindona, el IOR encarga a Calvi de sus inversiones en el extranjero, prestando su nombre para que éste compre la mitad de las acciones de la Banca Mercantile florentina y Marcinkus forma parte de la directiva de la sucursal en Bahamas del Ambrosiano. Gelli viaja a Nueva York, donde Sindona había sido detenido acusado de fraude y testifica que su amigo era víctima inocente de una intriga comunista. Allí, Sindona le presenta a Phil Guarino, director de la campaña electoral de Reagan, a cuya inauguración presidencial le invitará.
En 1977 Sindona le re- cuerda que considera propios la mitad de sus negocios. Dado que éste no cumple su promesa de enviarle dinero, dos meses después ordena empapelar el centro de Milán con llamativos carteles que denuncian a Calvi como estafador, defraudador y traficante de divisas, y finalmente hace llegar al gobernador del Banco de Italia una carta que acorralará definitivamente a Calvi. En 1979 Sindona renueva sus ataques contra Calvi y el Banco de Italia inicia una investigación sobre esta entidad. En nombre del dividendo En medio de tales problemas, en agosto muere Pablo VI y los cardenales no tardan en elegir sucesor suyo al patriarca veneciano Albino Lucíani. Este Pontífice tan popular trae aires decididamente renovadores. Y había demostrado ya su firmeza ante dos escándalos económicos, uno de ellos relacionado con la venta de la Banca Católica del Véneto a Calvi, por parte de Marcinkus en 1972. Tras la operación, este banco cesó de hacer préstamos a bajo interés con los que había favorecido a los menos privilegiados. A petición de sus obispos, Luciani comenzó a investigar, no pudiendo dar crédito a lo que descubrió sobre Calvi y Sindona. Cuando le comentó el problema a Benelli, sustituto de la Secretaría de Estado, éste le explicó que sabía se trataba de una más de las operaciones financieras urdidas por los banqueros y Marcinkus para evadir impuestos y especular ilegalmente. Lucíani comentó: ¿Qué tiene que ver todo esto con la Iglesia de los pobres? En nombre de Díos. Y Benelli le replicó: «No. En nombre del dividendo». Así que Juan Pablo I sabe a qué atenerse. Encarga al cardenal Villot la inspección financiera del IOR. Entretanto, Calvi ha comenzado a desprenderse de todas sus acciones, cuando se entera de que el Papa ha decidido reemplazar a Marcinkus e intentar devolver a la Iglesia a una situación de pobreza evangélica. Se asegura que el 12 de septiembre el Papa tiene en su poder una lista con los nombres de 121 funcionarios del Vaticano que presuntamente pertenecen a la masonería, entre los que figurarían Villot, Casaroli y Marcinkus. El día 13 llama urgentemente a G. Pattaro como consejero, confesándole su desconcierto ante las relaciones de enfrentamiento entre los miembros de la curia. Marcinkus, jurará a Cornweil que ni él ni nadie del Vaticano es masón, lo que se contradice con muchas investigaciones. Tras la única audiencia que mantiene con el Papa, comenta a sus ayudantes: «¡Qué barbaridad! ¡Parece agotado!» Es peligroso expulsar a los mercaderes del templo Según diversos testimonios, el Papa se propone sustituir a Villot por Benelli -gran adversario de Marcinkus- como secretario de Estado, entre otros cambios. En la tarde del 28 tiene una larga conversación con Villot en la que le comunica su decisión de realizar importantes cambios y de poner fin a las relaciones entre el IOF y el Ambrosiano. Esa misma noche, Lucíani fallece. Alguno de los que estaban informados del nuevo rumbo planeado por el Papa pudo informar de ello a Calvi o a Gelli. Y alguien que tuviese acceso a la habitación de Lucíani pudo provocar su muerte. Se conocen unos cuantos casos de pontífices que murieron envenenados. Y tenemos además la lista de los atentados con la P-2 y de muertes relacionadas con la quiebra del Ambrosiano. El padre López Sáez ha expuesto de forma sumamente clara y sintética las más destacadas evidencias que le llevan a sostener la tesis de que se trató de una muerte provocada, y que hasta ahora el Vaticano no ha acertado a refutar con precisión. Por el contrario, además de que muchas de las relaciones delictivas del IOR están más que bien fundamentadas, su entrega de más de 240 millones de dólares a bancos acreedores de todo el mundo, por sus responsabilidades relacionadas con la quiebra del Ambrosiano, demuestran los intereses comunes de ambas entidades. La extraña caída de la logia P-2 En sus recientes declaraciones, Eduardo Lucíani, hermano del Papa, ha explicado la extraña forma en que Juan Pablo I se despidió de él, tres días antes de su muerte: Nunca nos habíamos besado ni abrazado, pero aquella tarde quiso besarme y me abrazó con fuerza. Le pregunté si estaba bien y me dijo que sí. Pero yo me fui con un misterioso presentimiento. Eduardo añadió que en sus encuentros con el pontífice, nunca se refirió a los problemas de IOR, pero antes de ser elegido Papa le confesó: «Por desgracia, hasta los bancos fundados por católicos, que deberían disponer de gente de confianza, se apoyan en personas que de católicas no tienen ni el nombre». Procesado por 65 delitos cometidos en Estados Unidos, Sindona es encarcelado en marzo de 1980, concediéndose su extradición a Italia donde fue condenado a cadena perpetua por la muerte del fiscal encargado de investigar la quiebra de sus bancos. A los dos días de estar encerrado en una cárcel de máxima seguridad, sufre un extraño ataque descrito como infarto o derrame cerebral, pero que parece fue producido por cianuro, falleciendo. Ortolani, acusado de participar en la quiebra fraudulenta del Ambrosiano, permanece varios años refugiado en Suramérica, antes de regresar a Italia, donde es procesado.
Logrando Entender
En marzo de 1981, la policía italiana intenta detener a Gelli como implicado en la fuga de Sindona, pero éste ha desaparecido de su villa residencial, donde encuentran los archivos de la P-2. Entre sus 953 miembros descubren a muchas de las personalidades más poderosas de Italia, como Andreotti y otros ex primeros ministros, 3 ministros en activo, 90 jueces, 43 parlamentarios, líderes de todos los partidos a excepción del comunista, banqueros, propietarios y directores de diarios, 183 oficiales de los tres ejércitos, incluido el comandante de las Fuerzas Armadas y 2 directores de los servicios de inteligencia. La estrategia de la tensión Cuando la prensa la descubre, se inicia una crisis que culmina con la caída del gobierno de coalición encabezado por Foriani, muchos de cuyos colaboradores eran miembros de la P-2. Como uno de los acusadores explicará, la Logia P-2 «combinó política y negocios con la intención de destruir el ordenamiento constitucional del país». Se refería a las implicaciones de la P-2 en atentados terroristas que crearon en Italia una estrategia de la tensión que la predispuso a varias tentativas de golpe de Estado, en las que participó la Logia, a la par que fomentaba el temor de diversas instancias a que los comunistas llegasen al poder, dentro de un mare mágnum de extrañas relaciones que CIA, Mafia y Masonería mantuvieron en Italia desde la Segunda Guerra Mundial y a las que no fueron ajenas altas personalidades vaticanas. En julio, la hija de Gelli viaja a Italia sin encubrir su identidad, siendo detenida en el aeropuerto y encontrándose en un doble fondo de su equipaje una serie de documentos relativos a la P-2, uno de los cuales es descrito como un informe secreto de la CIA falsificado que se refería a intentos de subvertir a Europa occidental y a Italia en particular. Resulta impensable que, tras haber sido sacados del país, semejantes documentos se pongan al alcance de la policía, a no ser que tras semejante maniobra se esconda una intención oculta. Ya el periodista P. Hebbiethhwaite se había extrañado de que en los archivos de Gelli no hubiese nombres de comunistas italianos ni de otros países, resultando complejo entender cómo sin tales intermediarios había realizado buenos negocios con países del Este y entablado amistad con el dictador Ceaucescu, sospechando que tales nombres podrían haber sido eliminados por el propio Gelli que habría dejado todo aquel material dispuesto para ser encontrado, en lugar de haberlo destruido. Stephen Knight, un investigador imparcial que ha denunciado la infiltración del KGB en la masonería británica, recuerda que Gelli trabajó para la inteligencia soviética y sostiene que, la P-2 fue un programa patrocinado por la KGB para desestabilizar Italia y llevar a los comunistas al poder por primera vez en un país occidental. Esto explicaría en su opinión por qué se encontraba entre sus archivos un documento en el que se describe la estructura de¡ KGB, aunque no se pregunta por qué lo dejó tras él, así como las motivaciones ocultas del escándalo de la P-2 y su conexión con el atentado que sufrió Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, poco después de descubrirse los documentos de la Logia. Pero esa es otra historia y las claves de todo el embrollo podrían encontrarse en otro nivel: el de los oscuros designios de las fuerzas que rigen la extraña dialéctica del ajedrez planetario, situándose «más allá del bien y del mal», como veremos en otra ocasión. Un viaje sin retorno El 20 de ese mismo mes, Calvi es detenido por la quiebra del Banco Ambrosiano, ejerciendo una enorme presión sobre Marcinkus y Menini, directivos del IOR, para que acudan en su ayuda, comunicando a su esposa y a su hija que las operaciones anómalas por las que iban a procesarle habían sido realizadas en representación de esta institución bancaria del Vaticano, según constaba en documentos guardados en la Banca suiza del Gottardo.
Un año después de ser condenado y puesto en libertad bajo fianza, Calvi vuela a Londres. Hay quien sospecha que busca ayuda en una Logia de Londres, a la que decía pertenecer y a la que atribula poderosas influencias financieras. Sea corno fuere, su cadáver es hallado colgado de un puente londinense, con los bolsillos repletos de piedras. Un tribunal de Milán sostendrá que fue asesinado, mientras su viuda asegura que «fue víctima de feroces luchas vaticanas», y recuerda que, cuando Gelli llamaba a Calvi para chantajearle y le preguntaban quien era, desde 1978 siempre respondía: Lucíani, el apellido del Papa muerto ese año. Cuando Yallop intentó entrevistarle por teléfono para su libro sobre la vida de Juan Pablo I, Calvi le respondió malhumorado: «¿Quién te ha mandado contra mí? Yo siempre pago. ¿De qué conoce a Gelli? ¿Cuánto quiere? No escriba ese libro. No me vuelva a llamar nunca». Implicado en la quiebra del Ambrosiano, Gelli es encarcelado en 1982 en una prisión de máxima seguridad, de la que escapa un año después. En 1986 el Tribunal Supremo le implica en la brutal matanza de Bolonia, llevada a cabo por elementos ultraderechistas con el conocimiento de servicios de inteligencia controlados por él, y de la que intentó culpabilizar a los servicios secretos búlgaros y soviéticos, como en el atentado contra el Papa Wojtila. Extraditado por sus delitos financieros, pasó una corta temporada en la cárcel, concediéndosela la libertad provisional por motivos de salud. Un trabajo del Espíritu Santo Contrasta la imagen que de Juan Pablo I se ha querido dar en ciertas esferas vaticanas con la que de él ha retenido el pueblo llano. Un anónimo monseñor confiesa a Cornweil: «El Espíritu Santo hizo un buen trabajo, librándonos de él antes de que hiciera demasiado daño». Don Diego Lorenzi, uno de sus secretarios, le confirma: «Les hubiera gustado cambiarle. No le merecíamos». «Ese Papa consiguió un enorme afecto popular de la gente corriente -opina el padre Farusi, director del informativo de Radio Vaticana-. Se le creía aún más popular que a Juan XXIII, era incluso más santo, más humilde, más modesto, más sencillo. Se pensaba de él que era un Papa santo, cercano a su gente». Está claro que un Papa así tenía que resultar incómodo para muchos en un ambiente que ha cambiado la humildad, la caridad y el amor por la púrpura, el protocolo y la burocracia. Su reino no era de ese mundo y ese mundo le despreció.
George Bush: El heredero de la dinastía siniestra
Las acusaciones llueven sobre el actual presidente de los EE.UU. Según varios investigadores, George Bush, como su padre, el ex-presidente son miembros de una sociedad secreta: Skull and Bones (la Orden de la Calavera y los Huesos), algunos de cuyos miembros han sido denunciados por crímenes que van desde el narcotráfico a la conspiración política. ¿Nos encontramos ante exageraciones «conspiranoicas» o ante un poder oculto decidido a hacerse con el control del planeta?
Su imagen es conocida en todo el mundo. Para la mayoría, su nombre se asocia a un conservadurismo a ultranza, partidario acérrimo de la pena de muerte. Se trata de George Bush, Jr., calificado de bruto e indocumentado por conocidos intelectuales de su país. En el reciente Festival de Cine de la Mostra de Venecia, el director Robert Altman declaró que si salía elegido como presidente en noviembre él abandonaría los EE UU.
Pero lo que pocos conocen es el lado oculto de este hombre. Como su abuelo, el senador Prescott Bush, como su padre George Bush y otros varones de su familia, el candidato pertenece a una sociedad secreta de siniestra fama. Según han denunciado varios investigadores independientes, algunos de sus miembros estarían implicados en una serie de crímenes que van desde el tráfico de drogas al racismo partidario de políticas eugenésicas para reducir drásticamente la población del Tercer Mundo y de las minorías étnicas en EE UU. La profanación de tumbas y cadáveres sólo sería, según estas acusaciones, un elemento ceremonial que ilustra las señas de identidad de dicha sociedad.
El 1 de mayo de 1990 la tumba del general Omar Torrijos fue profanada. Unos desconocidos que hablaban con acento extranjero robaron las cenizas de este líder, símbolo de la resistencia ante el poder neocolonial de EE UU. Con el fin de celebrar la reinstauración en el país del poderío norteamericano, estos profanadores sellaron con este ritual la obtención de un nuevo trofeo: las cenizas del general que, según sus partidarios, fue asesinado por la CIA. La operación realizada en Panamá, presuntamente financiada por La Orden de la Calavera y los Huesos, no haría sino continuar una siniestra tradición. Así lo denunciaba NACLA Report on the Americas, una revista política con ninguna afición por el «ocultismo», en su editorial de junio de 1990.
Más de medio siglo antes de que George Bush padre lanzara contra Panamá la Operación «Causa Justa», la Orden a la que pertenecía el presidente ya había hecho lo mismo con el cadáver del revolucionario mexicano Pancho Villa; unos desconocidos abrieron su féretro y le cortaron la cabeza. Se asegura que Skull and Bones, la sociedad secreta formada por la élite de la universidad de Yale, pagó por ella. En mayo de 1918, el senador Prescott Bush -padre del expresidente de EE UU y abuelo de quien compite en estos mismos días por alcanzar el mismo honor- profanó junto con otros miembros de esta sociedad el sepulcro de Gerónimo, el legendario jefe rebelde de los apaches. A mediados de los 80, Ned Anderson, líder de la tribu de San Carlos, reunió documentos, fotografías y otras evidencias sobre esta profanación. Uno de los cómplices de Prescott Bush, Neil Malion, se encargó de «echar ácido sobre la cabeza de Gerónimo, quemando la cabellera y la carne» para que pudiera ser expuesta en sus rituales nocturnos. Esta unión se habría afianzado en el campo de los negocios. Prescott Bush fue quien catapul-tó a Neil Malion a la dirección de Dresser, donde tendría su primer empleo el ex-presidente George Bush, que bautizó con el nombre de Neil a uno de sus hijos.
Ned Anderson consiguió una entrevista con un representante de la Orden, al que solicitó la devolución de los huesos de Gerónimo. Anderson afirma que obtuvo una respuesta afirmativa, aunque no formalmente, transformada en decepción al día siguiente, ya que el interlocutor de la Orden faltó a la cita concertada. El personaje que evadió el compromiso para ganar tiempo y esconder los restos de Gerónimo era Jonathan Bush, hermano del candidato.
Entre los alumnos de Yale, promoción tras promoción, corre desde el siglo pasado el rumor de que la forma más rápida y segura de acceder a una carrera de brillante porvenir en los círculos del poder es pertenecer a este «club» privado, que recluta a sus miembros entre los alumnos y los docentes de Yale. Una vez admitido, el nuevo adepto se compromete a no revelar ningún aspecto de sus actividades internas, incluyendo mantener en secreto su pertenencia y negar cualquier vínculo con ella.
El ocultismo de las elites
Fundada en 1832 por William H. Russeli, esta sociedad secreta -que algunos consideran que fue inicialmente la rama americana de la Orden de los Iluminados de Baviera, fundada en 1776- surgió para promocionar a 1os hijos de las elites a puestos de relevancia política, económica y social, con la finalidad de consolidar su influencia en los círculos depoder. Su existencia está tan bien establecida como sus liturgias, aunque los expertos no se ponen de acuerdo sobre su naturaleza. Así, por ejemplo, MassimoIntrovigne, director del Instituto de Nuevas Religiones y el más reputado experto en sectas, recoge la existencia de los rituales macabros y la profanación de la tumba de Gerónimo, pero se inclina por creer que sólo se trata de un «satanismo lúdico» de clase alta inspirado en la tradición de la masonería anglosajona. Se trata un fenómeno muy común entre los jóvenes estudiantes norteamericanos que, si bien integra ritos ocultistas, no presenta más riesgos que alguna gamberrada. Aunque reconoce la pertenencia a la misma de políticos destacados, como el ex presidente George Bush y su secretario de estado, George Shultz, cree que el carácter elitista de Skull and Bones ha facilitado que naciera en torno a ella una «literatura complotista» sin fundamento.
Sin embargo, no son estos los únicos nombres de «La Orden» asociados al poder. También se ha señalado la pertenencia a esta sociedad de otros altos cargos de la Administración Bush, como James Baker III, también secretario de Estado, y de C.Boyden Gray, implicado en el escándalo Irán-Contra y en las conexiones con esta fuerza irregular nicaragüense sublevada contra el gobierno sandinista en los 80.
Tampoco parece que estos estrechos vínculos con el poder sean una novedad. El fundador, William H. Russell, fue secretario de Guerra de la Administración Grant. William Taft, hijo de otro de los líderes pioneros de «La Orden», Alphonse Taft, fue el único presidente de EE UU que, además, ocupó el cargo de presidente de la Corte Suprema. George Bush Senior también fue el primer presidente que antes fue director de la poderosa CIA.
Todo apunta a que esta sociedad representa una facción de las familias patricias norteamericanas asociadas a la cúpula del poder, cuyo liderazgo se perpetúa hereditariamente. Entre sus miembros se encuentran la veintena de apellidos de mayor pedigrí en el campo de las finanzas y la industria del Este de EE UU, según la lista de miembros publicada -por el historiador Anthony Sutton. Para sus críticos más radicales, tanto los honores públicos como la recompensa económica están garantizados, pero a cambio de una subordinación absoluta a «La Orden».
Al final de cada curso, un selecto grupo de 15 graduados es escogido para participar en la entrada iniciática al mundo de los poderes temporales. Se asegura que, desnudos y dentro de un ataúd, deben confesar sus fantasías sexuales y otros sórdidos secretos. Cada neófito recibe un hueso con una inscripción que identifica su pertenencia a la «más poderosa de las sociedades secretas». Sólo las paredes de la «Tumba» (el edificio del campus de Yale donde se llevan a cabo las ceremonias) son testigos de esta oscura comunión en la cual Introvigne reconoce el signo ocultista de la liturgia, pero considera que se trata de ritos que simbolizan con estas imágenes de fango la condición humana y que culminan con el «lavado», que representa la purificación por el agua y el nacimiento del neófito como hombre nuevo.
En 1856, la Orden de la Calavera y los Huesos fue registrada oficialmente como Asociación Russell. Desde entonces se le conoce también como el Capítulo 322 de una sociedad secreta alemana. Domiciliada durante décadas en la sede neoyorquina de la banca Brown Brothers Harriman, siempre parece haber estado interesada en la creación de un liderazgo oculto con capacidad para controlar los destinos del planeta. La familia Bush ostenta un privilegiado asiento en este cenáculo desde hace tres generaciones. Los vínculos entre los Harriman y los Bush se forjaron en la graduación de 1917, cuando Edward Roland Harriman y Prescott Bush consiguieron la «condecoración» ósea que les acreditaba como serias promesas de los proyectos que «la Orden» tenía a escala mundial.
Las expectativas puestas en ellos no eran gratuitas, ya que fueron aupados por dos poderosos «patriarcas»: Percy Rockefeller, que llegó a la Orden en 1900, y E. H. Harriman, en 1913. El padre de este último,Averell Harriman, era un magnate del ferrocarril que se hizo con el control de la Union Pacific Railroad en 1898 gracias a un crédito del padre de Percy.
Los abuelos de George Bush encajaron en este restringido círculo. Por parte materna, George Herbert Walker, acaparó su propia parcela en los ferrocarriles del medio oeste y acabó asociándose con los Harriman. Por parte paterna, Samuel Bush representó fielmente las inversiones de la industria armamentística cuyos beneficios se dispararon enormemente en la I Guerra Mundial.
En 1931, la Brown Brothers se unió a los Harriman para darle a la Orden el argumento de una nueva aventura que la humanidad no deberá olvidar nunca. Los Harriman y Prescott Bush fueron los banqueros y socios comerciales de Adolf Hitler. Muchos detalles de esta historia suprimida pueden ser consultados en La biografía no autorizada de George Bush, escrita por Webster G. Tarpley y Anton Chaitkin, hijo de Jacob Chaitkin, que interpuso una querella por estafa en la Hamburg Amerika Line contra los Harriman y P. Bush. De acuerdo con sus denuncias, el otro gran Beneficiado de la operación fue Hitler. He aquí el prontuario de esta biografía siniestra: La Union Banking Corp., fundada por el abuelo del ex-presidente de EE UU, y la Brown Brothers-Harriman, financiaron la maquinaria militar de los nazis a través del Cartel Alemán del Acero. En 1938, Prescott Bush, en calidad de socio ejecutivo de la BBH, también fue responsable del préstamo concedido al Tercer Reich para importar combustibles suministrados por la Standard Oil, que abastecerían las necesidades de la aviación militar alemana.
La Hamburg Amerika Line, naviera creada por el abuelo de George Bush con el respaldo de los Harriman, no sólo apoyó a las SS, sino que operó como tapadera propagandística de los nazis. En 1932, Averell Harriman se encargó personalmente de procurar a los ideólogos nazis pasajes a bordo de la Hamburg Ametika Line para que asistieran a un congreso sobre «higiene racial». Se asegura que una de las prioridades de «La Orden» en nuestro siglo ha sido la de evitar la explosión demográfica de los grupos étnicos considerados inferiores y la promoción de políticas eugenésicas, como la esterilización en masa. No hay que olvidar que las leyes nazis de esterilización se inspiraron en las norteamericanas.
Este complejo financiero habría puesto en marcha un vasto dispositivo logística para facilitar el tráfico de armas y explosivos, remitidos en gran parte a través de la naviera a la I G. Farben nazi; mientras, en Cuba, el principal negocio de la I G. Farben -según asegura Hans G.Behr en La droga, potencia mundial- sería vender heroína a la Cosa Nostra americana.
Según sus acusadores, esta es la fuente que nutrió la trayectoria de George Bush corno hombre de negocios, espía avalado por el poderoso director de la CIA Allen Dufles, y político. Como dueño de Zapata Oil, George Bush heredó, además, la conexión nazi de su padre. En su libro La Operación Paperclip, Ray Renick cuenta que, acabada la Segunda Guerra Mundial, la organización Gehlen -criminales nazis supuestamente reclutados por los Rockefeller y la Orden de Malta, a la que pertenece el hermano mayor de George Bush- ubicó su cuartel general en California.
Desde sus inicios, la CIA integró a los nazis en un gigantesco aparato de terror estatal a lo largo de toda Sudamérica. Su estrategia es, de acuerdo con Mike Ruppert, ex detec-tive de la sección de narcóticos de la policía de Los Ángeles, el tráfico de drogas a gran escala, con la colaboración de Cosa Nostra, y el blanqueó de dinero en bancos de las Bahamas y otros paraísos fiscales. La Operación Paperclip se dividió y dio lugar a la Operación Amadeus, por la que muchos oficiales nazis fueron trasladados desde Alemania a Sudamérica. Albert Carone, uno de los «correos» más activos de esta red, era coronel de la inteligencia militar. Su agenda parecía un directorio de la CIA y la Mafia, según Ruppert, que asegura haberla revisado minuciosamente. Tras expresar cierto descon-tento, Carone murió por "toxicidad química de etiología desconocida". Su hija afirma tener pruebas contra el «cerebro» de la Operación Amadeus, igualmente examinadas por Ruppert. Según estos documentos, «Amadeus» no es otro que George Bush. Así lo denunció Ruppert ante una comisión de Inteligencia del Senado norteamericano.
Pecados de familia
Entre los patrocinadores de la carrera de Bush destaca Walter Mischer, banquero, promotor y uno de los mayores terratenientes de Tejas. En La CIA, la Mafia y George Bush, Pete Brewton denunció las supuestas conexiones de Mischer con la Mafia. Muchos aseguran haber sufrido persecución por conocer los secretos de la familia Bush. Baste citar aquí el trágico caso de Darlene Novinger, una ex-agente del FBI que investigaba grandes flujos de narcotráfico entre Canadá y Florida Y denunció haber comprobado la relación de los narcotraficantes de la Falange Libanesa con George Bush en el mismo periodo en el cual éste desempeñaba el cargo de jefe de la lucha contra el narcotráfico en el sur de Florida. Los superiores de Darlene le prohibieron seguir con su trabajo y la presionaron para firmar mentís de sus propios hallazgos que según ella, puede incluso documentar con imágenes. En 1987, las primeras amenazas se cumplieron. El cadáver de su marido apareció en el río Sesquihanna dos meses después de ser asesinado. El 8 de julio de 1993 recibió otro aviso funerario, hecho realidad cuatro horas más tarde: su padre murió envenenado. Poco después de enterrarlo, halló junto a la lápida un canario muerto, el mismo mensaje que alguien dejó en el buzón a Bradley Ayres, su compañero de investigación en el FBI. El 24 de julio de 1996, Darlene denunció estos hechos en la Kiev AM Radio, en Glendale, Califomia.
El candidato de la Orden
En 1977, George W. Bush Junior, erigió su primera compañía, Arbusto Energy, con la ayuda económica de la Orden. La asistencia de su tío Jonathan Bush fue muy útil para acumular el capital, aportado por una veintena de inversores, con William Draper III al frente. En la Biografía no autorizada, de Tarpley y Chaitkin, Draper aparece como gestor de la «cuenta Thyssen», de la que los Harriman y los Bush se habrían servido para financiar al partido nazi.
George Bush hijo entró en la Orden en 1968. Los promotores políticos de
su padre le confiaron la tarea de representar estos sombríos intereses. Ya habría ocurrido en vísperas de la Guerra del Golfo. «En el nombre del padre», George Bush jr. invirtió en Harken, una prolongación de la íntima relación entre «petrodólares» y «narcodólares» expuesta en el Informe Kiwi. Según dijo el ex-agente de la CIA Ronald Rewald a Rodney Stich, George Bush tenía una cuenta con narcodólares bajo un nombre falso, Irwin Peach. En esta guerra, el petrolero George Bush, dueño de Zapata Oil, habría actuado contra su antiguo amigo Saddan Husein, a quien probablemente no permitió derrocar, con el objetivo deliberado de producir una crisis mundial con elevadas ganancias para las grandes multinacionales.
Según las denuncias recogidas por los autores reseñados anteriormente, los Bush son herederos de un oscuro linaje. En el inicio del nuevo milenio, «La Orden» habría elegido a George Bush junior para encumbrar sus designios, perpetuar el pillaje y, probablemente, aumentar su colección de huesos de líderes disidentes.
EL VATICANO Y LAS SOCIEDADES SECRETAS EN BUSCA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL
(A continuación, la transcripción de un programa radial).
Viene el Nuevo Orden Mundial
¿Está usted listo?
Manténgase con nosotros para que obtenga revelaciones tan asombrosas
que usted nunca volverá a ver las noticias de la misma forma.
DURANTE LOS PROXIMOS 30 MINUTOS, USTED ESTARA EN LA ESPADA DEL ESPIRITU
Este es David Bay, director del Ministerio Senda Antigua.
Y esta es la Espada del Espíritu, un programa de radio dedicado a advertir e informar al pueblo de Dios. Estamos
comprometidos con el estudio y la exposición de la infalible, inspirada y autorizada Palabra de Dios. Los puntos de vista
expresados nos pertenecen, y no necesariamente son los de esta estación.
Nuestra sociedad se está deteriorando, y los cristianos que creen en la Biblia están mal preparados para enfrentar ese
deterioro. Este programa de radio está dedicado a preparar al pueblo de Dios a enfrentar los retos de este Día, y
alentar la obediencia a la Palabra de Dios, separándonos de la mundanalidad y las falsas doctrinas.
La bancarrota moral de nuestra sociedad está bien documentada.
Pocas personas entienden por qué hemos quedado en bancarrota moral. Sin embargo, cuando observamos nuestra
sociedad a través de los ojos de Dios, a través de la Biblia, podemos ver fácilmente por qué enfrentamos los problemas
sin precedentes de hoy. Este estudio de Estados Unidos a través de los ojos de Dios es lo que siempre tratamos de
hacer aquí; manténgase con nosotros para que escuche algunas verdades que le abrirán los ojos.
En las semanas pasadas, hemos estudiado los lazos entre las Sociedades Secretas y la implementación del Nuevo Orden Mundial. Estudiaremos cómo el Vaticano podría estar ahora totalmente controlado por estas Sociedades Secretas, en camino a completar la Religión del Nuevo Orden Mundial, que estiman es una parte indispensable de su Nuevo Orden Mundial.
Discutiremos este tema a partir de varias fuentes:
"The Broken Cross" (La cruz torcida), por Peirs Compton, 1981.
"The Occultic Conspiracy: Secret Societies -- Their Influence and Power in World History" (La conspiración ocultista: sociedades secretas -- su influencia y poder en la historia mundial), por Michael Howard, 1989.
"Behold A Pale Horse" (He ahí un caballo blanco), por el autor cristiano Bill Cooper, 1991.
Miremos primero "The Broken Cross".
Compton es un ex editor de un periódico católico, "The Universe". El traza la presunta infiltración de la Iglesia Romana por los Illuminati. El autor es un católico tradicional y aún practicante, que ha escrito este libro como protesta contra el abandono por la Iglesia Católica de sus enseñanzas tradicionales de la doctrina cristiana. Compton se lamenta:
"Hay un sentir en el exterior de que nuestra civilización está en peligro de muerte. Es un despertar reciente... Porque la civilización declina cuando la razón se pone de cabeza, cuando lo malvado y abyecto, lo feo y corrupto, son convertidos aparentemente en las normas de las expresiones sociales y culturales... cuando la maldad, bajo una variedad de máscaras, toma el lugar del bien".
"Nosotros los de esta generación...nos hemos convertido en las víctimas dispuestas, inconscientes, o resentidas de tal convulsión. De ahí, el aire de inutilidad que nos ha impregnado, un sentimiento de que el hombre ha perdido la fe en sí mismo y en la existencia como un todo... Nunca antes el hombre ha sido abandonado sin una guía o compás.... divorciado de la realidad... sin religión" .
Compton luego hace una lista de las fallas de la Iglesia Católica en años recientes:
Declinación en la creencia en los absolutos .
Su disposición a comprometerse con la maldad en este mundo, en lugar de mantenerla a raya.
Predicación del humanismo en nombre de la caridad cristiana .
Pasar de ser el enemigo inflexible del comunismo a tomar parte en un "diálogo" comprometedor, contribuyendo así a la ruina de la sociedad.
Claudicó en su credo de Un Dios Verdadero en el cielo por el falso credo de que hay muchos dioses en el Cielo y en la Tierra .
Compton luego hace la pregunta crítica -- "¿qué es lo que ha causado los cambios en la Iglesia"? Luego de reconocer que la mayoría de las personas naturalmente rechaza la idea de una "conspiración", el autor declara, " vemos... la obra de un plan de siglos y deliberado para destruir a la Iglesia desde adentro. Aun así hay más pruebas de todo tipo sobre la existencia de esa conspiración, de las que hay sobre algunos de los hechos comúnmente aceptados de la historia... La orquestación secreta, que se ha ocultado... a los académicos, así como a la mente del público, ha sido el trasfondo o la fuerza impulsora de gran parte de la historia mundial" .
En este punto, sentimos la necesidad de hablar sobre el concepto de una conspiración interna en los sucesos mundiales. Sin duda, muchas personas se burlan de tal concepto; aun así, les recordamos a nuestros oyentes dos hechos:
La Biblia declara claramente y a menudo que Satanás ha estado conspirando contra Dios desde el comienzo de la historia mundial para tratar de tomar el control de este universo de las manos de Dios. Tanto Satanás como Dios trabajan mediante agentes humanos para controlar este mundo. Vemos este panorama en Daniel 10, donde Daniel ora por 21 días por una respuesta a la oración. Cuando el ángel de Dios llega hasta él luego de este periodo de tiempo, le dice a Daniel que Dios había respondido a la petición de Daniel el mismo día en que Daniel oró y había comisionado a este ángel particular para llevar la respuesta. Sin embargo, este ángel había sido retrasado por los demonios de Satanás, que batallaban contra los ángeles de Dios en el ámbito sobrenatural. ¿Por qué era la batalla? Para ver qué fuerza controlaría realmente a los reyes de la tierra, al tomar las decisiones diarias que afectarían la historia del hombre. La Biblia enseña la conspiración de Satanás y sus seguidores terrenales contra Dios y Sus santos.
El renombrado historiador Edward Gibbons, escribió en su obra magistral, "The History of the Decline and Fall of the Roman Empire" (Historia de la declinación y la caída del Imperio Romano), que la razón principal de la caída del Imperio Romano de 1,200 años fue una conspiración interna, secretísima, dentro del propio gobierno. Todo el tiempo que los conspiradores estuvieron causando daño, engañaron magistralmente a los ciudadanos del Imperio, a través de las mentiras y mediante las burlas ante la estupidez de cualquiera que osara sugerir que esto era una conspiración. Cualquiera que no aprenda de la historia está condenado a repetirla, así que debemos despertar y tomar nota de la realidad de la conspiración en nuestros medios.
Ahora volvamos a la palabras de Compton concernientes a la Iglesia Católica Romana actual:
"El deseo de dominar el mundo, ya sea a través del poder de las armas, la cultura o la religión, es tan viejo como la historia...." .
Luego de detallar algunos de los intentos de tomar el control del papado por parte de elementos no cristianos, Compton llega entonces a Adam Weishaupt, el sacerdote jesuita que creó los Maestros de los Illuminati, sobre los cuales hemos hablado repetidamente. Compton declara, "...Adam Weishaupt pudo ver el prospecto que tenía delante de sí son una mente militar. Tenía empuje y visión. Sabía el valor de la sorpresa, basada en el secreto... Era decidido... Fusionaría a la humanidad en un todo, eliminaría la tradición, suprimiría los dogmas...". Weishaupt "se diferenció de sus compañeros en nombre de la hermandad universal. El estado ideal que Weishaupt tenía en mente estaba... basado en el sueño imposible de la perfección humana... El primer día de mayo de 1776, la sociedad secreta que habría de afectar profundamente gran parte de la historia subsiguiente comenzó a existir con el nombre de los Illuminati.
"Los Illuminati tenían...un plan .. se decidieron por una muy abarcadora línea de conducta. Esta formaría y controlaría la opinión pública. Amalgamaría las religiones al disolver todas las diferencias de creencias y rituales que las habían mantenido aparte, y se apoderaría del papado y pondría a un agente suyo en la Silla de Pedro" .
Estos planes se escribieron en 1776.
Posteriormente, un miembro de los Illuminati, Nubius, en un escrito de 1818 declaró que la meta de los Illuminati es "la completa aniquilación del catolicismo, e incluso, finalmente del cristianismo. Si el cristianismo sobreviviera, aun sobre las ruinas de Roma, un poco después reviviría y viviría" . Posteriormente, examinaremos las mismas metas, según se expresan en el libro de la Nueva Era "The Occult Conspiracy" (La conspiración oculta). Compton continúa citando la explicación de Nubius sobre la necesidad de los Illuminati de infiltrar el papado.
"El papado ha estado entrelazado durante setecientos años con la historia de Italia. Italia no puede moverse ni respirar sin el permiso del Sumo Pontífice... Es necesario buscar un remedio. Muy bien, hay un remedio a la mano. El Papa... nunca entrará a una sociedad secreta. Por tanto, se convierte en deber de las sociedades secretas hacer el primer avance hacia la Iglesia y el Papa, con el objeto de conquistar a ambos" .
Esto no es nada más que un llamado a los Illuminati a infiltrar el papado. Así, la meta desde el principio (1776) fue plantar un iluminista confeso en el papado, mientras las filas católicas estarían completamente ignorantes de que esto había ocurrido. Nubius reconoció entonces que ese proceso podría tomar muchos, muchos años. Previmos la necesidad de invadir y tomar los conventos y seminarios, para ganar las mentes de las monjas y especialmente los sacerdotes que suben para convertirse en cardenales. Los cardenales eligen al Papa .
¿Cómo fue financiado Weishaupt en su empeño de establecer los Maestros de los Illuminati? Compton explica:
"El (Weishaupt) recibió respaldo financiero... de un grupo de banqueros de la Casa de Rothschild. Fue bajo su dirección que se elaboraron los planes a largo plazo y a nivel mundial de los Illuminati..."
Compton luego confirma la naturaleza espiritual ocultista de este plan de los Illuminati para un Nuevo Orden Mundial.
"El reclamo de estar poseídos por una influencia de otro mundo podría no haber sido totalmente falso... someterse a las pruebas que hacen a un Illuminati de pura cepa (la ceremonia se realizó de noche, en una cámara subterránea cerca de Frankfurt" . ¿Recuerdan nuestra discusión, la semana pasada, sobre las iniciaciones de la American Skull and Bones society (Sociedad Americana Calavera y Huesos)? También llevan a cabo su iniciación en una tumba bajo tierra, o cámara, en medio de la noche. Recuerden, Anton LeVey revela en su libro, Satanic Rituals (Rituales Satánicos), que esa ceremonia es normal en el satanismo.
Compton registra más de la influencia ocultista de los Maestros de los Illuminati. "...Algunos ritos y símbolos derivaron un significado innegable de lo que generalmente es llamado Magia Negra, o de la invocación de un poder satánico cuya potencia corre como un rayo siniestro...".
"El hombre se guía y recibe órdenes por los símbolos... Los Illuminati hicieron uso de ... una pirámide, o triángulo, que durante mucho tiempo ha sido conocida por los iniciados como un signo de fe solar o mística. En la cima de esa pirámide, estaba, y de hecho aún está, la imagen de un Ojo humano separado, a la que se han referido en forma diversa como el ojo abierto de Lucifer... o el observador eterno del mundo y la escena humana".
"La pirámide era uno de los símbolos que representaba la deidad desconocida y sin nombre en los cultos precristianos. Siglos después, fue resucitada como símbolo de la destrucción de la Iglesia Católica; y cuando la primera fase de esa destrucción había sido producida por aquellos que la habían infiltrado y desde entonces ocupaban algunos de los lugares más altos en la Iglesia, la reprodujeron como señal de su éxito".
Compton luego nos estremece con la siguiente revelación:
"El (este Ojo que Todo lo Ve) dominaba sobre las multitudes que se reunieron para el Congreso Eucarístico de Filadelfia en 1976. Fue tomado por los jesuitas, que publicaron el anuario de la Sociedad, y apareció en una serie de estampillas del Vaticano emitidas en 1978" . El autor cristiano Bill Cooper, me confirmó este hecho verbalmente por teléfono cuando llamé a su asistente para tratar de confirmar independientemente esta chocante información.
Compton identifica más específicamente el verdadero significado del Ojo que todo lo Ve:
"El Ojo, que se remonta a los adoradores babilónicos de la luna, o astrólogos, vino a representar la trinidad egipcia (pagana) de Osiris, el sol; Isis, la diosa de la luna, y su hijo, Horus " .
De hecho, una de las marcas que identifica al paganismo es su adoración de la Trinidad como Padre, Madre Virgen e Hijo. Esta Trinidad Pagana se encuentra en virtualmente cada religión pagana organizada en el mundo.
Compton continúa examinando el progreso del Plan de los Illuminati para infiltrar la Iglesia Católica desde adentro.
"Para mediados de los 1800, los Illuminati estaban al mando del Estado de Italia" . Pero todavía la oficina religiosa del papado estaba fuera de su control.
En este punto, debemos recordar que el papado y la Iglesia Católica Romana entera estaban siendo mortalmente debilitados por la inclusión de doctrina falsa, pagana. Fue sólo cuestión de tiempo antes de que los Illuminati pudieran derrocar al papado al implantar exitosamente a uno de los suyos. El papado estaba destinado a caer como un árbol que se había estado pudriendo por siglos antes de que cayera de repente bajo la arremetida del viento persistente. La meta de infiltrar el Vaticano con un iluminista está también detallada en el libro The Occult Conspiracy (La conspiración oculta), por Michael Howard, en el capítulo 7, titulado "Secretos en el Vaticano".
Esta meta suprema de los Illuminati de infiltrar a los suyos en los niveles más altos de la Iglesia Católica no tuvo éxito hasta principios de los 1960, cuando se convocó el Vaticano II. Compton declara, "los librales o progresistas, seguros de haber traído los designios de las sociedades secretas a una conclusión exitosa, estaban exultantes... EL mundo entero de la religión ahora estaba permeado por su influencia..." .
"En menos de una década la iglesia había transformado de una implacable enemiga del comunismo en una activa y bastante poderosa defensora de la coexistencia con Moscú y la China Roja. Al mismo tiempo, los cambios revolucionarios en sus enseñanzas de siglos han movido a Roma más y más cerca... de las del neopaganismo humanista, del Concilio Nacional y Mundial de Iglesias" .
"Cuando los efectos del Concilio Vaticano Segundo se hicieron aparentes, el doctor Rudolf Griurber, obispo de Regensbury, fue llevado a observar que las ideas principales de la Revolución Francesa, 'que representan un importante elemento en el plan de Lucifer, estaban siendo aceptadas en muchas esferas del catolicismo'". Recuerde, Compton es un católico de toda la vida y aún practicante. A medida que uno lee su libro, se acuerda de la actitud del escritos de las Lamentaciones.
Compton continúa:
"Aunque se ha conducido mayormente tras bastidores...la lucha entre la Iglesia y las sociedades secretas ha sido más agria y prolongada que cualquier conflicto internacional..." .
Ahora que el Vaticano II había implementado el Plan de Lucifer, como había observado el obispo Griurber, luego Compton revela el próximo paso del Plan de los Illuminati:
"Ahora quedaba concluir una visita realmente histórica con un rito de iniciación que pondría el sello a esta comprensión recién admitida...". "Así, el papa Paulo, dio en las Naciones Unidas el 4 de octubre de 1965", un discurso "que propagó el evangelio social tan cercano al corazón de los revolucionarios, sin una sola referencia a las doctrinas religiosas que ellos [los revolucionarios] encontraban tan perniciosas" .
Luego del discurso, el papa Paulo VI fue al Salón de Meditación de la ONU. "Un boletín cuidadosamente publicado, que supuestamente trataba sobre el significado y el propósito del salón, fue producido por Lucis Press, que publica materiales impresos para las Naciones Unidas". El hecho de que Lucis Trust es la Casa Publicadora que imprime y disemina el material de Naciones Unidas, es una devastadora formulación de cargos de la Nueva Era y la naturaleza satánica de esta organización. Lucis Trust fue establecida en 1922 como Lucifer Trust por Alice Bailey, para que fuera la compaña publicadora que diseminaría los libros de Bayley y Blavatsky. En 1923, Bailey cambió el nombre a Lucis Trust, sin duda porque Lucifer Trust revelaba en forma demasiado clara la verdadera naturaleza del Movimiento de la Nueva Era [Constance Cumbey, The Hidden Dangers of the Rainbow (Los peligros ocultos del arcoiris)]. Un rápido viaje a cualquier librería de la Nueva Era revelará que muchos de los libros incondicionales de la Nueva Era, especialmente todos los libros de Bailey, son publicados por Lucis Trust.
Ahora regresemos a la historia de la visita del papa Paulo VI a las Naciones Unidas el 4 de octubre de 1965.
"Este salón [de meditación] era un centro de los Illuminati, dedicado al culto del Ojo que Todo lo Ve, que bajo un sistema de alegorías y secretos velados... estaba dedicado al servicio de los cultos paganos, y la obliteración del cristianismo en favor de las creencias humanistas" .
Este ritual ocultista de iniciación por el papa Paulo VI en el Salón de Meditación de las Naciones Unidas, "representó la etapa inicial de un esquema, el cumplimiento del cual sería... la erección del Templo del Entendimiento, en cincuenta acres del Potomac en Washington, D.C.... El propósito subyacente del templo fue revelado de lleno por su... Ojo que Todo lo Ve... que representaba las seis fes del mundo -- budismo, hinduismo, islam, judaísmo, confucianismo y cristianismo..." Esta abdicación significa que el Papa ya no se considera el "Vicario de Jesucristo sobre la tierra" .
El escenario está así preparado para la formación y el anuncio de la Religión del Nuevo Orden Mundial. Esta nueva religión será una combinación de todas las religiones del mundo, lo que significa el toque de difuntos para la Separación del Cristianismo Verdadero. Recuerde las palabras de Jesús, "Yo SOY el Camino, y La Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6). Esta dramática declaración significa que ninguna de las otras religiones individualmente ni la Religión del Nuevo Orden Mundial pueden proveer el camino al Padre en el Cielo. Al infiltrar y tomar control del papado católico romano, Satanás habrá obtenido una enorme victoria, y estará preparado el escenario para el desarrollo de los sucesos predichos en el libro del Apocalipsis.
Ahora considere el próximo paso que dio el papa Paulo VI, como lo registra Compton: "Hizo también uso de un símbolo siniestro, usado por los satanistas en el siglo seis, que había sido revivido en la época del Vaticano Segundo. Este era una cruz torcida o partida, en la que se exhibía una figura repulsiva y distorsionada de Cristo, de la cual los practicantes de la magia negra y brujos de la Edad Media habían hecho uso, para representar el término bíblico 'marca de la Bestia'. Aun así no sólo Paulo VI, sino sus sucesores, los dos Juan Pablo, llevaron ese objeto y lo alzaron para que fuera reverenciado por las multitudes, que no tenían la menor idea de que representaba al anticristo". Compton retrata al actual papa, Juan Pablo II, sosteniendo esta cruz torcida o partida.
Qué chocante que un papa católico pueda utilizar o utilice un objeto que se sabe es satánico, que representa al Anticristo, y hacer que los fieles en la multitud se inclinen ante él y lo reverencien. Esto nos recuerda la profecía de Apocalipsis 13:12, de que el Falso Profeta hará que las gentes de la tierra deifiquen (adoren) al Anticristo.
Pero la peor revelación de Compton aún está por venir.
El papa Paulo luego se presentó en el Yankee Stadium "llevando el efod, la antigua vestidura... que usó Caifás... quien pidió la crucifixión de Cristo"..(Ibid).
"Pocos días después del regreso de Paulo a Roma, el obispo de Cuernavaca, Mendes Arceo, declaraba que 'el marxismo es necesario para hacer realidad el reino de Dios en la época actual'; mientras que el papa Paulo dejó saber que Roma...estaba lista para considerar de nuevo las sociedades secretas" .
"Una mañana del verano de 1976, unos jóvenes seminaristas católicos se sintieron sumamente alarmados por una revelación en un diario llamado el "Borghese...porque el periódico contenía una lista detallada de clérigos, algunos de los cuales ocupaban algunos de los cargos más elevados, que se decía eran miembros de sociedades secretas. Fueron noticias sorprendentes, porque... los estudiantes estaban familiarizados con... la ley canóniga 2335, [que] expresamente declara que un católico que se uniera a una sociedad de ese tipo sería excomulgado... mientras que la ley canóniga 2336 estaba relacionada con las medidas disciplinarias a ser aplicadas contra cualquier clérigo" que se uniera a una sociedad secreta.
Michael Howard, autor de la Nueva Era de "The Occult Conspiracy", habla de esta misma lista, pero va más allá para revelar que la mayoría de estos jerarcas católicos eran miembros de logias masónicas . Howard declaró que algunos de estos altos jerarcas del Vaticano eran:
El secretario privado del papa Paulo VI
El director general de Radio Vaticano
El arzobispo de Florencia
El prelado de Milán
El director asistente del periódico del Vaticano
Siete obispos italianos
El abad de la Orden de San Benedicto
Estos estudiantes quedaron horrorizados con esta revelación, porque se habían emitido repetidas bulas papales contra las sociedades secretas, comenzando con el papa Clemente XII (1738), y terminando con el papa Pío XI, que murió en 1939.
Este artículo fue negado en forma muy vociferante por un escritor católico, M. Jacques Ploncard, en la publicación L'Aurora, quien declaró que ningún prelado había estado afiliado a una sociedad secreta desde 1830. Sin embargo, investigadores determinados, algunos de los que fingieron ser miembros del gobierno, lograron acceso al Registro Italiano de Sociedades Secretas, y recopilaron una lista de cardenales, arzobispos y obispos que eran miembros de sociedades secretas. Esta lista incluyó a 125 prelados. El escenario estaba ahora preparado para la plena aprobación papal de la membresía en las sociedades secretas. El 27 de noviembre de 1983, el papa Juan Pablo II, el papa actual, emitió la bula papal que legalizó la membresía en las sociedades secretas para los católicos.
Ahora podemos entender cómo es que este papa Juan Pablo II puede exhibir tan descaradamente la cruz torcida o partida, ocultista. Ahora podemos entender cómo el papa Juan Pablo puede buscar con entusiasmo la dominación del Nuevo Orden Mundial, como lo afirma Malachi Martin en su libro, The Keys to this Blood (Las llaves para esta sangre). Martin es un sacerdote jesuita retirado, que enseñó en el Instituto Bíblico Pontificio del Vaticano.
Finalmente, luego de más de 200 años la Sociedad Secreta de los Maestros del Illuminati, los originadores del concepto del Nuevo Orden Mundial, han alcanzado uno de sus principales objectivos, infiltrar a su propio iluminista como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Romana. Este suceso ocurrió, como ya hemos declarado, a principios de los 1960, cuando el papa Paulo VI llegó al poder. Este periodo de tiempo también encaja con el periodo general de degradación espiritual y apostasía que hemos destacado en programas anteriores y en nuestro seminario. Es interesante que el autor cristiano Bill Cooper, en su libro Behold a Pale Horse (He ahí un caballo blanco), declara, "en 1952, se formó una alianza, que unía... por primera vez en la historia: Las Familias Negras (la nobleza europea, que históricamente han practicado el espiritismo ocultista); los Illuminati, el Vaticano, y los masones, que ahora trabajan juntos para traer el Nuevo Orden Mundial" .
Michael Howard añade la nota al calce final a todo este tema, al concluir su capítulo sobre la implicación del Vaticano en la corriente hacia el Nuevo Orden Mundial. Recuerde, Howard no critica al Vaticano; en su lugar, es un escritor de la Nueva Era que muestra entusiasmo respecto a estos sucesos. Howard declara, "En las celebraciones en honor a San Francisco de Asís en 1986, que hicieron énfasis en la unidad de todas las religiones mundiales, el Papa participó en una oración multirreligiosa por la paz mundial. Los tradicionalistas se horrorizaron de ver que el Pontífice compartía alegremente una plataforma con un lama tibetano, un swami hindú, un médico brujo indígena norteamericano, un rabino judío y un sumo sacerdote maorí... La unidad de todas las religiones del mundo y el reconocimiento de que todas derivaron de la misma fuente antigua es la filosofía central de las sociedades secretas".
En este punto, recuerde las palabras de Jesús, "Por sus frutos los conoceréis". La corriente hacia el Nuevo Orden Mundial ha visto ocurrir su progreso más significativo bajo el liderazgo de hombres que exteriormente parecían sumamente conservadores y tradicionalistas. No se deje engañar.
Finalmente, en un seminario en Boston, en agosto de 1990, el director en Nueva Inglaterra de la Sociedad Teosófica declaró en forma audaz y entusiasta que el Plan para la implementación de la Religión Pagana del Nuevo Orden Mundial pedía que el Papa católico viajara a Jerusalén en el momento preciso de la historia para acordar una conferencia religiosa mundial especial. A esta conferencia asistirían todas las religiones mundiales. En esta conferencia, el Papa anunciaría que desde este momento en adelante, todas las religiones del mundo serían una. La meta final de los Maestros de los Illuminati se logrará finalmente, con el liderazgo del Papa.
Pero, por qué debemos sorprendernos de que Adam Weishaupt fuera un sacerdote jesuita católico. Así, vemos a la Iglesia Católica presente en el inicio de esta conspiración para el Nuevo Orden Mundial, y en el final.
No se deje engañar.
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TEORIA DE LA CONSPIRACION
Una mirada a la oscuridad
"La primera víctima de la guerra es la verdad". Kipling.
Podemos ver la realidad de dos maneras:
Uno puede creer literalmente lo que lee en los periódicos, oye en la radio o ve ? en la TV; es un modo seguro, garantizado, de estar en el mundo; sin sombras, enigmas o motivo alguno de inquietud. Llamaremos a este modo: Versión Disney de la historia, en ella el universo cotidiano oscila regular y previsiblemente entre una pareja de valores claramente delimitados y cognoscibles: la Derecha y la Izquierda.
Podemos también cuestionar esta forma gregaria de hipnosis y acceder paulatinamente al conocimiento de una historia secreta, invisible, negada por "las más diversas autoridades", una historia que no coincide con los valores de la tribu y que rompe con numerosos tabúes.
"En la democracia no existe nada similar a una clase dirigente. Los medios de comunicación son herramientas imprescindibles para mantener las libertades mediante la configuración de una opinion pública informada y responsable"
Ante una boutade como ésta, claro ejemplo de la Versión Disney, solamente cabe una sonrisa escéptica o una crítica breve, arrebatada y feroz:Existe la clase dirigente.
La democracia es escasa o nulamente democrática.
Los media persiguen una política de ocultación y distorsión de los acontecimientos de acuerdo con los intereses de sus gestores propietarios, en el mejor de los casos; en el peor, nos encontramos ante un programa acelerado de embrutecimiento ante el cual el panem et ciercenses de la antigua Roma constituye una mera anécdota.
Si tratamos de rellenar este esqueleto con carne, es decir con nombres propios o vicisitudes históricas concretas, seremos inmediatamente tachados de paranoicos.
Es un modo de desacreditar a los que mantienen posiciones incómodas; perdamos el miedo, no nos ofusquemos, permanezcamos alerta. Lo que ellos llaman paranoia es un paso adelante en el camino de la salud mental. Riamos.
Nada más serio que el humor. Nada menos divertido y auténtico que la sonrisilla de superioridad del ignorante que todo lo sabe mediante la Prensa y el prejuicio. Los más burros, cuando oyen hablar del Tao, se ríen. Ignorémoslos.
Pero vayamos entrando en materia.
"La Era Tecnotrónica va diseñando paulatinamente una sociedad cada vez más controlada. Esa sociedad será dominada por una elite de personas libres de valores tradicionales, que no dudarán en realizar sus objetivos mediante técnicas depuradas con las que influirán en el comportamiento del pueblo, y controlarán y vigilarán con todo detalle a la sociedad, hasta el punto de que llegará a ser posible establecer una vigilancia casi permanente sobre cada uno de los ciudadanos del planeta."
Este bello y explícito texto de Zbigniew Brezinsky, el Kissinger de Jimmy Carter, extraído de su obra "La Era Tecnotrónica", constituye un primer referente sobre AQUELLO DE LO QUE VAN REALMENTE LAS COSAS.
David Lyons, en su libro apologético sobre el tema: "La Sociedad de la Vigilancia" (Alianza Editorial) abunda en la referencia a los parabienes que tal tipo de sociedad tendrá para todos, a la vez que critica a los defensores de una actitud de sospecha ante tan dulces novedades inspirados en la lectura de Foucault y Orwell.
La construcción del Estado Mundial, New World Order, parece ya un proceso imparable y tiene sus bardos. Nombres como los de Toffler o Junger. George Bush o Bill Clinton. Juan Pablo II o el Dalai Lama. Aznar o González.
Todos en la brecha. Pero ¿qué hay detrás de todo esto?
El Plan
La versión conspiratoria estándar mantiene la tesis de que existe algo así como un Plan Global que a través de las generaciones va siendo implementado en la Historia mediante las actividades coordinadas de distintos personajes y organizaciones. Estas van insertando a sus miembros en las instituciones y tramas más diversas. Las sociedades secretas, las Revoluciones, las Guerras, las Crisis Económicas, entre otros muchos acontecimientos, formarían parte y darían testimonio de estas actividades.
Francmasones, Jesuitas, Illuminati de Baviera, Rosacruces, Templarios o Thuleanos dan testimonio, a través de las circunstancias más plurales, de una presencia invisible y decisiva, sin la cual los acontecimientos permanecen opacos y desconectados de toda virtualidad explicativa.
Sin olvidar los Servicios Secretos, los grupos económicos de presión o los representantes del Crimen Organizado y de las Ciencias y las Artes.
Según la ideología de los investigadores, el plan será calificado o explicado de un modo u otro. Para De Maistre, la Revolución Francesa es un acto vesánico realizado por seres perversos, por conspiradores, sin embargo, éstos no hacen otra cosa que cumplir muy a su pesar con los designios de la Providencia, caracterizada fundamentalmente por un potencial de venganza ilimitada, que les utiliza para castigar al Antiguo Régimen por su corrupción y cobardía. En una palabra, que Dios lo quiere y que todo, incluso lo peor, es para bien, dado lo cual no cabe oponerse ni a la tiranía ni a la conspiración ni a nada. Esta versión ultramontana de la Teoría de la Conspiración es extremadamente curiosa, lo que parece tener de matiz critico se convierte en la apoteosis del conformismo y de la sumisión. Las profecías apocalípticas cristianas clásicas tienen todas este matiz de desesperanza e impotencia camuflado de esperanza, pero destacándose la sumisión a la autoridad y la pasividad como mensaje. El Apocalipsis es un texto canónico que en su momento fue considerado una falsificación y que, a mi juicio, constituye un instrumento de guerra psicológica más que una profecía e, ineludiblemente y por desgracia, a la vista de lo que está pasando en el mundo, también un esquema de dominación y genocidio. El Anticristo como chivo expiatorio, las continuas apelaciones a la pasividad y la espera de la Parusía, la despoblación del planeta mediante todo tipo de guerras y catástrofes...
Gary Allen ("None dare call it conspiracy") ve en la paulatina constitución de un Orden Global Planetario (el Nuevo Orden Mundial), una conspiración de los Super Ricos. Los políticos serían poco más que locutores o empleados de segunda fila. La independencia de las naciones, un obstáculo a superar, ya sea mediante guerras puntuales o crisis económicas diseñadas (Servia, Sudeste Asiático), como a través de una retórica mundialista camuflada de todo tipo de patrañas pseudo humanitarias o ecológicas (Derechos Humanos, crecimiento sostenido, etc.). La caja de resonancia suelen ser las Naciones Unidas, un foro de burocracias estatales que se considera el máximo órgano de legitimación soberana de las políticas, de cara al populacho narcotizado por la TV.
En esta trama, el socialismo habría sido simplemente un instrumento destinado a consolidar una concentración de poder inigualable en manos de determinadas elites, debilitando y aniquilando a las clases medias y auspiciando el control policial y mental del rebaño futuro.
La Trilateral (David Rockefeller), el Club Bilderberg (Jordi Pujol, Bill Clinton) o el Council of Foreign Relations (Kissinger, Brezinsky) constituyen ejemplos de instituciones, algunas de ellas transnacionales, que operan como foros de encuentro y reclutamiento de las nuevas elites que preparan la etapa faraónica de sumisión planetaria en el siglo XXI.
Breves elementos de cámara oscura
El espacio es limitado y, para terminar, os daré algunos pequeños flashes conspirativos que he seleccionado para vosotros:
* La matanza de Waco es reconocida por diversos especialistas como un ensayo y un aviso del Estado Americano a los grupos disidentes. La utilización de todo tipo de parafernalia vinculada a la Guerra Psicológica y a las armas no letales (sic) fue exhaustiva. (Whalen y Vatkin, "The 60 Greatest Conspiracies of all Time").
* Tony Blair es denunciado en la revista Lobster, consagrada al análisis del mundo de los servicios secretos, como un colaborador de la CIA infiltrado en el movimiento laborista con la finalidad de emascularlo. (www.knowledge.co.uk/lobster/index.htm).
* El número de la bestia no tiene nada que ver con Nerón ni con personaje individual alguno, está vinculada a una función: el Papado. VICARIUS FILII DEI suma 666. El Papa, pues, y no ningún otro personaje, constituye el candidato más adecuado. ("666, The Number Of The Beast", Michael Scheifler. www.aloha.net/~mikesch/)
* Alle Bogs, congresista norteamericano miembro de la Comisión Warren y disidente de las conclusiones que iba hilvanando este organismo con relación al asesinato del Presidente Kennedy, pereció en un accidente de avioneta sobre Alaska. La última persona que tuvo contacto con él fue quien le llevó al aeropuerto en coche. El que luego sería Presidente de los USA: Bill Clinton. ("La sombra que nos gobierna", Santiago Camacho).
* El visionario Terence McKenna (http://www.disinfo.com/disinfo?p=folder&title=Terence+McKenna) ha elaborado una teoría matemática llamada Time Wave Zero, que traza unas gráficas en las que, por la aceleración del ritmo de los cambios más drásticos de la humanidad, el 21 del 12 del 2012 (la fecha en que finaliza el calendario maya), se produce una singularidad temporal: llamémosle EL SUMIDERO hacia el que todo camina. Quedan doce años como máximo: piensa a partir de ahora qué es lo que realmente quieres hacer cada día -y actúa en consecuencia.
* Tanto Javier Solana como Bill Clinton son denunciados por una publicación servia como "implantados" (microelectrodos conectados al cerebro que posibilitan el control remoto de las gentes) y esbirros de una Conspiración Extraterrestre. (Publicado en Año Cero, 1999).
* En el límite -y para terminar- no podemos obviar la inquietante hipótesis del origen extraterrestre de nuestros problemas presentes. Bases secretas subterráneas, cooperación intensa entre el gobierno USA, su ejército y ciertas variedades alienígenas, abducciones e implantes como manifestación premonitoria de un Nuevo Orden Mundial a través de la panacea del control mental. Un horizonte, como podemos ver, de inusitada bondad y expectativas "paruxísticas" (doy gracias a livinki por este neologismo: paroxismo + parusía.)
Hasta pronto. Perseverad en la desconfianza.
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USA
Aquel 11 de Septiembre será difícil de olvidar para millones de personas de todo el mundo que, como un servidor, quedaron petrificadas en las pantallas de televisión al comprobar una vez más la tragedia del terrorismo, cebado con Norteamérica.
Y recuerdo que estaba en Madrid cuando las imágenes de la CNN me sacudieron. Al principio, pensé ingenuamente, supuse que era un quisquilloso accidente de un piloto desquiciado. Más tarde, , al estrellarse el segundo avión contra otra Torre, me di cuenta que la cosa se venía en serio.
Pero ya todos conocemos esta historia y qué desenlace tuvo. Casi como un rumor, la idea de que la guerra en Medio Oriente fue causada por ambiciones petrolíferas se empezó a colar en nuestro inconsciente. Y ahora no hay, prácticamente, dudas.
Y los minutos de luto mundiales y las palabras del presidente Bush tuvieron su cometido.
De a poco, la historia oficial de los acontecimientos cobró forma y sustancia. Y ya nadie se inquiere qué pasó realmente aquel fatídico día. La imagen tenebrosa de un fanático de rostro enjuto y mirada penetrante se nos ha hincado en nuestras cabezas con pérfida nitidez. Con tanta fuerza como que los medios la alimentaron.
Hoy me propongo llevar a cabo dos cosas, en honor a la verdad y a las familias damnificadas. Por un lado, desnudar la trama oscura y secreta que tejieron altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos. Por otro, mostrar a la opinión publica cómo una vez más se nos está manipulando, mintiendo descaradamente y ocultando información vital para comprender esta tragedia.
Y empezaré señalando algunas contradicciones.
Los Acontecimientos “OFICIALES”
No hay duda. Al revolver entre cientos de archivos uno puede llevarse más de una sorpresa. Y entonces, casi como un moho viscoso pegado duramente a la pared de un cofre, aparecen las contradicciones con el tiempo.
Pero bueno y justo será que repasemos cual fue la “historia oficial” de aquel 11 de septiembre turbulento.
Como todos sabemos, dos aviones comerciales impactan contra la fachada del World Trade Center (WTC) en las Torres Gemelas. Luego, las noticias advierten de muchos vuelos más siniestrados. Y uno de ellos, según la “versión oficial”, se estrella en las mismísimas fauces del Pentágono, el edificio más protegido del mundo. En Pennsylvania, otro Boeing 757 es derribado por la misma tripulación que, en un acto heroico, toman los controles y evitan una catástrofe mayor.
A simple vista, tales eventos no ofrecen queja alguna. Y todos, , me incluyo primero, nos sentimos tentados en pensar que fueron terroristas de Medio Oriente que, al mando de Bin Laden y su grupo sedicioso de Al Qaeda, hicieron su macabra labor. Y aunque esto es verdadero, hay ciertas aristas que chirrían ni bien uno las analiza.
Pero las paradojas empiezan al estudiar atentamente el vuelo siniestrado en el Pentágono. Allí, como digo, no sólo los avezados terroristas pudieron hacerse con los mandos del vuelo y estrellarlo contra una delicada fachada de los primeros pisos del edificio (cuando hubiera sido más sencillo hacerlo sobre el raso y no tan ceñido al suelo) sino que, encima, violaron uno de los más complejos emblemas militares del planeta, el corazón de Washington y el mundo.
Y para hacerlo evadieron el sistema sofisticado de radar del lugar, y la artillería que, en caso de violación del espacio aéreo entra automáticamente en funcionamiento. Lo hicieron, y con tan buen tino, que de los cinco anillos que conforman este lugar, impactaron y destrozaron sólo uno. Casualmente aquel que recientemente había sido refaccionado.
Y digo yo, ¡ Vaya puntería!.
Cuando la NBC dio a conocer la filmación de este horror, que sospechosamente no tuvo mucha repercusión, se aprecia como “algo” impacta en la base del edificio. Pero claro, ese “algo” no llega a observarse con mucha definición. Y si uno se toma la molestia de analizar una y otra vez la cinta, puede llevarse pasmosas sorpresas.
No sólo no hay avión comercial, sino que el fuego, según los que estudiaron la cinta, especialistas en explosiones, se comporta de una manera que sólo puede ser consecuencia de una explosión y no la combustión del queroseno del avión.
Aquella es la opinión de Pierre, Henri Bunel, especialista del ejército francés.
Y añade, para más inri:
“La bola de fuego de las Torres Gemelas se proyecta hacia fuera y hacia abajo, mientras que la del Pentágono lo hace hacia arriba, señal de que las temperaturas que generó fueron más altas en el caso de Washington, al producirse una mayor evaporación, lo que vuelve a indicar que se trató de una detonación, ya que si el origen del fuego es por queroseno, la temperatura es más baja.”
Lo curioso de todo, es que el vuelo 77 que, según la versión oficial, se estrelló contra el Pentágono, misteriosamente desapareció del radar varios minutos antes de que ocurriera la tragedia.
Y desapareció cuando atravesaba los densos Parques Nacionales de Ohio. Justo cuando no había nadie disponible para ver donde quedó aquel vuelo.
Y, a continuación, minutos más tarde un “bip” en el radar sentenció que una aeronave veloz se dirigía hacia el Pentágono. Claro, su velocidad desmesurada no era la de un simple Boeing, era otra cosa. ¿Qué era? Ya lo veremos.
Continuemos con la filmación de la NBC.
Como digo, no se aprecia avión comercial, salvo algo, notoriamente blanco y delgado, que surge al ras del suelo. En cada fotograma, amen de la explosión, se puede seguir el recorrido de aquello que no presenta alas como las de los aviones, y cuya velocidad supera a la de un Boeing.
Pero además de la filmación, que aquí se ofrece para su análisis, hay otros detalles...
Por ejemplo. Muchos testigos afirman que vieron un pequeño avión cruzar sobre sus cabezas, emitiendo un tipo de estela inconfundible. “Como un avión mediano” confesaba Meseidy Rodriguez.
Michael Kelly lo retrataría más minuciosa para la cadena CBS: “ Vi un avión que venía por encima, a muy baja altura, y lo siguiente fue una tremenda explosión. Era un avión pequeño”.
Es cierto, también hubo observadores de un Boeing circulando por la zona. Pero eso se explica fácilmente cuando constatamos que se había decretado, tras lo de Nueva York, a todos los vuelos aterrizar en el aeropuerto de Reagan ubicado a sólo un kilometro del Pentágono.
Y nadie, repito: nadie, pudo presenciar aquello que se estrelló contra el Pentágono.
Pero hubo ciertas pistas que pudieron ponernos sobre el responsable. Se trataba de filmaciones efectuadas desde cámaras de seguridad de tanto una gasolinera como el propio hotel Sheraton. Lamentablemente aquí el FBI hizo de las suyas, y confiscó todo el material relativo a ello. Y pregunto una vez más ¿No es sospechosa esta actitud?
Y es que, sea lo que hayan captado las cámaras, hubiera sido contundente. Por eso, despechado, José Velasquez decía: “ Pensé que la cámara de seguridad de la gasolinera debería haberlo captado todo, porque está orientada hacia aquel lugar”.
Pero continuemos.
Y aferrémonos a las matemáticas, mis ciencias preferidas.
Hacía una hora que había ocurrido lo de las Torres Gemelas en Nueva York, cuando ocurrió lo del Pentágono. Por tanto, el mundo ya estaba convulsionado.
Pues bien, aquel poderoso, ahora endeble, edificio del Pentágono está alojado a 15 km de la base aérea Andrews que posee aviones caza para cualquier acción imprevista.
La “versión oficial” admite que se enviaron cazas para evitar lo del Pentágono, pero no llegaron a tiempo. Y, en lugar de enviarlos de la base más próxima (la Andrews donde “casualmente” no estaban disponibles, estaban en prácticas) se procedió a enviar los de la base de Virginia, la Langley.
Como digo, así y todo, según el Norad (mando aéreo de la defensa de Norteamérica) no pudieron llegar a tiempo.
Pero aclaremos el asunto.
La base aérea de Langley (que envió dos F-16 a las 9:24 hs) está ubicada a 200 km del Pentágono. Un F-16 puede alcanzar velocidades de casi dos veces la del sonido (Mach 2, aproximadamente 2300 km/h)
Ahora bien, juntemos todo y analicemos.
Si el impacto fue, según el Norad y la “versión oficial”, a las 9:37 hs, la distancia pudo ser cubierta por los cazas a su máxima velocidad (tuvieron más de 12 minutos). Pero, por alguna siniestra razón, aquellos bólidos del aire no emplearon más allá de los 400 km/h, según los cálculos matemáticos que invito que ustedes mismos realicen.
¿Por qué? La respuesta puede ser obvia...
Incluso más. Según los partes sismograficos, el impacto al Pentágono fue efectuado a las 9:41 hs, no a las 9:37 hs.
Y digo yo ¿Por qué, sabiendo el estado de la Nación, donde sus dos monumentos más emblemáticos ya habían sido alcanzados, no se llegó a tiempo a evitar esta nueva catástrofe.? Y tuvieron una hora para reflexionar cual podría ser el siguiente objetivo en la negra lista de los terroristas. Aun así, las medidas de seguridad del Pentágono dejaron mucho que desear.
¿Qué fue entonces lo que finalmente se estrelló contra el Pentágono?.
Dejaré que lo diga, como lo hizo en The Washintong Post,un ingeniero que trabajaba en el propio edificio:
“Nosotros oímos un ruido, un ruido fuerte como el de un misil. A continuación se oyó la explosión.”
¿Suficiente?.
¿No?
Vayamos, entonces, a algo mucho más concreto.
Y esta vez los ojos no engañan.
¿Puede que este misil haya sido la causa del atentado al Pentágono?
Aun el Pentágono de pie, fíjese que solamente afectó un área menor y de los primeros pisos, cuando el tamaño del Boeing debería haber producido una oquedad mucho más grande. ¿Y donde están el timón, la cola y las alas?
Amen de que las maniobras, según la cada vez más dudosa “versión oficial”, llevadas a cabo por los pilotos del Boeing secuestrado fueron tildadas de “imposible” por varios profesionales de la aviación, el impacto en el primer piso del edificio militar fue imposible desde el vamos.
Joe Vials, investigador de los hechos, piensa que no sólo es inverosímil para la pericia de un piloto entrenado en escuelas simples manejar un Boeing semejante, sino que encima, afirma, se dio el lujo de enfilar a una baja altura de cuasi aterrizaje. Eso, ni los experimentados pilotos aéreos pueden.
Será pues, hora de tomar reglas y centímetros y medir el edificio.
Y las imágenes nos ayudaran.
Fijémonos en las fotos la imagen donde esta derrumbada la fachada del edificio, que ocurrió al cabo de una hora. Media 15 metros de profundidad y 19 de anchura.
Pues bien, el Boeing que se estrelló contra el Pentágono media 47, 32 metros de longitud, frente a los 15, y 38 metros de envergadura, frente a los 19. Y el retrato digitalizado de la situación será más elocuente. En este caso, las palabras sobran.
Aquello, definitivamente, no fue un avión comercial.
Pero alguien objetara: “¿Y los restos, acaso no hubo restos del avión?”.
Rotundamente No. O mejor: hubo un, repito: “un”, resto de avión, pero sus dimensiones eran tres veces más pequeñas que el Boeing. Y, según la “versión oficial”, el avión se desintegró (cuestión que jamás ocurrió en este tipo de accidentes).
Detalles de la oquedad. Compárese con la envergadura de lo que un Boeing hubiera hecho con sus 13, 6 metros de altura
Los “restos” del avión. Amen de no corresponder a un Boeing, su tamaño nos indica que aquel artefacto que impactó contra el pentágono era tres veces menor que un avión comercial
Pero como dijo el físico Gerard Holmgren, quien analizó exhaustivamente el episodio en su Análisis Matemático y físico del atentado del Pentágono, “El gobierno de los Estados Unidos podrá ser el más poderoso del mundo pero no puede cambiar las leyes de la Física”.
La verdadera proporción de avión. Como se advierte a simple vista el desmoronamiento, que se hizo efectivo a la hora del estruendo, debió ser mayor y más destructivo.
Pensemos que en las alas había combustible en esta clase de naves.
El Pentágono en uno de sus flancos. Por ahí pasó el avión, pero, como se aprecia, el pasto esta intacto y sin ningún daño
Las Torres Gemelas: PILOTOS DE ALA
No voy a profundizar en la vida de los terroristas que nos vendieron (en virtud o no de la orden ejecutiva 01, 261 que prohibe dar detalles por razones de seguridad) a un público dolido y resentido en lo más profundo.
Solo debo decir, en honor a la verdad, que aquellos emisarios de Ala no estaban facultados para volar con pericia tremendas fortalezas del aire, muchos menos para ejecutar maniobras como las que vimos en el Pentágono o en la Torre Sur.
Lo desastroso para la “versión oficial” es que muchos de los caratulados como terroristas que habían piloteado los aviones estaban vivos y coleando en diferentes partes del mundo ( como Salem Alhazmi, que manejó el vuelo 77 y reside actualmente en la ciudad saudí de Yanbou).
Aquellos identikit resultaron una farsa. Y desde embajadas se le advirtió al FBI que estaban malinformando a la población. Pero esto, como muchas otras cosas, fue desoído.
Importaba un culpable, alguien en quien recayeran todas las consecuencias del horror. Y en esa búsqueda no importó la verdad. Todo nacido en Medio Oriente era posible sospechoso. Más aun si anduvo por los Estados Unidos en los últimos días al 11 de septiembre.
Y no importaba (para llegar a esta cometido) que se falsificaran evidencias o que se tergiversaran testimonios. Todo, como digo, servía. Por eso no nos debe resultar extraño que el pasaporte de uno de los terroristas haya caído en manos del FBI. Claro, lo hallaron en los escombros milagrosamente intacto. No sólo evadió los 40.000 litros de queroseno del avión, las temperaturas excesivas y la infraestructura del lugar que se desmoronaba, sino que resistió más que su dueño del que no se halló vestigio alguno.
Y algunos dirán que fue una suerte encontrarlo. Otros, más escépticos, pensaran que se nos está tomando el pelo.
Pero analicemos los acontecimientos en las Torres Gemelas.
Primeramente debo destacar que tardaron 30 valiosos minutos en dar la alarma del secuestro del Boeing al Norad. Esto, es obvio, pudo evitar la catástrofe. Los cazas, avezados en estos menesteres, hubieran desviado de mil formas diferentes el objetivo de los secuestradores. Pero, como digo, no ocurrió. Y a las 08:46 hs el Boeing 167 destrozaba una de las Torres Gemelas.
Pues bien. Puede ser entendible, y hasta cierto punto “disculpable”, la negligencia de los controladores aéreos y el Norad en cuanto al primer impacto. Pero no en cuanto al segundo. Y me explico.
Nos enfrentamos a un segundo avión que se dirigía a la Torre Sur del WTC. Dos F-15, cuya velocidad puede llegar a 3000 km/h, se lanzan a la detención del segundo vuelo. 10 minutos después, el inminente impacto no puede ser evitado.
Y sin embargo, como calcularon los expertos, estos bólidos pudieron alcanzar su objetivo en seis minutos. ¿Qué pasó? Parece que lo mismo que en el Pentágono, lo deducible...
Porque, según el Norad, abrazado a la “versión oficial”, aquel segundo vuelo tomado fue detectado a las 08:43 hs. A las 08:46 hs parten los F-15 de la base de Otis (alojada a 250 km de la ciudad). Y aun en vuelo, a las 08:52 hs, no pueden impedir que a las 09:02 hs se estrelle el segundo avión. Finalmente, y ya en vano, llegan a las 09:11 hs.
En suma: desde que se dio la alarma ( y no olvidemos que el primer avión ya había impactado en la Torre Norte) transcurrieron casi 20 minutos.
Así y todo, por alguna siniestra razón, otra vez, los cazas no emplearon todas sus capacidades y no llegaron a tiempo.
El mismísimo general Paul Waver, director del Air National Guard, afirmó que “ los cazas podrían haber alcanzado a los aviones aun estando a 800 km de distancia”.
Entonces ¿qué falló?.
No podemos pensar en un error, dado que no por nada Estados Unidos invierte tanto millones en defensa militar. Además era el segundo vuelo. Tenían tiempo.
Sospecho que alguien, presumiblemente muy informado por adelantado del asunto, con influencias en las altas esferas del poder, dio la orden de demorarse a los F-15. Por eso se explica, que al segundo impacto, aceleraron, tal como lo registra el radar y los cálculos matemáticos , a 1350 km/h para llegar a destino. Y es que, pobres diablos, venían a una media de 260 km/h, casi en clase turista)
Pero alguien objetara ¿Al fin y al cabo, el vuelo 93, no fue derribado en Pennsylvania por cazas?
Tampoco, parece, llegaron a tiempo. Y según la ya dudosisima “versión oficial”, el gobierno afirmó que aquel vuelo cayó por obra y gracia de los propios pasajeros en un acto que les grajeó el mote de “el vuelo de los héroes”.
EXPERTOS DE ALA
Sobre la pericia de los pilotos terroristas, como mencione, quedan muchas dudas. Al ver los videos de los atentados, muchos de los pilotos de aviones comerciales (semejantes al de los atentados) alzaron la voz. Y concluyeron que los secuestradores debieron estar muy avezados en la aviación. Tuvieron que ser, necesariamente (insisto) expertos.
Fernando Llaca Posada, comandante de Iberia y ex presidente del SEPLA declaró: “La acción ha sido obra de pilotos entrenados y no de aficionados que hubieran tenido una formación improvisada. Tenía un mínimo de instrucción que se adquiere con mucho tiempo de aprendizaje y con mucho dinero. No eran aficionados.”
Otro piloto era Jaime Lacasa:
“El Piloto tenía una experiencia en este tipo de aviones, ya que sólo un experto puede hacer un impacto con esa precisión”.
Así y todo, y aunque cueste reconocerlo, la “versión oficial” sepultó estas declaraciones.
Los terroristas apenas si habían hecho cursillos en escuelas de vuelo, y ninguno había manejado jamás, según los instructores, un Boeing, salvo uno de ellos, Mohamed Atta, en un simulador.
Y tengamos en cuenta que a una velocidad de 800 km/h un error de fracciones de segundo puede equivaler a una desviación de varios metros en el rumbo. Pero uno de ellos, incluso, se dio el lujo de virar a último momento, tal como muestran los videos.
Pero permitamos por un momento cerrar los ojos a lo obvio y suponer que “por un milagro de Alá”, los terroristas pudieron maniobrar sus secuestradas aeronaves hacia las Torres.
La cosa cambia, sin embargo, con el Pentágono. Porque el presunto terrorista Hani Hanjour que estrelló “su” avión, según la “versión oficial”, no llegó a pilotear en su prácticas siquiera una avioneta. Pero maniobró con tanta destreza su avión que, no sólo estuvo en vuelo 55 minutos, sino que descendió a ras de la tierra para chocar contra el primer anillo del Pentágono. Y lo hizo evitando los arboles, faroles, y manejando a solo cinco metros de altura.
Pero no olvidemos que fue Alá quien lo instruyó. Y probablemente las instrucciones del Corán lo ayudaron. Porque nadie de este mundo puede manejar un avión así. Antes, la nave se va a pique contra el suelo.
El terrorista Mohamed Atta, captado por las cámaras del aeropuerto. Dicen, según los informes, que estuvo en periplo por toda España
Algunas tomas del segundo impacto. Se evidencia la maniobra del avión, antes del impacto
¿Que es aquella protuberancia en el avión? .Algunos piensan que pudo tratarse de una bomba acoplada.
TORRES DEMOLIDAS POR...
“ La secuencia de eventos que provoca finalmente el colapso de los edificios no puede determinarse de forma definitiva”, declaraba el FEMA (Sociedad Civil de Ingenieros Americanos)
Y estaban en lo cierto. Porque, amen de la torre numero 7 que cayó por causas desconocidas –que de inmediato se achacó a las Gemelas – el derrumbamiento de Torres no puede ni será explicado por mucho tiempo.
Lo cierto es que todo nos lleva a pensar en una detonación interna. Y me explicaré sucintamente con un mínimo de rigor.
Y empezaré con los testimonios de bomberos que jamás creyeron la “historia oficial” y declaraban en su día: “Los daños estructurales provocados por el impacto de los aviones y la ignición del combustible no fue por si misma razón suficiente para provocar la caída de las torres”.
Pues bien. Estos hombres reclamaron una investigación profunda de los hechos, y pronto, una cinta se ofreció al cuerpo de bomberos, donde estaban grabadas las últimas comunicaciones con aquellos que habían ascendido a rescatar a las victimas de la tragedia. Claro, se pedía que a cambio de dichas cintas, firmaran un informe de confidencialidad para que por ninguna razón fueran dadas a conocer a la opinión publica.
Los bomberos no aceptaron el trato, pero sí los familiares de las victimas. Y, desde luego, mandaron el acuerdo al demonio. Y desvelaron como el jefe del cuerpo de bomberos, Jeff Palmer confirmaba que el incendió en la planta 78 era controlable y que “tenemos un buen plan para impedir que se propague”.
Pero sus planes fuero truncados. Y allí mismo morirían bajo los cimientos y las explosiones que oyeron reporteros de CNN, de la BBC.
Y uno de ellos, Steve Evans lo resumía así:
“ Yo estaba en la base de la segunda torre, la segunda torre que fue impactada. Hubo una explosión, la base del edificio se agitó , la sentí moverse. Luego, cuando nosotros estabamos fuera hubo una serie de explosiones.”
Pero centrémonos en los aviones y su combustible y su blanco.
Las torres, por un lado, estaban formadas por más de 40 vigas de acero enterradas en lo profundo de la tierra, a un nivel –7, sobre la propia roca de la isla. Su constructor, el japonés Minoru yamasaki, conciente de la envergadura de su obra, mandó a construir un doble sistema de refuerzo , uno interior y otro exterior. En el eje central había vigas de acero. Y , por fuera, también había vigas de acero.
Ahora bien. Volvamos a aunar todos estos datos y los del avión.
Como se sabe, para fundir el acero es preciso de temperaturas superiores a 1400 grados centígrados. Y sin embargo, el queroseno de los aviones gracias si llegaban a 800 grados.
Aun así, afirman que cayeron como consecuencia de un efecto domino que empezó desde el impacto de las aeronaves. Una planta sobre otra. Pero debemos admitir al ver los videos que aquello semeja más una demolición con explosivos que otra cosa. Y como digo, el acero era muy resistente para consumirse a 800 grados.
Quizá por eso, Mirolad Ristic, catedrático de la Facultad de Arquitectura y Construcción de la Universidad de Belgrano declaró: “ El derrumbare de las Torres Gemelas se produjo, además de por el impacto de los aviones, a la posible presencia de explosivos dentro del edificio. A la luz de las imágenes, y al contemplar la caída de las antenas de televisión de las torres en dirección estrictamente vertical, sin torsiones, deduje que no había otra forma de lograr una demolición así que con explosivos.”
Pero esto no es lo inquietante del asunto.
Lo curioso, lo importante, lo trascendente es que en el nivel –7 se halló literalmente una “piscina de acero liquido”.
Mark Loizeaux - presidente de la empresa Controled Demolition de Phoenix - reclamado para colaborar en las investigaciones, efectuó el hallazgo. Y recordémoslo: el nivel 7 está a muchos metros por debajo de la tierra. Y no hay oxigeno casi. Y el impacto de los aviones fue entre las plantas 80 y 100 (promedio).
¿Cómo, con sus 800 grados de calor de combustible, fundieron los cimientos transformándolos en una “piscina” de acero?.
Tal vez ahora entendamos cómo tamañas construcciones sólo resistieron poco más de media hora antes de su colapso.
Fue el tiempo prefijado para las detonaciones...
SOSPECHOSOS CLARIVIDENTES
Ya lo digo. Hubo circunstancias que fueron literalmente desdeñadas por la prensa y que nos advertían que hubo muchas personas que sabían de antemano de la catástrofe.
Eso me lleva a pensar que el Gobierno de los Estados Unidos sabía lo que estaba en juego aquel 11 de septiembre. Y, aun así, miró para otro lado. Es más: podría decirse que les abrió de par en par las puertas a los terroristas para que hicieran su trabajo.
Después de todo, como sabemos, ellos siempre salen beneficiados a costa de las miles de victimas y el dolor y miedo esparcidos por toda la población y la propia humanidad. No nos engañemos, así son los lideres del mundo.
Pero se me entenderá mejor cuando exponga a los adelantados o profetas que supieron atisbar lo que se venia.
Kennet Williams –agente del FBI –advirtió en un elaborado informe en julio
de 2001 de las intenciones de Al Qaeda. Su conocido “informe Phoenix” fue sistemáticamente obviado. Pese a que advertía que tanto el Pentágono como las Torres Gemelas podían ser los blancos elegidos.
La CBS aseguró que en agosto de 2001, George Tonet, director de la CIA
había avisado al presidente Bush de los inminentes atentados.
Coleen Rowley , agente del FBI en Minneapolis también afirmó que se
conocían los planes de los terroristas pero así y todo no se hizo nada por detenerlos.
El enemigo publico numero uno de Estados Unidos, casualmente muy cercano al presidente y su entorno. También salió beneficiado en la masacre. Curiosamente en los primeros videos que se dieron a conocer no habla de su responsabilidad en los atentados
El primer ministro Israelí, Ariel Sharon también fue advertido por el servicio de seguridad Israelí, según el diario Yadiot Ahranot.
Muchos de los trabajadores de Odigo, empresa Israelí –cuya sede estaba en World Trade Center – fueron advertidos de los inminentes ataques a través de radio mensajes.
En Europa, una de las bases americanas más importantes, curiosamente – cuando no sospechosamente- se puso en alerta casi diez horas antes de producirse el primer atentado contras las Torres Gemelas.
La base aérea de Wright Patterson también estuvo en alerta horas antes de la masacre.
El periodista Gordon Thomas confirmó que la CIA había sido notificada por el servicio secreto israelí de que aviones comerciales suicidas podrían impactar contra los emblemas de Norteamérica.
El Alcalde de San Francisco, Willie Brown, también fue advertido. Lo mismo el escritor Salman Rushdie. En el Pentágono , donde se produciría el tercer atentado, se citaron a un nutrido grupo de periodistas. Y, por razones que jamas se esclarecieron, se canceló aquella convocatoria que estaba preparada para la misma mañana de los hechos, en el preciso lugar donde habría de impactar el dudosisimo ¿Boeing.?.
El 10 de septiembre de 2001 , Tom Kemey , director del FEMA, fue impelido
por sus superiores a que tomara puesto con su gente en Nueva York.
En agosto de 2001, otra casualidad. Un ex teniente de marina es detenido y declara sin ambages trabajar como agente secreto. Delmart Edward Vreeland avisaba –con absoluta precisión de detalles- de un inminente atentado en Nueva York .
El banquero Richar Dennison también denunció sus “novedades” al FBI en agosto de 2001. Y, según anticipó, aquellos terroristas tenían planeado secuestrar aviones para su horrendo crimen.
El presidente egipcio Hosni Mubarak también disponía de información al respecto –en virtud de sus servicios de inteligencia, que parecen funcionar mejor que el de los estadounidenses –de un atentado el 11 de septiembre.
La foto muestra a Bush –en el preciso instante en que le avisan de la amarga “novedad” - en aquella escuelita donde permaneció impávido mientras su país se colapsaba
De Alemania también informaron al FBI. Indicaron con detalle el propio WTC. En junio del 2000 una empresa de paginas web, Verisign, tuvo 17 solicitudes
sospechosas para crear sitios nuevos en la red. Sus nombres lo dicen todo: August11horror.com, terrorattack2001.com, woldtradecenterbombs.com , newyorattack299.com, attackamerica.com , terrorattack2001.com.
Las extrañas maniobras de los mercados bursátiles días atrás del 11 de septiembre solo nos indican lo mismo: alguien sabía.
El 7 de septiembre, George Schultz – ex secretario de Estado- también recibió la “mala nueva” por anticipado. Así lo dijo al diario San Francisco Cronicle.
El 10 de septiembre el juez antiterrorista de Francia Jean-Louis Brugiere también advierte de los inminentes golpes a WTC.
Y aquí lo curioso. Meses antes del 11 de septiembre, fue hecha una simulación en maqueta del ataque al Pentágono. Y justamente el día de la catástrofe , en la sede de la CIA, se hizo un ejercicio similar que, dramáticamente, esta vez coincidió con la realidad.
Finalmente, por alguna razón bendita, las Torres Gemelas estuvieron con solo –y que no es poco –un 20 % de la ocupación. Eso, cierto es, evitó que la masacre llegara a mayores.
Y la lista podría seguir extendiéndose, pero creo que es suficiente para ilustrar mi idea.
Alguien –un grupo o Familia en el poder –sabía muy bien lo que estaba por ocurrir. Y aun así, olímpicamente cerró los ojos. Si lo planeó o no es ya arriesgado decirlo. Basta con afirmar que “las puertas de la casa estaban abiertas.” Y que muchas empresas, compañías petroleras y gente del gobierno salieron beneficiados.
Por eso, tal vez, el Echelon –un sofisticado sistema de espionaje –que capta más de 50 millones de mensajes (informáticos o telefónicos) en el mundo, día tras día, no detectó nada. Salvo unas comunicaciones que dio a conocer la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) Y decían: “Mañana es la hora cero”. “El partido está por comenzar”.
No sólo los terroristas evadieron estas informaciones (por negligencia o inteligencia del Estado) sino que, pasaron “armas blancas” –según la “versión oficial”- , chequearon sus pasaportes –que nadie negó el sello, pese a figurar en listas del FBI –y acto seguido, se hicieron con el control de los aviones. El resultado ya lo conocemos de memoria.
El “partido”, finalmente, había comenzado.
¿FANATICOS DE ALA O DE LA INFORMATICA?
Una trama perfecta. Eso es lo que me pareció. Y quizá pocos se atrevan a descubrir que tras los atentados y los cientos de muertes, hubo particularmente algunos decesos que fueron más que sospechosos.
Que John O´Neill fuera relevado de su cargo del FBI (donde no lo dejaban profundizar en el tema Bin Laden/Al Qaeda) y haya empezado a trabajar ,”casualmente” el 10 de septiembre en las Torres –donde al día siguiente moriría - pudo ser azar.
Que a bordo del avión secuestrado viajara el espía Daniel Lewin, que trabajaba para las fuerzas aéreas de Israel, también: “casualidad”.
Pero en mi opinión no existen las casualidades. Y –siempre lo digo - donde otros ven algo casual, yo veo propósito.
Porque, amen de aquellas sincronicidades curiosas, debemos añadir que en los vuelos viajaban científicos de la empresa Raytheon, especializada en sistemas para la milicia.
En el Boeing 767 que se estrelló contra una de las torres (norte) viajaban tres trabajadores de aquella empresa: Peter Gray, David Kovalcin, Kenneth Waldie.
En el segundo avión –estrellado en la torre sur – también había otro trabajador de Raytheon : Hubert Homer.
Ya deberíamos sospechar de estas “sincronicidades” o “casualidades mayores”. Pero todavía faltaba otra rareza...
En el desaparecido vuelo 77 –que se desintegraría completamente en el Pentágono, según la “versión oficial”, sin siquiera dejar trazas ni fuselajes – a bordo viajaba Steve Hall, director de programas bélicos de la mencionada compañía.
Pero sigamos con las “casualidades”.
Tras los hechos del 11 de Septiembre, Raytheon obtuvo del gobierno Norteamericano más de 400 millones de dólares para mejorar sistemas de misiles.
Una cifra espectacular, pero pequeña en relación a lo que ganaron los que “financiaron” la guerra. Porque si tan solo hubieran dado una mínima tajada, un porcentaje menor de lo que obtuvieron, el hambre del mundo hubiera terminado de la noche a la mañana.
Pero no. Debían seguir empeñados en financiar complejos sistemas de defensa que son “inútiles” –y ya sabemos por qué lo digo- cuando se los precisa y que no conducen más que al desmesurado poder de unos pocos.
La tecnología de Raytheon es tan secreta que suele llamarse a estas investigaciones privadas “proyectos negros”, casi rayanos en la ciencia ficción, pero siempre a favor de los militares.
Ahora bien. Entre esos “proyectos” vedados a la opinión publica estaba la posibilidad de pilotear un avión sin necesidad de Piloto, a través de señales electrónicas.
El diario alemán Der Spiegel lo decía claramente: “ El pasado mes de agosto , la compañía Raytheon logró en la base Aérea de Holloman , en Nuevo Mexico (EE.UU) hacer aterrizar hasta seis veces a un Boeing 727 sin piloto a bordo. El sistema que empleó utilizaba señales de radio que partían del final de la pista en la que tenía que aterrizar , que se enviaban al avión, que gracias a ordenes electrónicas desde tierra y a la utilización de localización por GPS servían para que los aterrizajes pudieran producirse.”
Entonces ocurre que al leer cosas de semejante envergadura uno, naturalmente, sospecha. Y piensa y vuelve a pensar: ¿no habrá sido posible que algo similar hubiera ocurrido en WTC.? Y cuando leo las historias tejidas por la siempre presente “versión oficial” sobre los terroristas no puedo más que sorprenderme y abonar esta teoría.
O como dijo el experto en los atentados Paul Thompson: “ Estaban en los vuelos secuestrados los empleados de Raytheon para activar el sistema Global Hawk o asegurarse de su funcionamiento?”.
Si se aseguraron de su funcionamiento, lo hicieron bien. Y ahora callaran.
CONCLUSIONES FINALES
No debería albergarse dudas de lo que ocurrió el 11 de septiembre del 2001. Hubo un ataque terrorista, eso es indiscutible. Pero estuvo escalonado desde el interior del Estado Norteamericano, donde salieron muchos beneficiados. No sólo obtuvieron “permiso” para la guerra en Medio Oriente bajo una hipotética amenaza – recuerden que hablaban de armas de destrucción masiva, armas que jamás fueron encontradas - terrorista, sino que violaron todo tipo de instituciones habidas y por haber e incluso a la propia población que no quiso plegarse en esta revuelta.
Pero los medios, eficaces como siempre, concienciaron a la gente. Y poco a poco fueron condicionándose a creer lo que día tras días decían. La amenaza de Ántrax sólo sirvió para revolver el avispero y el temor, puntilloso, se instaló en los corazones de la población. De ahí en más no había que dudar de la “versión oficial”. Hacerlo sería una acción de “mala fe” y atentaría contra “ El faro más brillante de la Libertad y el Progreso del mundo”.
Y no debo ni quiero decir que no hubo terrorismo, ni que podría haber estado implicados muchos de los personajes detectados por el FBI (tal es el caso de Mohamed Atta y el grupo de Bin Laden). Pero todos ellos, se quiera o no, tuvieron un apoyo del Estado Norteamericano para concretar sus siniestros fines.
A la postre, todos, -incluso el clan Bin Laden – salieron beneficiados.
Y sé que alguien dirá: “Pero el propio Bin Laden declaró su ataque a Estados Unidos”.
Pero creo que ya todos sabemos los secretos acuerdo entre este “impostor” y terrorista y el gobierno americano. Si alguien tiene dudas, debería refrescarse viendo el documental de Michael More “ Farenheit 9/11”.
Además, se antepone algo lógico. Un hombre como Bin Laden, que planea minuciosamente el atentado más impresionante de la historia, que toma medidas para que todo salga a la perfección ¿No esperó un contraataque de su enemigo, no previó que su atentado haría bullir el celo Norteamericano?. Claro que lo previó, pero en sus planes estaba cotejado que jamás sería apresado (además no olvidemos que los sobres con Ántrax fueron toda su “artillería” pesada). Y así dejó, -de igual modo que a él- las puertas abiertas al imperio del Petróleo.
Este es el retrato, resumido y directo, de lo que ocurrió aquel 11 de septiembre en que la historia dio un sacudón. Y, como vemos, las ansias de poder del hombre no se debilitan con nada. Y sigue escalando. Y sigue conquistando. Y sigue llenándose los bolsillos a costa de inocentes e ingenuos.
Algunas de las imágenes del “gran faro del mundo”. Han generado repulsas y protestas en todo el mundo. ¿No son suficientes para que los defensores – ocultos en agrupaciones escépticas, y de pésima calidad- del gobierno de Bush callen, y lo hagan para siempre? Se escudan diciendo que es una ofensa a las víctimas del 11 de septiembre, y yo me pregunto ¿ es que estas otras no son víctimas de la misma injusticia y el uso desmesurado del poder?
Todos somos parte de la población. Y,creo yo, –al menos que mis ojos me engañen – somos mayoría. La pregunta es y volverá a ser: ¿Por qué dejamos, entonces, que nos mientan y nos manipulen a su antojo?.
Y lo repito: con una “limosna” de todo aquello que recaudaron con la guerra habría bastado para frenar el hambre del mundo.
Sólo sé algo –y con esto finalizó de una buena vez este informe -: Usted y yo somos responsables de la injusticia. Porque hemos sido ciegos aunque nacimos con ojos. Porque hemos callado aunque tenemos lengua. Porque las banalidades reinantes y la superficialidad de las cosas captan nuestra atención cuando no deberían hacerlo.
Que llegué a quien tenga que llegar.
Años 80: Donald Rumsfeld y Saddam Hussein en la época en que éste usaba armas de destrucción masiva contra Irán y su propio pueblo.
La NASA y la Luna
El 1 de octubre de 1958 fue fundada la National Aeronautics and Space Administration (NASA). Referir los orígenes de esta organización tal vez sea útil para que el lector se explique muchas de las cosas, algunas inverosímiles a primera vista, que explicaremos a continuación. En la década de los cincuenta los Estados Unidos desplegaban dos programas espaciales independientes, el Explorer, desarrollado por el Ejército, y el Vanguard, dependiente de la Marina. El interés de los militares por el espacio no era una cuestión que tuviera nada que ver con el avance de la ciencia. La potencialidad de los satélites en misiones de reconocimiento y comunicación se unía al desarrollo de cohetes propulsores cada vez más eficientes que, de paso, podían ser empleados como mísiles intercontinentales. Si a eso le unimos la posibilidad de emplazar armamento nuclear en órbita a la Tierra, no resultará difícil comprender que para las fuerzas armadas estadounidenses el espacio era un objetivo estratégico de primer orden. Por todo ello la NASA, a pesar de la imagen pública "amigable" que tradicionalmente ha divulgado, fue desde su principio una de las agencias gubernamentales americanas en las que el sigilo ha estado más presente, desde la simple ocultación de datos al público, hasta la organización de operaciones clandestinas con los más variados objetivos.
De hecho, la propia acta fundacional de la NASA ya recoge en uno de sus artículos que cualquier información sería susceptible de ser ocultada si así lo demandasen los intereses de la seguridad nacional. Esto no se refería solamente a cuestiones que tuvieran que ver directamente con la defensa, sino que incluía otro campo tenido muy en cuenta durante aquella época: la posibilidad de encontrar pruebas que demostrasen la existencia de vida inteligente de origen extraterrestre.
Así, entre el desarrollo de modelos secretos, que seguramente originaron algunos supuestos avistamientos ovni, y la realización de experimentos sobre telepatía con astronautas en órbita, se inició uno de los planes de investigación secreta más fascinantes de la historia, que culminaría con la conquista de la Luna, un acontecimiento detrás del que hay mucho más de lo que cuentan las enciclopedias.
Fraude cósmico
La reciente publicación en los Estados Unidos de varios libros y vídeos al respecto ha puesto de actualidad una curiosa teoría conspirativa según la cual la conquista de nuestro satélite, el mayor hito de la historia de la exploración espacial, bien pudo ser un refinado engaño organizado y dirigido por la NASA. Para algunos autores, los astronautas norteamericanos -o al menos los del Apolo XI- nunca posaron sus pies sobre la superficie lunar, aportando una colección de pruebas que, si bien en la mayoría de los casos son circunstanciales, en su conjunto conforman una inquietante duda.
En principio, y analizando la coyuntura de la época, tampoco debiera extrañarnos demasiado que el gobierno norteamericano recurriese a una farsa de semejante calibre. Recordemos que toda esta turbia historia tuvo lugar durante el momento más tenso de la Guerra Fría y que, hasta aquel momento, el programa espacial soviético se había confirmado como mucho más eficaz que su equivalente estadounidense. No solo se trataba de una mera cuestión de prestigio; llegar a la Luna, a cualquier precio, era una necesidad militar, si se quería evitar que la Unión Soviética, consciente de su primacía tecnológica, fuera ganando terreno e influencia en la política internacional de la época. Estos y otros planteamientos similares habrían motivado la creación del ASP (Apollo Simulation Program), que culminaría con el alunizaje ficticio del Apollo XI en el desierto de Nevada, tal vez en algún rincón de la célebre Área 51.
¿Descabellado? Es posible, pero existen algunos detalles que cuando menos levantan la sombra de una duda razonable. El primero de ellos, y el más evidente, se puede observar en las fotos que el módulo aparece posado sobre la superficie de la Luna. Según nos cuentan, y tal como atestiguan las conocidas fotografías de la huella de Armstrong, el suelo de nuestro satélite está cubierto por una considerable capa de polvo fino. Sin embargo, no existe ninguna diferencia entre el terreno que hay bajo el módulo y el circundante. Ni un cráter, ni polvo adherido a las patas del aparato. Las pequeñas irregularidades del suelo que rodea a la nave espacial continúan uniformemente bajo ésta, como si en vez de haber alunizado violentamente utilizando sus potentes retrocohetes para amortiguar el choque, hubiera sido depositada allí suavemente por una grúa.
No es ésta la única sorpresa que nos deparará un atento estudio de las fotografías y filmaciones del programa Apollo. Como señala el fotógrafo David Percy, una de las más elementales reglas de la fotografía es que las superficies planas son siempre iluminadas uniformemente por el Sol. Sin embargo, cualquiera puede comprobar que en muchas de las fotografías los astronautas y el módulo lunar se muestran en un área intensamente alumbrada, mientras los alrededores permanecen en penumbra, lo que solo podría haber sucedido si éstas se hubieran tomado de noche utilizando focos, y no en pleno día lunar, como cuenta la versión oficial. Las sombras que proyectan algunos objetos, que en vez de ir en paralelo -como correspondería a una iluminación solar- se extiende en trayectorias divergentes, también indican que las fotos fueron tomadas en la Tierra, utilizando la noche de algún remoto paraje desértico o bien un plató enorme para simular un alunizaje de guardarropía.
No obstante, es perfectamente posible que los americanos fueran a la Luna y aún así se vieran obligados a falsificar las fotos; especialmente si lo que descubrieron allí no era algo que pudieran divulgar a la opinión pública.
Contacto en la Luna
Cuando de conspiraciones se trata, las cosas nunca son lo que parecen a primera vista, y un fraude como el de las fotos lunares puede ser solamente la punta del iceberg de una operación de encubrimiento mucho mayor. Desde aquel histórico 20 de julio de 1969 en que el hombre puso por primera vez su pie en la Luna, las historias de un supuesto encuentro con seres extraterrestres han corrido como un reguero de pólvora por todo el planeta. Todo tiene su origen en un extraño fallo provocado por una "cámara sobrecalentada" que mantuvo interrumpidas a lo largo de dos minutos las imágenes y sonido de la NASA -no sin unos segundos de margen para poder cortar la emisión en caso de que sucediera algún imprevisto- servía al mundo. Sin embargo, radioaficionados de todo el planeta seguían las transmisiones a través de sus propios equipos de VHF y muchos de ellos atestiguan haber sido testigos de esta comunicación:
Armstrong: ¿Qué era eso? ¿Qué demonios era eso? ¡Eso es lo único que quiero saber!
Houston (Christopher Craft): ¿Qué pasa ahí?… Control de la misión llamando a Apolo XI...
¿Aldrin?: ¡Esas cosas son inmensas, señor! ¡Enormes! ¡Oh Dios! ¡No vais a creerme! ¡Os digo que hay otra nave espacial ahí fuera... posada en la cara exterior del borde del cráter! ¡Están en la Luna, mirándonos!
La conversación continúa con Armstrong y Aldrin descubriendo como unos seres que han descendido de lo que parece ser otra nave espacial les contemplan con curiosidad e incluso se dedican a observar sus instrumentos. Ante esta situación, Houston ordena a los astronautas que tomen todas las fotografías que puedan y actúen como si nada estuviera sucediendo, porque van a reanudar la transmisión al público.
El asunto era grave. A pesar del desmentido oficial, y la consideración como falsificaciones de todas las grabaciones de aficionados que recogían el diálogo, la NASA era consciente de que una información "potencialmente perturbadora" había escapado aquella noche a su control. Algo que se juraron que no volvería a suceder. Para evitarlo, en misiones posteriores se estableció un código de emergencias para que lo utilizasen los astronautas en casos como el anterior. Este código -cuyo nombre en clave era KILO- fue utilizado en una conversación que tuvo lugar durante la misión del Apollo XVII:
Módulo lunar: ¡Hey! Puedo ver un punto brillante allí abajo, en el lugar de aterrizaje, deben haber quitado esa cosa resplandeciente que lo cubre todo.
Houston: Roger. Interesante. Mucho... Pasa a KILO. KILO.
M L: ¡Hey! Ahora es de color gris, y el número uno se está alargando.
H: Roger. Lo hemos cogido y copiamos que está allá abajo. Pasa a KILO. KILO en este asunto.
M L: Cambiando el modo a HM. La grabadora apagada. Perded un poco las comunicaciones ahí, ¿eh? OK, está BRAVO. BRAVO. Seleccionar OMNI. ¡Hey!, nunca creeríais esto. Estoy justo sobre el borde de Orientale, Miro hacia abajo y puedo volver la luz resplandeciente de nuevo.
H: Roger. Comprendido.
M L: Justo al final del cerro.
H: Hay alguna posibilidad de...
M L: Está al este de Orientale.
H: ¿No supondrás que se trata de un Vostok?...
Esta última frase es especialmente significativa. Vostok es el nombre de una serie de satélites rusos que fueron lanzados a principios de los sesenta. Por la fecha y porque estas naves jamás abandonaron la órbita terrestre, es imposible que una de ellas se encontrara en la Luna, por lo que debe tratarse de un nombre en código para designar otra cosa, probablemente una nave extraterrestre.
Ruinas selenitas
Pero, de haber sido así las cosas, los tripulantes del programa Apollo no se habrían encontrado ni más ni menos que con aquello que habían ido a buscar. En las fotografías de la superficie lunar tomadas por diversos vuelos, tanto rusos como norteamericanos, se puede apreciar la existencia de extrañas estructuras que por su forma y organización sugieren un origen artificial. Titánicas torres, formaciones rectangulares que semejan ruinas de ciudades, y extrañas cúpulas semitransparentes, forman un conjunto que de ser de origen alienígena tendría una considerable antigüedad, a juzgar por los evidentes signos de deterioro que muestran debido al impacto de los meteoritos.
Quizá la más renombrada de estas formaciones sean los monolitos de más de doscientos metros de alto que el astrónomo William Blair descubrió en las fotografías tomadas por una de las sondas del programa Lunar Orbiter, en 1967. Estos objetos, justificados por la NASA como "efectos ópticos", tenían además la particularidad de estar repartidos por la superficie lunar siguiendo un patrón regular.
En este entorno se puede comprender casos tan curiosos como el de la foto AS-32-4822. Esta imagen de la superficie de lunar, tomada durante el vuelo Apollo X, fue inexplicablemente descatalogada de los archivos de la NASA aunque, afortunadamente, puede ser libremente contemplada en Internet gracias a la labor de investigadores no oficiales, como la Enterprise Misión, grupo liderado por el divulgador científico Richard Hoagland, quien se ha convertido en una de las voces más firmes en denunciar las manipulaciones de la agencia espacial. La foto muestra un paraje de geografía lunar en que aparecen peculiaridades tan notables como una enorme plaza de planta perfectamente cuadrada, junto a la que se puede observar una enorme estructura regular y, al otro lado de un risco de curiosa forma, un entramado de líneas rectas que recuerdan el trazado de las calles de una ciudad.
Testimonios claves de la ocultación de la NASA
Alan Davis nació en Illinois el 13 de diciembre de 1934, se licenció en Ingeniería Electrónica por la Universidad de Hawai y más tarde se diplomó también en Ciencias Empresariales. Comenzó a trabajar en la NASA en 1959, justo un año después de su creación. Fue ingeniero de telecomunicaciones del proyecto Apollo y estuvo en la plantilla de la agencia aeroespacial hasta 1973. Después se encargo de la dirección de varias estaciones de radar y a principios de los noventa fue director de ITT en España.
Su testimonio es sin duda alguna excepcional, ya que su trabajo en el proyecto Apollo consistía en recibir las señales de radio de las naves, que llegaban a su puesto en la isla de Antigua, en el Caribe, y rebotarlas después hasta el control central en Houston. Él, por tanto, era el primero en recibir las comunicaciones de los astronautas y era testigo directo de todo cuanto acontecía en los primeros viajes espaciales.
Según sus declaraciones, en el primer viaje tripulado no ocurrió solamente lo que vimos por televisión. Armstrong avisó por el circuito interno de comunicación de que "sentía cómo alguien se estaba fijando en él y en su compañero; no veía a nadie, pero estaba convencido de que no estaban solos". Desde la Tierra no se le dio mayor importancia al tema, y en todo momento pensaron que los astronautas estaban siendo presa de extraños pensamientos debido al insólito lugar en el que se encontraban.
Pero más tarde ocurrió algo que dejó helados a los miembros del control de Houston: "Los astronautas relataron que ante sus ojos habían aparecido ruinas de una construcción hecha por seres inteligentes". En la entrevista, el propio Alan Davis incluso las describe, ya que él mismo afirmó haber visto las imágenes. Según sus palabras "allí no había un solo muro, sino varios, y por su morfología era completamente imposible que se tratara de un capricho de la Geología. Los bloques de piedras estaban muy erosionados, pero estaba claro que aquello era artificial. En alguna de las paredes, a algo más de un metro de altura, había agujeros que recordaban a lo que hoy son nuestras modernas ventanas; también había otro tipo de huecos que estaban cerca del suelo, como si fueran puertas. La NASA investigó a fondo aquellas ruinas pero no fueron capaces de precisar su antigüedad. Sin embargo la conclusión a la que llegaron fue clara, una civilización desconocida tuvo hace miles de años una base sobre la Luna, incluso es posible que estuvieran allí antes del nacimiento de la raza humana".
Según comento Alan Davis, la NASA ya tenía constancia, mediante otro tipo de pruebas, de la evidencia de visitas extraterrestres y de la existencia de vida fuera del Sistema Solar, antes de la aparición de las ruinas sobre nuestro satélite. Él mismo afirma que está "convencido de la existencia de visitas de otras civilizaciones, desde hace miles de años, a nuestro planeta".
La pregunta que surge siguiendo el hilo de esta declaración es prácticamente obligada. Si la NASA tiene esta información, cuya importancia cambiaría por completo la comprensión de nuestra Historia, ¿por qué no la revela? Para Davis la respuesta es sencilla: "Aunque la NASA se creó para la exploración del espacio exterior y en un principio estuvo compuesta exclusivamente por civiles, los militares controlan en secreto la agencia desde muy poco tiempo después de su creación. Por encima de la investigación científica se encuentran los intereses militares y los de la seguridad nacional de EE.UU., y no sé por qué restringen sistemáticamente cualquier información que lleve a la opinión pública a pensar que existen otras civilizaciones que vienen a la Tierra".
Las valientes declaraciones del profesor Davis no son algo que podamos considerar usual y la valoración de lo que expresó ante las cámaras no se puede realizar en pocos minutos. Pero sus declaraciones no son las únicas expresadas por técnicos de la NASA que apuntan a que hubo mucho más de lo que salió en televisión aquel mes de julio de 1969. Un antiguo jefe de comunicaciones de la agencia, Maurice Chatelain, también comentó hace varios años que "todos los vuelos Apollo y Gemini fueron seguidos a distancia -y a veces de cerca- por vehículos de origen extraterrestre. Cada vez que esto ocurría, los astronautas informaban al control de la misión, que inmediatamente les ordenaba silencio absoluto". Hay, por tanto, demasiadas coincidencias en las afirmaciones de varios científicos de la agencia, como para suponer que el asunto no es más que un simple fraude.
Aunque si existe un miembro de la NASA que ha destacado por acusar a la agencia de fraude y engaño, éste ha sido sin lugar a dudas el astronauta Edgar Mitchell, miembro de la tripulación del Apollo XIV, el cual comentó lo siguiente en una rueda de prensa ofrecida hace unos años: "Estoy convencido de que los gobiernos de todo el mundo saben que se están produciendo visitas de extraterrestres, pero tienen un motivo fundamental para negarlo: el miedo".
La lista de testimonios de empleados de la NASA que aseguran haber visto evidencias de vida extraterrestre cerca de la Luna es mucho mayor, pero su enumeración no nos llevaría a una conclusión tajante acerca de lo que todavía nos queda por descubrir acerca de nuestro satélite. Por tanto, el misterio continua.
El Proyecto HAARP o la tierra en peligro
El proyecto es tan controvertido como peligroso. Sus defensores aducen un sinfín de ventajas de carácter científico, geofísico y militar, pero sus detractores están convencidos de que podrían tener consecuencias catastróficas para nuestro planeta, desde arriesgadas modificaciones en la ionosfera, hasta la manipulación de la mente humana.
La carta fue publicada el 20 de Noviembre de 1994 en un periódico de Alaska: el Anchorage Daily News. En ella se aludía a peligrosas investigaciones militares (probablemente relacionadas con un invento de Nikola Tesla) en el transcurso de las cuales se habrían estado enviando haces de partículas desde la superficie de la tierra hacia la ionosfera.
El proyecto al que se hacía referencia no era otro que el High-frequency Active Aural Research Program (Programa de investigación de la aurora activa de alta frecuencia), mas conocido bajo la sigla HAARP, que formaría parte de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) ("Star Wars".) Su objetivo: modificar las condiciones de la ionosfera introduciendo cambios químicos en su composición (lo que llevaría consigo un cambio climático), o bien bloquear las comunicaciones mundiales.
Aquella información debió impresionar al científico Nick Begich, quien junto a la periodista Jeanne Manning se puso inmediatamente manos a la obra para realizar una profunda investigación al respecto. Fruto de la misma vio la luz el libro "Angels don't play this harp" (Los ángeles no tocan esta arpa), en el que ambos autores plantean inquietantes hipótesis. Una de ellas, por ejemplo, es que de ponerse en marcha, el proyecto HAARP podría tener peores consecuencias para nuestro planeta que las pruebas nucleares.
Laberinto de Intereses
Begich y Manning están convencidos de que a través del proyecto HAARP se estaría enviando hacia la ionosfera un haz de partículas electromagnéticas orientadas y enfocadas que estarían contribuyendo a su calentamiento.
La versión oficial es, sin embargo, bien distinta. Según ésta, el HAARP es una investigación académica cuyo objetivo es cambiar las condiciones de la ionosfera con el fin de obtener mejoras en las comunicaciones mundiales. No obstante, después de haber estudiado determinados documentos militares norteamericanos, Begich y Manning aseguran que el objetivo es muy distinto: la explotación de la ionosfera con fines meramente militares.
Para evitar la oposición de la opinión publica al proyecto, los militares han jugado otra vez una carta que les suele dar muy buenos resultados: la de la prensa. Así, no resulta raro leer en los periódicos norteamericanos que el HAARP no es esencialmente distintos de otros calentadores ionosféricos que ya funcionan en diferentes partes del mundo, como Arecibo, Puerto Rico, Noruega o la antigua Unión Soviética.
Pero mientras la polémica prosigue, también lo hacen las investigaciones por parte de los organismos más interesados en que este proyecto salga adelante: el Ministerio de Defensa de Estados Unidos y la Universidad de Alaska. No podemos olvidar que con la puesta en marcha del mismo, los militares conseguirían un escudo defensivo relativamente barato, mientras que la universidad se apuntaría un tanto relativo a la manipulación geofísica más atrevida que ha tenido lugar desde las explosiones de bombas nucleares en la atmósfera.
Tras realizar una serie de pruebas con "éxito", Alaska conseguiría no solo ser el escenario de los grandes proyectos militares del futuro, sino también un enorme mercado para sus reservas de gas natural.
La versión oficial o engañando a la Opinión Pública
Begich y Manning cuentan en su libro que los poderes militares de Estados Unidos engañan intencionadamente al público mediante sofisticados juegos de palabras y una desinformación exagerada.
El Proyecto HAARP ha sido presentado a la opinión pública como un programa de investigación científica y académica. Los documentos militares estadounidenses parecen sugerir, sin embargo, que el objetivo principal de HAARP es "explotar la ionosfera para propósitos del Departamento de Defensa." Sin referirse explícitamente al programa HAARP, un estudio de la Fuerza Aérea de los EE.UU. menciona el uso de "modificaciones ionosféricas inducidas" como un medio de alterar los modelos climáticos así como trastornar las comunicaciones y el radar del enemigo.
De acuerdo con la Dra. Rosalie Bertell, HAARP forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras.
"Se relaciona con cincuenta años de programas intensos y crecientemente destructivos para comprender y controlar la atmósfera superior. Sería precipitado no asociar HAARP con la construcción del laboratorio espacial que está siendo planeado separadamente por los Estados Unidos. HAARP es parte integral de una larga historia de investigación y desarrollo espacial de naturaleza militar deliberada. Las implicaciones militares de la combinación de estos proyectos son alarmantes... La capacidad de la combinación HAARP/Spacelab/cohete espacial de producir cantidades muy grandes de energía, comparable a una bomba atómica, en cualquier parte de la tierra por medio de haces de láser y partículas, es aterradora. El proyecto será probablemente "vendido" al público como un escudo espacial contra la entrada de armas al territorio nacional o, para los más ingenuos, como un sistema para reparar la capa de ozono".
Fuera de la manipulación climática, HAARP tiene una serie de otros usos relacionados: "HAARP podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que tenga efectos tectónicos".
En forma más general, HAARP tiene la capacidad de modificar el campo electromagnético de la tierra. Es parte de un arsenal de "armas electrónicas" que los investigadores militares de los EE.UU. consideran una "guerra más suave y bondadosa".
Según la versión oficial, las posibilidades del sistema HAARP son muchas. Por ejemplo, dotar a los militares de una herramienta capaz de sustituir el efecto del impulso electromagnético de las bombas nucleares explosionadas en la atmósfera. Asimismo, contribuiría a reemplazar el sistema de comunicaciones con submarinos de muy baja frecuencia por una tecnología más eficaz, a crear un nuevo sistema de radar "mas allá del horizonte", o a eliminar las comunicaciones en un área muy extensa sin afectar a las de los propios interesados. El HAARP sería también (siempre según la versión oficial) una herramienta eficaz de disuasión que obligaría a revisar buena parte de los acuerdos de paz y no-proliferación de armas nucleares, así como un medio ideal para la prospección de yacimientos de petróleo, gas natural y minerales.
Y, entre otras cosas, supondría también un instrumento válido para detectar posibles ataques de aviones o misiles en vuelo bajo (lo cual resulta aún difícil con los radares convencionales).
Desde luego, estas utilidades parecen interesantes sobre la base de políticas de defensa nacional que, además, resultarían muy baratas. Sin embargo, el proyecto tiene "otra cara" muy peligrosa, y es precisamente ésta la que Begich y Mannning describen en su libro con el fin de darla a conocer a la opinión pública para que ésta reaccione en contra de la puesta en marcha del proyecto HAARP.
Peligro inminente
Parece ser que son doce las patentes que forman la médula espinal del proyecto HAARP. Una de ellas, la número 4.686.605, del físico texano Bernard Eastlund, que hace referencia a un "método y un equipo para cambiar una región de la atmósfera, ionosfera y/o magnetósfera", estuvo clasificada por orden expresa del gobierno durante todo un año. En realidad, el calentador ionosférico de Eastlund es diferente a otros conocidos hasta la fecha: la radiación de radiofrecuencias (RF) se concentra y enfoca en un punto de la ionosfera, consiguiendo proyectar una cantidad de energía sin precedentes, que puede alcanzar hasta los 10 gigavatios. La enorme diferencia de potencial generada (dicen Begich y Manning) podría cambiar e incluso desplazar la ionósfera, provocando un caos total en las comunicaciones de la tierra, tanto terrestres como marítimas. Así como destruir misiles o aviones, cambiar las condiciones atmosféricas al modificar la absorción de los rayos solares y aumentar las concentraciones de ozono, nitrógeno e incluso afectar negativamente al cerebro.
Sin embargo, éstas no son las implicaciones más peligrosas del HAARP. Hay otras muchas mas graves todavía.
En este sentido, Beguich afirma que, con relación al proyecto, existe un informe sobre el desarrollo de un sistema capaz de manipular y trastornar los procesos mentales humanos mediante la radiación pulsada de frecuencias de radio sobre extensas zonas geográficas. El material más completo sobre esta tecnología se encuentra en los escritos de Zbigniew Brzezinski, ex Consejero de Seguridad Nacional con el presidente Carter y con J.F. Mac Donald, consejero científico del presidente Johnson. En ellos se informa sobre el uso de los transmisores de energía para la guerra física y medio-ambiental, y sobre como pueden afectar negativamente a la salud y el pensamiento humano. Otro de los documentos descubiertos por Beguich pertenece a la Cruz Roja Internacional, y en él, este organismo advierte de los efectos perniciosos de la energía radiada. Incluso deja constancia de las bandas de frecuencia que generan estos efectos, que (¿casualmente?) ¡...se corresponde con las gamas que puede transmitir el HAARP...!
¿Un programa de control social?
En 1970 Zbigniew Brzezinski avisaba sobre la aparición de una sociedad controlada por la tecnología y dirigida por una elite capaz de influir en los votantes gracias a la superioridad de sus conocimientos científicos.
En su libro, Beguich retoma esta idea cuando asegura que, sin los obstáculos presentados por los valores liberales tradicionales, ésta no dudaría en utilizar incluso técnicas capaces de influir en el comportamiento de la gente para afianzar su poder. Pues bien, para algunos este futuro "orwelliano" podría estar acercándose (si es que no está aquí ya) peligrosamente.
De acuerdo con un documento donde se explican las posibles aplicaciones de los campos electromagnéticos artificiales en situaciones cuasi-militares, Begich asegura que este tipo de técnicas de control, al igual que los sistemas de seguridad de las bases militares o los métodos anti-persona utilizados en las guerras tácticas, entrarían dentro del amplio radio de acción del Proyecto HAARP. Es mas, según él, los sistemas electromagnéticos podrían ser empleados incluso para provocar trastornos fisiológicos de importancia moderada o grave, tales como distorsiones perceptibles y/o desorientación, y hasta para estimular las capacidades paranormales de determinados individuos.
Al parecer, el documento citado explica también otra "ventaja" de estas técnicas tan silenciosas como difíciles de neutralizar: su extensa cobertura mediante un solo sistema. Finalmente, Begich se pregunta si este impactante documento hace referencia a un proyecto ya en marcha y reviewúa la posibilidad de que se trate del HAARP, puesto que es el transmisor de frecuencias de radio más potente del mundo.
Y otro dato muy significativo. Resulta que, según el gobierno de Estados Unidos, uno de los usos del HAARP es su capacidad para localizar yacimientos minerales, silos subterráneos de misiles y túneles, una faceta del proyecto a la que en 1996 el Senado destinó nada menos que 15 millones de dólares. La cuestión es que la frecuencia necesaria para que las radiaciones penetren en la Tierra queda dentro de la banda más asociada con los trastornos de las funciones mentales humanas y, paralelamente, también puede tener efectos negativos sobre las rutas de migración de aves y peces, que siguen sus trayectos dependiendo de campos de energía hasta ahora no alterados.
La manipulación del clima
Por si fuera poco, a la posible manipulación de las mentes humanas y las modificaciones en la ionosfera habría que sumar nuevos efectos negativos. El propio creador del calentador ionosférico del proyecto HAARP, Bernard Eastlund, asegura que su invento podría, también, controlar el clima. Una afirmación que ha llevado a Begich a concluir que si el HAARP operase al cien por cien podría crear anomalías climatológicas sobre ambos hemisferios terrestres, siguiendo la teoría de la resonancia tan empleada por el genial Nikola Tesla en sus inventos. Un cambio climatológico en un hemisferio desencadenaría otro cambio en el otro hemisferio. Una posibilidad que no se debe descartar, sobre todo a tenor de las opiniones de científicos de le Universidad de Stanford, que aseguran que el clima mundial podría ser controlado mediante la transmisión de señales de radio relativamente pequeñas, a los cinturones de Van Allen. Por resonancia, pequeñas señales activadoras pueden controlar energías enormes.
En este libro Begich se pregunta si estos conocimientos van a ser empleados con fines bélicos o pacíficos, pues, según explica, hay precedentes de lo segundo precisamente durante la Guerra de Vietnam. Así, dice, el Departamento de Defensa estadounidense habría llegado a manipular relámpagos y huracanes a través de dos proyectos: el Skyfire (fuego del cielo) y el Stormfury (furia de la tormenta) en los que también se habría estado trabajando para producir efectos a gran escala a partir de pequeñas fuentes activadoras.
Y, en efecto, es mas que posible que las afirmaciones de Begich no sean tan descabelladas como pudiera parecer al principio. No en vano, unos años antes, en 1958, el capitán T. Orville (consejero principal de la Casa Blanca y encargado de los estudios sobre cambio climático) admitió que el Departamento de Defensa estaba investigando "métodos para manipular las cargas de la Tierra y el cielo con la intención de producir cambios en el clima" por medio de un haz electrónico que ionizaría o desionizaría la atmósfera sobre una zona determinada.
Después, en 1966, el profesor Gordon Mac Donald (miembro del comité científico del presidente) realizaría un comentario preocupante: "la clave de la guerra geofísica está en identificar la inestabilidad ambiental que, sumada a una pequeña cantidad de energía, liberaría cantidades ingentes de la misma ". Y en su libro futurista "A menos que la paz llegue" Mac Donald incluiría un capítulo titulado "Como destrozar el medio ambiente", en el que describe los usos de la manipulación climática, modificación del clima, desestabilización o derretimiento de los casquetes polares, técnicas para reducir el ozono, ingeniería de terremotos, control de las olas oceánicas y manipulación de las ondas cerebrales desde campos energéticos terrestres. Decía que este tipo de arma iba a ser desarrollada y una vez puesta en marcha, sería prácticamente imposible de ser detectada por sus víctimas. ¿Se estaría refiriendo ya al Proyecto HAARP?.
Científicos contra el Haarp
El gran peligro del proyecto HAARP es que se desconocen las consecuencias que supondría enviar tanto energía hacia la ionosfera. La doctora estadounidense Elizabeth Rauscher afirma que el HAARP pretende "bombear" cantidades ingentes de energía hacia una configuración molecular sumamente delicada que compone las capas de lo que llamamos ionosfera, y advierte de la vulnerabilidad de estas capas a las reacciones catalíticas, ya que un cambio pequeño podría desencadenar uno mucho mayor y de consecuencias desconocidas. Rauscher describe la ionosfera como una burbuja de jabón que rodea a la atmósfera de la Tierra con movimientos espirales en su superficie. Si se hace un agujero lo suficientemente grande, dice, podría "reventar" dejándonos sin el escudo protector contra los rayos cósmicos. Por su parte, Bárbara Zickhur, miembro de la Liga anti-HAARP, compara a los científicos y militares que están detrás del proyecto con "niños que juegan con un palo afilado tratando de despertar a un oso dormido", solo para ver que podría pasar...
Otro investigador, Paul Schaefer, de Kansas City, ingeniero electrónico y constructor de armas nucleares habla en el libro "Los ángeles no tocan esta arpa" de los desequilibrios provocados durante la era industrial y atómica, especialmente aquellos causados por la irradiación a la atmósfera de gran cantidad de partículas diminutas de alta velocidad. Schaefer sostiene que la velocidad antinatural del movimiento de partículas de alta energía en la atmósfera y las bandas de radiación que rodean a la Tierra son la causa de los trastornos del clima.
Según el modelo propuesto por este científico, mediante los terremotos y la actividad volcánica desaforada, la Tierra estaría descargando su calor acumulado aliviando su presión y tratando de recuperar el equilibrio perdido. Schaefer es terminante al afirmar que, si se quiere preservar al planeta, debe cesar la producción de partículas inestables que lo están enfermando.
Habría que empezar, asegura, por cerrar todas las centrales nucleares del mundo y terminar con todas las pruebas atómicas, las guerras atómicas y cualquier iniciativa relacionada con la llamada "Guerra De Las Galaxias". Además, por supuesto, de no poner en marcha el controvertido proyecto HAARP.
Por todo ello, los autores de "Los ángeles no tocan esta arpa" lideran una campaña para salvaguardar la ionosfera. Además, pretenden exigir la transparencia de los secretos militares y protestar contra todo tipo de experimento que atente directamente contra la supervivencia de la humanidad.
El importante debate sobre el calentamiento global bajo los auspicios de la O.N.U. no da más que una visión parcial del cambio climático. Fuera de los impactos devastadores de las emisiones de gases de efecto invernadero sobre la capa de ozono, el clima del mundo puede ahora ser modificado como parte de una nueva generación de sofisticadas "armas no letales." Tanto los estadounidenses como los rusos han desarrollado la capacidad de manipular el clima del mundo.
La evidencia científica reciente sugiere que el HAARP está en funcionamiento y que tiene la capacidad potencial de desencadenar inundaciones, sequías, huracanes y terremotos. Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva. Potencialmente, constituye un instrumento de conquista capaz de desestabilizar selectivamente los sistemas agrícolas y ecológicos de regiones enteras.
Armas de Nuevo Orden mundial (NWO)
El Proyecto HAARP forma parte del arsenal de armas del Nuevo Orden Mundial bajo la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI). Desde puntos de comando militar en los EE.UU., se podría potencialmente desestabilizar economías nacionales completas a través de manipulaciones climáticas. Lo que es más importante, esto puede ser implementado sin que el enemigo tenga conocimiento de ello, a un costo mínimo y sin comprometer a personal o equipo militar como ocurre en una guerra convencional.
Muchas personas no comprenden como HAARP está subvencionado y promovido por el ejército. ¿Acaso no sería esta una arma biológica insuperable capaz de producir temporales o sequías sobre diversos territorios elegidos?
El uso de HAARP (si fuera aplicado) podría tener impactos potencialmente devastadores en el clima del mundo. Respondiendo a los intereses económicos y estratégicos de los EE.UU., podría ser utilizado para modificar selectivamente el clima en diferentes partes del mundo, lo que resultaría en la desestabilización de sistemas agrícolas y ecológicos.
También vale la pena señalar que el Departamento de Defensa de los EE.UU. ha destinado recursos substanciales al desarrollo de sistemas de inteligencia y monitoreo de los cambios climáticos. La NASA y la Agencia de Imaginería y de Mapas del Departamento de Defensa (NIMA, su sigla en inglés) trabajan en "imaginería para estudios de inundaciones, erosión, peligros de deslizamientos de tierras, terremotos, zonas ecológicas, pronósticos del tiempo, y cambios climáticos" con información transmitida por satélites.
En funcionamiento
Aunque no hay evidencia concreta de que HAARP haya sido utilizado, las conclusiones científicas sugieren que está en condiciones de pleno funcionamiento en la actualidad. Lo que significa que HAARP podría ser utilizado potencialmente por los militares de los EE.UU. para modificar selectivamente el clima de una "nación inamistosa" o de un "estado delincuente" a fin de desestabilizar su economía nacional.
Los sistemas agrícolas tanto en los países desarrollados como en vía de desarrollo ya están en crisis como resultado de las políticas del Nuevo Orden Mundial que incluyen la desregulación de los mercados y el dumping de las materias primas. Se ha documentado ampliamente que la "medicina económica" impuesta al Tercer Mundo y a los países del antiguo bloque soviético por el FMI y el Banco Mundial, ha contribuído en gran parte a la desestabilización de la agricultura nacional. A su vez, las provisiones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) han apoyado los intereses del puñado de conglomerados agro-biotécnicos occidentales en su intención de imponer semillas genéticamente modificadas (GMO) a los agricultores en todo el mundo.
Es importante comprender el lazo entre los procesos económicos, estratégicos y militares del Nuevo Orden Mundial. En este contexto, las manipulaciones climáticas bajo el programa HAARP (accidentales o deliberadas) exacerbarían inevitablemente estos cambios al debilitar a las economías nacionales, destruyendo la infraestructura y provocando potencialmente la bancarrota de los agricultores en vastas áreas.
Sin duda los gobiernos nacionales y las Naciones Unidas deberían considerar las posibles consecuencias del Proyecto HAARP y de otras "armas no-letales" sobre el cambio del clima que pueden llevar a la extinción de cierta parte de la humanidad.
martes, 27 de marzo de 2007
SOCIEDADES SECRETAS A NIVEL MUNDIAL
Publicado por
Unknown
el
3/27/2007 12:54:00 a. m.
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Etiquetas: misterios
domingo, 25 de marzo de 2007
POEMAS //MARILYN MANSON //TRADUCCIONES CANCIONES
CANCIONES DE MARILYN MANSON
(nota: las traducciones pueden llegar a ser un pco "confusas", ya que muchas frases de Marilyn Manson", estan llenas de Modismos, y palabras de doble significado, que aqui pueen o no tener significado, o doble sentido, por esa razon puede encontrar frases de dificil entendimiento)
“Violencia y Sodomía”
Soy el dios de la cogida,
yo soy el dios de la cogida
las vírgenes vendieron en la cantidad,
reunida por herencia
rojo-cuello-quemar-hacia fuera-mediados
de-oeste-mente,
“quién dijo que la violación de hoy no es buena?”
porno-nación, evaluación
cuál es éste, la “hora para la segregación”
libido, fascinación de la libido,
demasiada defecacion oralla basura blanca
consigue abajo en tus rodillas,
la hora para la violencia y la sodomía
hora para la violencia y la sodomía
(Soy el dios de la cogida, yo soy el dios de la cogida)
vcr y vaselina,
TV-cogidos por las reinas plásticas
¿el efectivo a disposición y dick en la pantalla,
quién dijeron que el dios estaba siempre limpio?
la biblia-correa 'redonda anglo-pierde,
poniendo sinners en su lugar sí,
a la derecha, grande si eres así que bueno explicar
las manchas de la mierda en tu cara
la basura blanca consigue abajo en tus rodillas,
la hora para la violencia y la sodomía
hora para la violencia y la sodomía
******************************
“Amoladora del órgano”
Soy la cara del piss y de la mierda y azúcar
Hago un torcido poco danza con mi pequeño mono divertido
Qué deseo, qué deseo son justos tus niños
Odio lo que me he convertido para escaparme lo que odié ser
Envidia de Calliopenis de tu papá
No vas a oír lo que él no desea oír
Qué digo repugnancias él
Él desea ser yo y ese lo asusta
“hagamos un divertido poco danza con mi pequeño mono divertido”
Las llaves del negro
Aquí está mi cabeza verdadera, aquí es mi cabeza verdadera
Uso esta máscara de mierda porque no puedes manejarme
Aquí está mi cabeza verdadera
Intentan centelleo me para no pensarme
No desear traerme hacia fuera
Soy los dientes putrefactos, mis puños me alineo con los lechones
Un monstruosidad-espejo-bosquejo-cojín de mi piel de la prisión
Soy tu hijo
Tu papá
Tu fag
Soy tu capricho
Aquí está mi cabeza verdadera, aquí es mi cabeza verdadera
Uso esta máscara de mierda porque no puedes manejarme
Aquí está mi cabeza verdadera
****************************
“Poco cuerno”
Hay una manzana en la boca del gatito
Ahora soy la puta de la cena
Hay un tumor en la boca de t.v.
Quemarte lo hacia fuera antes de que crezca
Alguien mejor consigue el perro golpear con el pie,
Las quijadas ataron con alambre cerrado para ahorrar al dick
Del hoyo insondable viene el pequeño cuernose lleva “poco cuerno
El mundo se separa las piernas para otra estrella
El mundo demuestra su cara para otra cicatriz
Los muertos bailarán para se deja qué
Los gusanos esperarán con la respiración hostigada
“tu persiana se ha convertido en mi sorda ahora”
Dice tan este pequeño cuerno“excepto se de esto…”
********************************************
“Superestrella del Antichrist”
me construiste para arriba
con tu infierno que deseaba
No tuve que venderte
lanzaste tu dinero en el pozo pissinghaces
apenas qué él te dice,
de que es de lo que estoy hablando
vertí la piel para alimentar la falsificación,
de que es de lo que estoy hablando
¿de quién error es yo de todos modos?
Cortar la cabeza apagado
Crece detrás duro
Soy el hydra
ahora verás tu estrella
pinchar tu dedo que se hace
la luna ahora ha eclipsado el sol
el ángel ha separado sus alas
el tiempo ha venido para las cosas amargas
el tiempo ha venido
él está absolutamente claro
nuestro antichrist
está casi aquí…
se hace
**********************************
"1996"
contra opción
contra muchacha
Soy la contra-bandera desplegada
contra blanco y contra hombre
Conseguí el plan del contra-futuro
contra fascista
contra MOD
Soy el dios de la contra-música
contra sobrio
contra puta
nunca habrá bastantes contra más
No puedo creer en las cosas
eso no cree en mí
ahora es tu vuelta para verme a mi
santhropy
contra gente
ahora has ido demasiado lejos
aquí está tu superestrella del antichrist
contra dinero
contra odio
contra cosas que cogí y que comí
contra poli
contra diversión
aquí está mi arma del contra-presidente
contra Satan
contra negro
contra el mundo
está en mi parte posterior
contra gay y contra droga
Soy el contra-papa del faggot
contra paz
contra vida
contra marido,
contra esposa
contra canción
y... contra yo
No merezco una ocasión de ser
*****************************
“Día de Valentine”
Ella era el color de la TV
su boca se encrespó debajo
como una serpiente del metal
aunque es santo
la madera era triste
recordarían esto
como día de Valentine
las moscas están esperando
En la sombra del valle de la muerte
En la sombra del valle de la muerte
rajar nuestras muñecas y enviarnos al cielo
la primera flor después de la inundación
Vi a esa muchacha embarazada hoy
ella no sabía que era interior muerto
aun cuando estaba vivo
algunos de nosotros realmente nacen para morir
las moscas están esperando
En la sombra del valle de la muerte
En la sombra del valle de la muerte
rajar nuestras muñecas y enviarnos al cielo
la primera flor después de la inundación
En la sombra del valle de la muerte
En la sombra del valle de la muerte
*******************************
“La caída de Adán”
Los coches de la ciudad de Abraham Lincoln
llegar para disponer de nuestro rey y reina
orquestaron nuevas escenas dramáticas
para las necesidades de Celebritarian
Cuando un mundo termina
el algo más comienza
pero sin un grito
apenas un susurro
porque nosotros
comienzo justo él encima otra vez
¿Amas tus armas?
¿Tu dios y tu gobierno?
Dejarme oírte
Hey
¿Amas tus armas?
¿Amas tu dios y tu gobierno?
Dejarme oírte goddamn él
Hey
¿Amas tus armas?
¿Y tu dios y tu gobierno?
Dejarme oírte
Hey
¿Tu madre?
¿Y tu padre?
¿Y tu bebé?
Goddamn me dejó oírte
Hey
¿Amas tus armas?
Deseo a tus madres y a tus padres
Para oírte decirlo
Hey
Cada solo de ti
mother
fuckers
Dejarme oírlo de ti
Hey
¿Amas tus armas?
¿Y tu dios y tu gobierno?
Hey
Deseo oírlo de cada uno
Deseo oír que decirte
desees un arma
Dejarme oírlo
Hey
*******************************
“Cruci-Ficción en espacio”
ésta es evolución
el mono
el hombre
y entonces el arma
si Cristo estaba en Tejas
el martillo
la hoz
el único hijo
ésta es tu creación
el átomo de Eden
era una bomba
si Gato era el Bautista
beberíamos el vino
de la cabeza
ésta es evolución
el mono
el hombre
y entonces el arma
Soy una revolución
tirar hacia abajo
mis nudillos
si podría
Soy una revelación
y me clavan
a la madera santa
ésta es evolución
el mono
el hombre
y entonces el arma
somos muertos
y de mañana cancelados
debido a cosas ayer
somos muertos
y de mañana
cancelados
nos crucifican
en nuestro espacio
en nuestro espacio
en nuestro espacio
ésta es evolución
el mono
el hombre
y entonces el arma
las moscas están esperando
***************************
El “suicidio es sin dolor”
A través de la niebla temprana de la mañana veo
Visiones de las cosas a ser
Los dolores que se retienen para mí
Realizo y puedo ver…
Ese suicidio es sin dolor
Trae en muchos cambia
Y puedo tomarlo o dejar si I por favor
El juego de la vida es duro de jugar
Voy a perderlo de todos modos
La tarjeta perdidosa que pondré algún día
Éste es tan todo lo que tengo que decir
El suicidio es sin dolor
Trae en muchos cambia
Y puedo tomarlo o dejar si I por favor
La espada del tiempo perforará nuestras pieles
No lastima cuando comienza
Sino como ella trabaja su manera encendido adentro
El dolor crece… un reloj más fuerte él mueca, pero…
El suicidio es sin dolor
Trae en muchos cambia
Y puedo tomarlo o dejar si I por favor
Un hombre valiente me solicitó una vez
Para contestar a las preguntas que son llave
Es a ser o a no ser
Y contesté el “oh porqué preguntarme?”
Y el suicidio es sin dolor
Trae en muchos cambia
Y puedo tomarlo o dejar si I por favor
… y tú puedes hacer la misma cosa si por favor
********************************
“Jesús personal”
Alcance hacia fuera y fe del tacto
Tu propio Jesús personal
Alguien para oír tus rezos
Alguien que cuida
Tu propio Jesús personal
Alguien para oír tus rezos
Alguien que está allí
Sensación desconocido
Y estás todo solo
Carne y hueso
Por el teléfono
Levantar para arriba el receptor
Te haré a believer
Tomar en segundo lugar lo más mejor posible
Ponerme a la prueba
Cosas en tu pecho
Necesitas confesar
Entregaré
Sabes que soy un forgiver
Alcance hacia fuera y fe del tacto
Alcance hacia fuera y fe del tacto
Tu propio Jesús personal…
Sensación desconocido
Y estás todo solo
Carne y hueso
Por el teléfono
Levantar para arriba el receptor
Te haré a believer
Entregaré
Sabes que soy un forgiver
Alcance hacia fuera y fe del tacto
Tu propio Jesús personal
Alcance hacia fuera y fe del tacto
*************************************
BRIAM WARNER=MARILYN MANSON
Biografía
Brian Warner nació en Ohio el 5 de enero de 1969. Hijo de Hugh Warner, veterano de la guerra de Vietnam, violento y alcohólico,y de Barb Warner, la cual, asegura tener visiones de demonios por la noche.
Brian acudió a un colegio cristiano muy conservador. Según su relato, allí los profesores se esforzaban en adoctrinar a sus alumnos en el catolicismo más estricto, principalmente:
Infundiéndoles el miedo al infierno y al juicio final (en preparación para el inminente fin del mundo), hasta tal punto que el cantante asegura tener todavía pesadillas apocalípticas.
Convenciéndoles que ciertos grupos musicales eran malvados y satánicos (como David Bowie).
Educándoles mojigatería y auto-represión en cuestiones sexuales.
Estos son los temas principales de los que Marilyn Manson habla en sus letras.
Manson siente desprecio por las doctrinas del cristianismo y según él no tiene ningún sistema de referencia moral. Le pareció que su colegio cristiano vivía al margen del mundo real y cuenta que a los trece años escribió "Los tontos no nacen. Son cultivados y criados por cosas como el cristianismo". Todavía un adolescente, hizo "méritos" hasta conseguir que le expulsaran de su colegio religioso, lo que le llevó escuela pública. Al parecer fue humillado y maltratado por sus compañeros y comenzó a tomar alcohol, tabaco y drogas. También empezó a escribir cuentos y poemas macabros. Consiguió un trabajo como reportero, según cuenta, inventando en su currículum que tenía la carrera de periodismo. Conoció a Twiggy y a Pogo e intentó formar un primer grupo. Empezó a dar recitales de sus poemas en un local. Se hizo, también por esa época, gran cantidad de tatuajes con imágenes de demonios, como uno que representa dos ojos, uno blanco y otro negro, que se abren en la parte interna de sus codos y están rodeados de tentáculos negros que se extienden hasta llegar casi a sus muñecas. En su trayectoria de búsqueda existencial, se instruyó con libros de magia y ocultismo (de autores como Eliphas Lévi o Aleister Crowley), filosóficos como Nietzsche (del que dijo que su libro "El Anticristo" es el mejor libro del mundo) y conoció finalmente la existencia de Anton Szandor LaVey y su "Iglesia de Satán". Consiguió entrar en contacto con LaVey, el cual le explicó que, según sus creencias, el demonio no existe más que como parte de cada persona. Anton LaVey además le nombró reverendo de su Iglesia. Formó el grupo a principios de los noventa, pero no llegaron a la fama hasta el lanzamiento de "Antichrist Superstar", bajo el sello "Nothing" propiedad de Trent Reznor.
En 2001 algunos medios de comunicación hicieron notar que los autores de la masacre del instituto Columbine, Dylan y Eric, eran fans del grupo, lo que aumentó el rechazo de ciertos sectores de la sociedad norteamericana hacia el cantante. Éste mostró su respeto hacia las víctimas y canceló lo que le quedaba del tour en el que estaba inmerso. Habla extensamente sobre esta tragedia y las tragedias de tantos adolescentes que se matan unos a otros en su tercer disco de éxito Holy Wood. Manson se ha ganado una fama de satánico que la mayoría de las personas no comprenden ni apoyan.
Su filosofía
Su filosofía
La idea es que no existen las personas buenas y las personas malas, sino que todo ser humano es al mismo tiempo bueno y malo. Así, esforzarse en cumplir los preceptos morales del cristianismo es inútil, porque ello no elimina la parte mala de la persona, que es imposible de eliminar, sino que conduce a la hipocresía. La única solución posible es la aceptación de la propia maldad inherente a la naturaleza humana, lo cual constituye la filosofía profunda del grupo.
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3/25/2007 01:02:00 a. m.
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Etiquetas: canciones, letras, marilyn manson, poesia, traducciones
sábado, 24 de marzo de 2007
LA LLAMADA DE CTHULHU // CUENTO ONIRICO-completo // LOVECRAFT
La llamada de Cthulhu
[Cuento. Texto completo]
H.P. Lovecraft
Es imposible que tales potencias o seres hayan sobrevivido... hayan sobrevivido a una época infinitamente remota donde... la conciencia se manifestaba, quizá, bajo cuerpos y formas que ya hace tiempo se retiraron ante la marea de la ascendiente humanidad... formas de las que sólo la poesía y la leyenda han conservado un fugaz recuerdo con el nombre de dioses, monstruos, seres míticos de toda clase y especie...
Algernon Blackwood
1. El bajorrelieve de arcilla
No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas. Algunos teósofos han sospechado la majestuosa grandeza del ciclo cósmico del que nuestro mundo y nuestra raza no son más que fugaces incidentes. Han señalado extrañas supervivencias en términos que nos helarían la sangre si no estuviesen disfrazados por un blando optimismo. Pero no son ellos los que me han dado la fugaz visón de esos dones prohibidos, que me estremecen cuando pienso en ellos, y me enloquecen cuando sueño con ellos. Esa visión, como toda temible visión de la verdad, surgió de una unión casual de elementos diversos; en este caso, el artículo de un viejo periódico y las notas de un profesor ya fallecido. Espero que ningún otro logre llevar a cabo esta unión; yo, por cierto, si vivo, no añadiré voluntariamente un sólo eslabón a tan espantosa cadena. Creo, por otra parte, que el profesor había decidido, también, no revelar lo que sabía, y que si no hubiese muerto repentinamente, hubiera destruido sus notas.
Tuve por primera vez conocimiento de este asunto en el invierno de 1926-1927, a la muerte de mi tío abuelo, George Gammel Angell, profesor honorario de lenguas semíticas de la Universidad de Brown, Povidence, Rhode Island. El profesor Angell era una autoridad vastamente conocida en materia de antiguas inscripciones y a él habían recurrido con frecuencia los conservadores de los más importantes museos. Muchos deben por lo tanto recordar su desaparición, acaecida a la edad de noventa y dos años. Las oscuras razones de su muerte aumentaron aún más el interés local. El profesor había muerto mientras volvía del barco de Newport, y, según afirman los testigos, luego de recibir el empellón de un marinero negro. Éste había surgido de uno de los curiosos y sombríos pasajes situados en la falda abrupta de la colina que une los muelles a la casa del muerto, en la Calle Williams. Los médicos, incapaces de descubrir algún desorden orgánico, concluyeron, luego de un perplejo cambio de opiniones, que la muerte debía atribuirse a una oscura lesión del corazón, determinada por el rápido ascenso de una cuesta excesivamente empinada para un hombre de tantos años. En ese entonces no vi ningún motivo para disentir de ese diagnóstico, pero hoy tengo mis dudas... y algo más que dudas.
Como heredero y ejecutor de mi tío abuelo, viudo y sin hijos, era de esperar que yo examinara sus papeles con cierta atención. Trasladé con ese propósito todos sus archivos y cajas a mi casa de Boston. El material ordenado por mí será publicado en su mayor parte por la Sociedad Norteamericana de Arqueología; pero había una caja que me pareció sumamente enigmática, y sentí siempre repugnancia a mostrársela a otros. Estaba cerrada, y no encontré la llave hasta que se me ocurrió examinar el llavero que el profesor llevaba siempre consigo. Logré abrirla entonces, pero me encontré con otro obstáculo mayor y aún más impenetrable. ¿Qué significado podían tener ese curioso bajorrelieve de arcilla, y esas notas, fragmentos y recortes de viejos periódicos? ¿Se había convertido mi tío, en sus últimos años, en un devoto de las más superficiales imposturas? Resolví buscar al excéntrico escultor que había alterado la paz mental del anciano.
El bajorrelieve era un rectángulo tosco de dos centímetros de espesor y de unos treinta o cuarenta centímetros cuadrados de superficie; indudablemente de origen moderno. Los dibujos, sin embargo, no eran nada modernos, ni por su atmósfera ni por su sugestión; pues aunque las rarezas del cubismo y el futurismo sean numerosas y extravagantes, no suelen reproducir esa críptica regularidad de la escritura prehistórica. Y la mayor parte de los dibujos parecía ser ciertamente alguna especie de escritura. A pesar de mi familiaridad con los papeles y colecciones de mi tío, no logré identificarla, ni sospechar siquiera alguna remota relación.
Sobre esos supuestos jeroglíficos había una figura de carácter evidentemente representativo, aunque la ejecución impresionista impedía comprender su naturaleza. Parecía una especie de monstruo, o el símbolo de un monstruo, o una forma que sólo una fantasía enfermiza hubiese podido concebir. Si digo que mi imaginación, algo extravagante, se representó a la vez un pulpo, un dragón y la caricatura de un ser humano, no traicionaré el espíritu del dibujo. Sobre un cuerpo escamoso y grotesco, provisto de alas rudimentarias, se alzaba una cabeza pulposa y coronada de tentáculos; pero era el contorno general lo que la hacía más particularmente horrible. Detrás de la figura se embozaba una arquitectura ciclópea.
Las notas que acompañaban a este curioso objeto, además de unos recortes de periódicos, habían sido escritas por el profesor mismo y no tenían pretensiones literarias. El documento en apariencia más importante estaba encabezado por las palabras EL CULTO DE CTHULHU, escritas cuidadosamente en caracteres de imprenta para evitar todo error en la lectura de un nombre tan desconocido. El manuscrito se dividía en dos secciones: la primera tenía el siguiente título: "1925, Sueño y obra onírica de H. A. Wilcox, Calle Thomas 7, Providence, R.I.", y la segunda: "Informe del inspector John R. Legrasse. Calle Bienville 121, Nueva Orleáns, a la Sociedad Norteamericana de Arqueología, 1928. Notas del mismo y del profesor Webb". Las otras notas manuscritas eran todas muy breves: relatos de sueños curiosos de diferentes personas, o citas de libros y revistas teosóficos (principalmente La Atántida y la Lemuria perdida de W. Scott-Elliot), y el resto comentarios acerca de la supervivencia de las sociedades y cultos secretos, con referencia a pasajes de tratados mitológicos y antropológicos como la La rama dorada de Frazer, y El culto de las brujas en Europa Occidental de la señorita Murray. Los recortes de periódicos aludían principalmente a casos de alienación mental y a crisis de demencia colectiva en la primavera de 1925.
La primera parte del manuscrito principal relataba una historia muy curiosa. Parece que el 1° de marzo de 1925 un joven delgado, moreno, de aspecto neurótico y presa de gran excitación, había visitado al profesor Angell con el singular bajorrelieve de arcilla, entonces todavía fresco y húmedo. En su tarjeta se leía el nombre de Henry Anthony Wilcox, y mi tío había reconocido en él al hijo menor de una excelente familia, con la que estaba ligeramente relacionado. Wilcox, que desde hacía un tiempo estudiaba dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Rhode Island, y que vivía en el hotel Fleur de Lys muy cerca de esta institución, era un joven precoz de genio indudable, pero muy excéntrico. Desde su infancia había llamado la atención por las historias y sueños extraños que se complacía en relatar. Se denominaba a sí mismo "físicamente hipersensitivo"; pero la gente seria de la vieja ciudad comercial lo consideraba simplemente "raro". No había frecuentado nunca a los de su propia clase y poco a poco había ido retirándose de toda actividad social. Actualmente sólo era conocido por algunos estetas de otras ciudades. La Asociación Artística de Providence, deseosa de preservar su conservadorismo, lo había desahuciado.
En aquella visita, decía el manuscrito, el escultor había pedido bruscamente la ayuda de los conocimientos arqueológicos de su huésped para identificar los jeroglíficos. El joven hablaba de un modo pomposo y descuidado que impedía simpatizar con él. Mi tío le respondió con sequedad, pues la evidente edad de la tableta excluía toda posible relación con las ciencias arqueológicas. La réplica del joven Wilcox, que impresionó bastante a mi tío como para que la reprodujera palabra por palabra, tuvo ese énfasis poético que caracterizaba sin duda su conversación habitual.
-Es nueva, es cierto -le dijo-, pues la hice anoche mientras soñaba con extrañas ciudades; y los sueños son más viejos que la cavilosa Tiro, la contemplativa Esfinge o Babilonia, guarnecida de jardines.
Y comenzó a narrar una historia desordenada que, de pronto, despertó en mi tío un recuerdo. El anciano se mostró febrilmente interesado. La noche anterior había habido un leve temblor de tierra -el más violento de los que habían sacudido Nueva Inglaterra en esos últimos años- que había afectado terriblemente la imaginación de Wilcox. Ya en cama, y por primera vez en su vida, había visto en sueños unas ciudades ciclópeas de enormes bloques de piedra y gigantescos y siniestros monolitos de un horror latente, que exudaban un limo verdoso. Muros y pilares estaban cubiertos de jeroglíficos, y de las profundidades de la tierra, de algún punto indeterminado, venía una voz que no era una voz, sino más bien una sensación confusa que sólo la fantasía podía traducir en esta unión de letras casi imposibles: Cthulhu fhtagn.
Esta mezcla de letras fue la llave del recuerdo que excitó y perturbó al profesor Angell. Interrogó al escultor con minuciosidad científica, y estudió con intensidad casi frenética el bajorrelieve que el joven había estado esculpiendo en sueños, vestido sólo con su ropa de dormir, y temblando de frío. Mi tío culpó a su avanzada edad, dijo Wilcox más tarde, el no reconocer con rapidez los jeroglíficos y el dibujo. Muchas de sus preguntas le parecieron un poco fuera de lugar a su visitante, especialmente aquellas que trataban de relacionar a este último con sociedades y cultos extraños; y Wilcox no pudo entender por qué mi tío le prometió repetidamente guardar silencio si admitía ser miembro de una de las tan innumerables sectas paganas o místicas. Cuando el profesor quedó al fin convencido de que Wilcox ignoraba de verdad toda doctrina o cultos secretos, le suplicó que no dejara de informarle acerca de sus sueños. Este pedido dio sus frutos, pues a partir de esa primera entrevista el manuscrito menciona las visitas diarias del joven y la descripción de sorprendentes visiones nocturnas cuyo tema principal era siempre unas construcciones ciclópeas de piedra, húmedas y oscuras, y una voz o inteligencia subterránea que gritaba una y otra vez, en enigmáticos y sensibles impactos, algo indescriptible. Los dos sonidos que se repetían con más frecuencia eran los representados por las palabras Cthulhu y R'lyeh.
El 23 de marzo, continuaba el manuscrito, Wilcox faltó a la cita. Una investigación realizada en el hotel reveló que había sido atacado por una fiebre de origen desconocido y que lo habían llevado a la casa de sus padres, en la Calle Waterman. Se había puesto a gritar en medio de la noche, despertando a varios artistas que vivían en el mismo hotel, y desde entonces había pasado alternativamente de la inconsciencia al delirio. Mi tío telefoneó en seguida a la familia, y desde ese momento siguió de cerca el caso, yendo a menudo a la oficina del doctor Tobey, en Thayer Street, médico de cabecera del joven. La mente febril de Wilcox alimentaba, aparentemente, extrañas imágenes; el doctor se estremeció al recordarlas. No sólo incluían una repetición de los sueños anteriores, sino también una criatura gigantesca "de varios kilómetros de altura" que caminaba o se movía pesadamente. Wilcox nunca lo describía en todos sus detalles, pero las pocas e incoherentes palabras que recordaba el doctor Tobey convencieron al profesor de que aquél era el monstruo que el joven había intentado representar. Cuando Wilcox se refería a su obra, añadió el doctor, caía en seguida, invariablemente, en una especie de letargo. Cosa rara, su temperatura no estaba nunca por encima de lo normal; sin embargo, su estado se parecía más al de una fiebre violenta que al de un desorden del cerebro.
El 2 de abril a las tres de la tarde, la enfermedad cesó de pronto. Wilcox se sentó en la cama, asombrado de encontrarse en la casa de sus padres, e ignorando totalmente lo que había ocurrido en sus sueños o en la realidad desde el 22 de marzo. Como el médico declarara que estaba curado, a los tres días volvió a su hotel. Pero ya no le fue de ninguna utilidad al profesor Angell. Junto con su enfermedad se habían desvanecido todos aquellos sueños, y luego de oír durante una semana los relatos inútiles e irrelevantes de unas muy comunes visiones, mi tío dejó de anotar los pensamientos nocturnos del artista.
Aquí terminaba la primera parte del manuscrito, pero las abundantes notas invitaban de veras a la reflexión. Sólo el escepticismo inveterado que informaba entonces mi filosofía puede explicar mi persistente desconfianza. Las notas describían lo que habían soñado diversas personas en el mismo período en que el joven Wilcox había tenido sus extrañas revelaciones. Mi tío, parecía, había organizado rápidamente una vasta encuesta entre casi todos aquellos a quienes podía interrogar sin parecer impertinente, pidiendo que le contaran sus sueños y le comunicaran las fechas de todas sus visiones notables. Las reacciones habían sido variadas; pero el profesor recibió más respuestas que las que hubiese obtenido cualquier otro hombre sin la ayuda de un secretario. Aunque no conservó la correspondencia original, las notas formaban un completo y muy significativo resumen. La aristocracia y los hombres de negocios -la tradicional "sal de la tierra" de Nueva Inglaterra- dieron un resultado casi completamente negativo, aunque hubo algunos pocos casos de informes de impresiones nocturnas, siempre entre el 13 de marzo y el 2 de abril, período de delirio de joven escultor. Los hombres de ciencia no fueron tampoco muy afectados, aunque por lo menos cuatro vagas descripciones sugerían la visión fugaz de extraños paisajes, y uno de ellos hablaba del temor a algo anormal.
Las respuestas más pertinentes procedían de artistas y poetas, que si hubieran podido comparar sus notas hubieran sido presas del pánico. Ante la falta de las cartas originales, llegué a sospechar que el compilador había estado haciendo preguntas insidiosas o había deformado el texto de la correspondencia para corroborar lo que había resuelto ver. Por eso persistí en la creencia de que Wilcox, conociendo de algún modo los viejos documentos reunidos por mi tío, había estado engañándolo. Estas respuestas de los artistas narraban una perturbadora historia. Entre el 28 de febrero y 2 de abril gran parte de ellos había tenido sueños muy curiosos, alcanzando su máxima intensidad en el tiempo del delirio del escultor. Una cuarta parte hablaba de escenas y sonidos semejantes a los descritos por Wilcox y algunos confesaban su terror ante una criatura gigantesca y sin nombre. Un caso, que las notas describían con énfasis, era particularmente triste. El sujeto, un arquitecto muy conocido, algo inclinado al ocultismo y la teosofía, se volvió completamente loco la noche que llevaron al joven Wilcox a la casa de sus padres, y murió meses después gritando que lo salvaran de algún escapado habitante del infierno. Si mi tío hubiese conservado los nombres de estos casos, en vez de reducirlos a números, yo hubiera podido hacer alguna investigación personal. Pero, como estaban las cosas, sólo pude encontrar a unos pocos. Todos, sin embargo, confirmaron las notas. Me pregunté a menudo si aquellos a quienes había interrogado el profesor Angell se habían sentido tan intrigados como este grupo. Nunca les di explicaciones, y es mejor así.
Los recortes de prensa, como ya he dicho, trataban de casos de pánico, manía y excentricidad, siempre en el mismo período. El profesor Angell debió de haber empleado una agenda de recortes, pues el número de estos extractos era prodigioso, y además procedían de todos los rincones del mundo. Uno describía un suicidio nocturno en Londres: un hombre había saltado por una ventana luego de lanzar un grito horrible. En una confusa carta al editor de un periódico sudamericano un fanático anunciaba, apoyándose en sus visiones, un futuro siniestro. Un despacho de California relataba que una colonia teosófica había comenzado a usar vestiduras blancas ante la proximidad de un "glorioso acontecimiento", que no llegaba nunca, mientras las noticias de la India se referían cautelosamente a una seria agitación de los nativos, producida a fines de marzo. Las orgías vudúes se habían multiplicado en Haití, y en África se había hablado de unos cantos misteriosos. Los oficiales norteamericanos radicados en Filipinas habían tenido ciertas dificultades con algunas tribus, y en la noche de 22 de marzo los policías de Nueva York habían sido molestados por levantinos histéricos. Confusos rumores recorrieron también el oeste de Irlanda, y un pintor llamado Ardois-Bonnot exhibió en 1926, en el salón de primavera de París, un blasfemo Paisaje de Sueño. En los asilos de alienados los desórdenes fueron tan numerosos que sólo un milagro logró impedir que el cuerpo médico advirtiera curiosas semejanzas y sacara apresuradas conclusiones. Una rara colección de recortes, de veras; apenas concibo hoy el crudo racionalismo con que los hice a un lado. Pero quedé convencido de que el joven Wilcox había tenido noticias de unos sucesos anteriores mencionados por el profesor.
2. El informe del inspector Legrasse
Los sucesos anteriores por los que mi tío diera tanta importancia al sueño del escultor y al bajorrelieve eran el tema de la segunda mitad del largo manuscrito. Ya una vez, parecía, el profesor Angell había visto los odiosos contornos del monstruo anónimo, había meditado sobre los desconocidos jeroglíficos, y había oído las sílabas que sólo la palabra Cthulhu podía traducir... Todo esto en circunstancias tan sobrecogedoras que no es raro que persiguiese al joven Wilcox con preguntas y ruegos. Esta experiencia anterior había ocurrido diecisiete años antes, en 1908, mientras la Sociedad Norteamericana de Arqueología celebraba su consejo anual, en Saint-Louis. El profesor Angell, por su autoridad y sus méritos, había desempeñado un papel importante en todas las deliberaciones, y a él se acercaron varios profanos que aprovechaban la oportunidad de la convocatoria para hacer preguntas y plantear problemas.
El jefe de ese grupo no tardó en convertirse en centro de atracción de todo el congreso. Era un hombre de aspecto muy común, mediana edad, y que había hecho el viaje de Nueva Orleáns a Saint-Louis en busca de cierta información que no había podido obtener en su distrito. Se llamaba John Raymond Legrasse y era inspector de policía. Traía consigo el objeto de su viaje: una estatuita de piedra, repugnante y grotesca, muy antigua aparentemente, cuyo origen no había logrado determinar.
No debe creerse que el inspector Legrasse se interesara por la arqueología. Todo lo contrario; su deseo de instruirse tenía como único origen razones puramente profesionales. La estatuita, ídolo, fetiche o lo que fuese, había sido capturada meses antes en los pantanos boscosos del sur de Nueva Orleáns, en el curso de una expedición contra una presunta ceremonia vudú. Tan singulares y odiosos eran los ritos, que la policía comprendió que se hallaba ante un culto totalmente ignorado, e infinitamente más diabólico que los del vudú. Los confusos e increíbles relatos arrancados por la fuerza a los prisioneros nada informaron sobre su posible origen. De ahí el deseo de la policía de consultar a alguna autoridad para identificar así el horrible símbolo, y seguir las huellas del culto hasta sus fuentes.
El inspector Legrasse no había esperado que su pedido convocara una impresión semejante. La aparición de la curiosa estatuita bastó para excitar a los hombres de ciencia, y pronto todos rodearon al inspector para contemplar de cerca la diminuta figura cuya rareza y aspecto de genuina y abismal antigüedad abrían perspectivas tan misteriosas y arcaicas. Nadie reconoció la escuela escultórica de la que había nacido la estatua, y sin embargo centenares y hasta miles de años parecían haberse posado en la oscura y verdosa superficie de aquella piedra desconocida.
La figura, que los miembros del congreso pasaron de mano en mano para estudiarla con más minuciosidad, medía de unos veinte a veinticinco centímetros de altura y estaba finamente labrada. Representaba un monstruo de contornos vagamente antropoides, pero con una cabeza de pulpo cuyo rostro era una masa de tentáculos, un cuerpo escamoso que sugería cierta elasticidad, cuatro extremidades dotadas de garras enormes, y un par de alas largas y estrechas en la espalda. Esta criatura, que exhalaba una malignidad antinatural, parecía ser de una pesada corpulencia, y estaba sentada en un pedestal o bloque rectangular, cubierto de indescriptibles caracteres. Las puntas de las alas rozaban el borde posterior del bloque, el asiento ocupaba el centro, mientras que las garras largas y curvas de las plegadas extremidades asían el borde anterior y descendían hasta un cuarto de la altura del pedestal. La cabeza de cefalópodo se inclinaba hacia el dorso de las garras enormes que apretaban las elevadas rodillas. El conjunto daba una impresión de vida anormal, más sutilmente terrorífico a causa de la imposibilidad de establecer su origen. Su vasta, pavorosa e incalculable edad era innegable; sin embargo, nada permitía relacionarlo con algún tipo de arte de los comienzos de la civilización.
El material de la estatua encerraba otro misterio. No había nada parecido, en la geología o la mineralogía, a aquella pieza jabonosa, verdinegra, de estrías doradas o iridiscentes. Los caracteres de la base eran igualmente desconcertantes, y ninguno de los miembros del congreso, a pesar de que representaban a la mitad de las autoridades mundiales en esta esfera, pudo descubrir el más remoto parentesco lingüístico. Tanto la figura como el material pertenecían a algo increíblemente lejano, totalmente distinto de la humanidad que conocemos: algo sugería, de un modo terrible, antiguos y profanos ciclos en los que nuestro mundo y nuestras concepciones no habían participado.
Y, sin embargo, mientras los miembros del congreso sacudían la cabeza y se confesaban incapaces de resolver el misterio, uno de ellos creyó descubrir algo raramente familiar en la efigie y los jeroglíficos, y al fin, no sin reticencia, confesó lo que sabía. Este hombre era el hoy desaparecido William Channing Webb, profesor de antropología en la Universidad de Princeton y explorador de bastante renombre.
Cuarenta y ocho años antes el profesor Webb había recorrido Groenlandia e Islandia en busca de ciertas inscripciones rúnicas que hasta ese entonces no había podido descubrir. En la costa occidental de Groenlandia se había encontrado con una tribu degenerada de esquimales, cuya religión, un culto demoníaco curioso, lo había impresionado sobremanera por su faz deliberadamente sanguinaria y repulsiva. Era aquella una fe que los otros esquimales ignoraban casi del todo, y a la que se referían estremeciéndose. Databa, decían, de épocas muy antiguas, anteriores al nacimiento del mundo. Junto a ritos anónimos y sacrificios humanos había invocaciones de origen tradicional dirigidas a un demonio supremo o tornasuk. El profesor Webb había oído esa invocación en boca de un viejo angekok, o brujo sacerdote, y la había transcrito fonéticamente, hasta donde era posible, en caracteres romanos. Pero lo que ahora parecía importante era el fetiche adorado en ese culto, y alrededor del cual bailaban los esquimales cuando la aurora boreal brillaba muy por encima de los acantilados de hielo. Era, declaró el profesor, un tosco bajorrelieve de piedra con una figura horrible y algunos caracteres misteriosos. Creía recordar que se parecía, por lo menos en todos los rasgos esenciales, a la criatura bestial que ahora estaban examinando.
Este relato, recibido con asombro y sorpresa por los miembros del congreso, pareció excitar al inspector Legrasse, que abrumó al profesor a preguntas. Habiendo copiado una invocación recitada por uno de los oficiantes del pantano, rogó al profesor Webb que tratase de recordar las sílabas recogidas en Groenlandia. Siguió una comparación exhaustiva de todos los detalles y un instante de sombrío silencio cuando el profesor y el detective convinieron en la virtual identidad de las frases. He aquí, en sustancia (la división de las palabras fue establecida de acuerdo con las pausas tradicionales observadas por los oficiantes), lo que el brujo esquimal y los sacerdotes de Luisiana habían cantado a sus ídolos:
Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu
R'lyeh wgah'nagl fhtagn.
Legrasse había tenido más suerte que el profesor Webb, pues varios prisioneros le habían revelado el sentido de esas palabras. Era algo así:
En su casa de R'lyeh
el fallecido Cthulhu espera soñando.
Y entonces, respondiendo a un ruego general, el inspector relató minuciosamente su experiencia con los fieles del pantano; veo ahora que mi tío dio gran importancia a esa historia. Tenía cierto parecido con las ensoñaciones más extravagantes de los teósofos y los creadores de mitos, y revelaba una asombrosa imaginación de carácter cósmico que nadie hubiese esperado entre parias y vagabundos.
El 1° de noviembre de 1907 la policía de Nueva Orleáns había recibido un alarmado mensaje de la región pantanosa del Sur. Los colonos, gente primitiva, pero de buen natural, descendientes en su mayor parte de Laffite, eran presas del pánico a causa de algo desconocido que había invadido la región durante la noche. Se trataba en apariencia de un culto vudú, pero de una especie más terrible que todo lo que ellos conocían. Desde que el malévolo tamtam había comenzado a sonar incesantemente en aquellos bosques oscuros donde nadie osaba aventurarse, habían desaparecido varias mujeres y niños. Se habían oído gritos irracionales, chillidos desgarradores y cantos lúgubres, y unas llamas diabólicas habían bailado en la espesura. Los vecinos, añadía el aterrorizado mensajero, no podían soportarlo.
En las primeras horas de la tarde veinte policías partieron en dos carricoches y un automóvil, guiados por el tembloroso colono. Cuando el camino se hizo intransitable abandonaron los vehículos y durante varios kilómetros chapotearon en silencio a través de los espesos bosques de cipreses donde nunca penetraba la luz del día. Raíces tortuosas y nudos malignos de musgo español retardaban la marcha, y de vez en cuando una pila de piedras húmedas o los fragmentos de una pared en ruinas hacían más depresiva aquella atmósfera que los árboles deformados y las colonias de hongos contribuían a crear. Al fin apareció un miserable conjunto de chozas, y los histéricos colonos corrieron a agruparse alrededor de las vacilantes linternas. El apagado golpear de los tamtams se oía débilmente a lo lejos, la brisa traía muy de cuando en cuando un chillido que helaba la sangre. Un resplandor rojizo parecía filtrarse por entre el follaje pálido, más allá de las interminables avenidas de la noche selvática. A pesar de su repugnancia a quedarse nuevamente solos, todos los habitantes del lugar se negaron a avanzar un solo paso hacia la escena del culto maldito, de modo que el inspector Legrasse y sus diecinueve colegas tuvieron que aventurarse sin guías por aquellas negras arcadas de horror donde ninguno de ellos había puesto el pie.
La región en que ahora entraba la policía tenía tradicionalmente muy mala fama, y en su mayor parte no había sido explorada por hombres blancos. Algunas leyendas se referían a un lago secreto en que vivía una colosal e informe criatura, algo parecida a un pólipo y de ojos fosforescentes, y, según los colonos, unos demonios de alas de murciélago salían a medianoche de sus cavernas para adorar al monstruo. Afirmaban que éste estaba allí desde antes que La Salle, de los indios, y aun de las bestias y pájaros del bosque. Era una verdadera pesadilla, y verlo significaba la muerte. Pero se aparecía en sueños a los hombres, y eso bastaba para que éstos se mantuviesen alejados. La orgía vudú se desarrollaba en los límites extremos del área aborrecida, pero aun así el emplazamiento era bastante malo, y eso quizá había aterrorizado a los colonos más que los chillidos o incidentes.
Sólo la poesía o la locura podían haber reproducido los ruidos que oyeron los hombres de Legrasse mientras atravesaban lentamente el sombrío pantano, acercándose a la luz rojiza y a los apagados tamtams. Hay una cualidad vocal propia de las bestias; y nada más terrible que oír una de ellas cuando el órgano de donde proviene debería emitir otra. Una furia animal y una licencia orgiástica se exacerbaban allí hasta alcanzar alturas demoníacas con gritos y aullidos extáticos que reverberaban en los bosques tenebrosos como ráfagas pestilentes surgidas de los abismos del infierno. De vez en cuando cesaban los gritos y lo que parecía un coro de voces roncas entonaba la odiosa melopea:
Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu
R'lyeh wgah'nagl fhtagn.
Por fin los hombres llegaron a un sitio donde el bosque era menos denso, y se encontraron de pronto en el lugar mismo de la escena. Cuatro trastabillaron, un quinto perdió el conocimiento, y otros dos lanzaron un grito de horror que, por suerte, fue apagado por el tumulto salvaje de la orgía. Legrasse roció con agua pantanosa el rostro del hombre desvanecido, y luego todos contemplaron el espectáculo fascinados por el horror.
En un claro natural del pantano se alzaba una isla verde de tal vez un acre de extensión, desprovista de árboles y bastante seca. Allí saltaba y se retorcía una horda de anormalidades humanas más indescriptibles que cualquiera de las que hubiese podido pintar un Sime o un Angarola. Sin ropas, esta híbrida muchedumbre bramaba, rugía y se contorsionaba alrededor de una hoguera circular. De vez en cuando se abrían las cortinas de fuego y se podía distinguir en el centro un bloque de granito de unos dos metros y medio de alto, en cuya cima, incongruente por su pequeñez, se alzaba la funesta estatuita. En diez cadalsos instalados a intervalos regulares en un ancho círculo que rodeaba la hoguera, con el monolito como centro, colgaban con la cabeza hacia abajo los cuerpos extrañamente mutilados de los desaparecidos colonos. Dentro de este círculo saltaba y rugía el anillo de fieles, moviéndose de izquierda a derecha en una bacanal interminable entre el círculo de cadáveres y el círculo de fuego.
Pudo haber sido sólo la imaginación o pudo haber sido un simple eco, pero uno de los hombres, un impresionable español, creyó oír que las invocaciones eran seguidas por unas respuestas antifonales que procedían de un lejano y sombrío lugar, situado en lo más profundo de aquel bosque de leyenda. Este hombre, Joseph D. Gálvez, a quien más tarde encontré e interrogué, era desbordantemente imaginativo. Llegó a decir que había oído el débil golpear de unas grandes alas y que había vislumbrado unos ojos luminosos y una enorme masa blanca detrás de los árboles más lejanos. Pero creo que estaba demasiado influido por las supersticiones locales.
La inactividad de los hombres paralizados fue comparativamente de poca duración. El deber venció pronto todas las dudas, y aunque los celebrantes debían de llegar al centenar, la policía, confiada en sus armas de fuego, irrumpió en medio de la horda. Durante cinco minutos el caos y el tumulto fueron indescriptibles. Hubo furiosos golpes, disparos y huidas. Pero finalmente Legrasse pudo contar cuarenta y siete prisioneros, a los que obligó a vestirse rápidamente, y que rodeó de policías. Cinco de los celebrantes habían muerto, y otros dos, muy malheridos, fueron transportados por sus cómplices en improvisadas parihuelas. La imagen del monolito fue sacada con todo cuidado y llevada por Legrasse.
Examinados en el cuartel de la policía, luego de un viaje agotador, los prisioneros resultaron ser mestizos de muy baja ralea, y mentalmente débiles. Eran en su mayor parte marineros, y había algunos negros y mulatos, procedentes casi todos de las islas de Cabo Verde, que daban un cierto matiz vudú a aquel culto heterogéneo. Pero no se necesitaron muchas preguntas para comprobar que se trataba de algo más antiguo y profundo que un fetichismo africano. Aunque degradados e ignorantes, los prisioneros se mantuvieron fieles, con sorprendente consistencia, a la idea central de su aborrecible culto.
Adoraban, dijeron, a los Grandes Antiguos que eran muy anteriores al hombre y que habían llegado al joven mundo desde el cielo. Esos Antiguos se habían retirado ahora al interior de la tierra y al fondo del mar, pero sus cadáveres se habían comunicado en sueños con el primer hombre, quien inventó un culto que nunca había muerto. Este era ese culto, y los prisioneros dijeron que había existido siempre y que siempre existiría, ocultándose en lejanías desiertas y lugares retirados hasta que el gran sacerdote Cthulhu saliese de su sombría morada en la ciudad submarina de R'lyeh para reinar otra vez sobre la Tierra. Algún día vendría, cuando los astros ocuparan una determinada posición; y el culto secreto estaría allí, esperándolo.
Mientras tanto no podían decir nada más. Se trataba de un secreto que ni la tortura podría arrancarles. La humanidad no era lo único consciente en la Tierra, pues había unas formas que emergían de la sombra para visitar a sus escasos fieles. Pero éstas no eran los Grandes Antiguos. Ningún ser humano había visto a los Antiguos. El ídolo de piedra representaba al gran Cthulhu, pero nadie podía decir si los otros eran o no como él. Nadie era capaz de descifrar ahora la antigua escritura; muchas cosas se transmitían oralmente. La invocación ritual no era el secreto. Éste no se comunicaba nunca en voz alta. El canto significaba:
"En su casa de R'lyeh el fallecido Cthulhu espera soñando".
Sólo dos de los prisioneros fueron juzgados bastante cuerdos y se les ahorcó; el resto fue enviado a diversas instituciones. Todos negaron haber participado en los crímenes rituales, y afirmaron que los culpables de aquellas muertes eran los Alas-Negras que habían venido hasta ellos desde su refugio inmemorial en el bosque encantado. Pero nada coherente se pudo saber de aquellos aliados misteriosos. Lo que la policía logró obtener salió en su mayor parte de un viejísimo mestizo llamado Castro, quien pretendía haber tocado puertos distantes y hablado con los jefes inmortales del culto en las montañas de China.
El viejo Castro recordaba fragmentos de odiosas leyendas que empequeñecían las especulaciones de los teósofos y hacían de nuestro mundo algo reciente y fugaz. En ciclos muy lejanos otros seres habían gobernado la Tierra. Habían vivido en grandes ciudades, y sus vestigios podían encontrarse aún -le habían dicho a Castro los inmortales de China- en unas piedras ciclópeas de algunas islas del Pacífico. Habían muerto muchísimo antes de la aparición del hombre, pero había artes que podrían revivirlos cuando los astros volvieran a ocupar su justa posición en los cielos de la eternidad. Estos seres, indudablemente, procedían de las estrellas y habían traído sus imágenes con ellos.
Estos Grandes Antiguos, continuó Castro, no eran de carne y hueso. Tenían forma -¿no lo probaba acaso esta imagen estelar?-, pero esa forma no era material. Cuando las estrellas eran propicias iban de mundo en mundo a través del cielo; pero cuando eran desfavorables, no podían vivir. Pero aunque ya no viviesen, no habían muerto en realidad. Yacían todos en casas de piedra en la gran ciudad de R'lyeh, preservada por los sortilegios del gran Cthulhu para el día que las estrellas y la Tierra pudiesen recibir su gloriosa resurrección. Pero en esa época alguna fuerza exterior debía ayudar a la liberación de sus cuerpos. Los conjuros que impedían que se descompusieran impedían también que se moviesen, y los Antiguos tenían que contentarse con yacer y pensar en la oscuridad mientras transcurrían millones de años. Conocían todo lo que ocurría en el mundo, pues su lenguaje consistía en la transmisión del pensamiento. En ese mismo instante hablaban en sus tumbas. Cuando, luego de un caos infinito, aparecieron los primeros hombres, los Grandes Antiguos hablaron a los más sensibles moldeándoles los sueños.
Aquellos primeros hombres, murmuró Castro, establecieron el culto con que se adoraba a los ídolos de los Grandes Antiguos; ídolos traídos de estrellas oscuras en una época infinitamente lejana. Ese culto no moriría hasta que las estrellas volvieran a ser favorables. Los sacerdotes sacarían entonces al gran Cthulhu de su tumba para que reviviese a sus vasallos y volviera a asumir su reinado en la Tierra. Ese tiempo sería fácil de conocer, pues entonces la humanidad se parecería a los Grandes Antiguos: salvaje y libre, más allá del bien y del mal, sin moral y sin ley. Y todos los hombres gritarían y matarían, y gozarían alegremente. Los Antiguos, liberados, enseñarían nuevos modos de gritar y matar y gozar, y el mundo entero ardería en un holocausto de libertad y éxtasis. Mientras tanto, el culto, con apropiados ritos, debía conservar el recuerdo de aquellos días antiguos y presagiar su retorno.
En los primeros tiempos algunos hombres escogidos habían hablado en sueños con aquellos seres, pero luego algo había pasado. La gran ciudad de piedra de R'lyeh, con sus monolitos y sepulcros, se había hundido bajo las olas, y las aguas de los abismos, con ese misterio primigenio en que nadie había pensado ni siquiera en penetrar, habían interrumpido esas citas espectrales. Pero los recuerdos no morían, y los altos sacerdotes afirmaban que cuando los astros fuesen favorables la ciudad volvería a la superficie. Entonces los viejos espíritus de la Tierra, mohosos y sombríos, saldrían de sus subterráneos y propagarían los rumores recogidos allá, en olvidados fondos del océano. Pero de ellos el viejo Castro no se atrevía a hablar. Se interrumpió de pronto y ni la persuasión ni las sutilezas pudieron arrancarle otras informaciones. Tampoco quiso mencionar, curiosamente, el tamaño de los Antiguos. En cuanto al culto, afirmó que su centro debía encontrarse en los desiertos intransitados de Arabia, donde Irem, la ciudad de los Pilares, sueña aún intacta y secreta. No tenía relación alguna con la brujería europea y sólo era conocido por sus miembros. Ningún libro aludía a él, aunque los chinos inmortales decían que en el Necronomicón del árabe loco Abdul Alhazred había un sentido oculto que el iniciado podía interpretar de muy diversas maneras, especialmente en el tan discutido dístico:
No está muerto quien puede yacer eternamente,y en épocas extrañas hasta la muerte puede morir.
Legrasse, profundamente impresionado, y no poco intrigado, había buscado sin éxito las filiaciones históricas del culto. Castro, aparentemente, había dicho la verdad al afirmar que era un secreto. Las autoridades de la Universidad de Tulane no pudieron arrojar luz alguna sobre el culto o la imagen, y ahora recurría a las mayores autoridades y se encontraba nada menos que con el episodio de Groenlandia del profesor Webb.
El ferviente interés que despertó el relato de Legrasse, corroborado por la presencia de la estatuita, tuvo algún eco en las cartas que intercambiaron luego los miembros del congreso; pero apenas hay alguna mención en el informe oficial. La prudencia es preocupación primordial de aquellos que se enfrentan a menudo a la charlatanería y la impostura. Legrasse prestó durante un tiempo la estatua al profesor Webb, pero a la muerte de este último le fue devuelta, y está desde entonces en su casa. Allí la he visto no hace mucho tiempo. Es de veras algo estremecedor, e indiscutiblemente parecida a la escultura labrada en sueños por el joven Wilcox.
No me asombró que mi tío se hubiese excitado con el relato del joven. ¿Qué pudo pensar al saber, ya enterado de la información recogía por Legrasse, que un joven sensible no sólo había soñado la figura y los jeroglíficos de las imágenes del pantano y de Groenlandia, sino que también había oído en sueños tres de las palabras de la fórmula repetida por los maestros de Luisiana y los diabólicos esquimales? Era natural que el profesor Angell hubiese iniciado instantáneamente una minuciosa investigación, aunque yo en mi fuero interno sospechaba que el joven Wilcox había oído hablar del culto, y había inventado una serie de sueños para acrecentar el misterio ante los ojos de mi tío. El relato de los otros sueños y los recortes coleccionados por el profesor parecían corroborar la historia del joven; pero mi bien fundado racionalismo y la total extravagancia del asunto me llevaron a adoptar las conclusiones que estimé más razonables. De modo que luego de estudiar otra vez el manuscrito y comparar las notas teosóficas y antropológicas con la descripción del culto que había hecho Legrasse, viajé a Providence para ver al escultor e increparle el haberse burlado de tal modo de un sabio anciano.
Wilcox vivía aún, solo, en el Fleur de Lys de la Calle Thomas, desagradable imitación victoriana de la arquitectura bretona del siglo XVII. La fachada de estuco del hotel lucía ostentosamente entre las encantadoras casas coloniales y a la sombra del más hermoso campanario georgiano que pudiera verse en Norteamérica. Encontré a Wilcox en sus habitaciones, sumido en su labor, y comprendí en seguida, por las piezas que lo rodeaban, que su genio era profundo y auténtico.
Creo que durante un tiempo Wilcox figurará entre los grandes decadentes; pues ha cristalizado en arcilla, y reflejará un día en el mármol, esas pesadillas y fantasías evocadas en prosa por Arthur Machen y que Clark Ashton Smith ha hecho visibles en versos y pinturas.
Moreno, frágil y de aspecto un poco descuidado, Wilcox se volvió lánguidamente y sin dejar su silla me preguntó qué deseaba. Cuando le dije quién era, manifestó cierto interés, pues mi tío había excitado su curiosidad al examinar sus raros sueños, aunque sin expresar las razones de ese examen. Sin sacarlo de su ignorancia, traté prudentemente de hacerlo hablar.
Poco tiempo me bastó para convencerme de que era absolutamente sincero; hablaba de sus sueños de un modo inequívoco. Esos sueños, y su residuo subconsciente, habían influido profundamente en su arte, y me mostró una estatua mórbida cuyo modelado me estremeció, casi, por la fuerza de su oscura sugestión. No recordaba haber visto el original excepto en el bajorrelieve creado durante un sueño, pero los contornos se habían formado insensiblemente bajo sus manos. Era, sin duda, la forma gigantesca de la que había hablado en su delirio. Comprobé muy pronto que no sabía nada del culto, salvo lo que el constante interrogatorio de mi tío había dejado escapar, y traté otra vez de concebir de qué modo podía haber recibido esas impresiones sobrenaturales.
Hablaba de sus sueños de un modo extrañamente poético, haciéndome ver con terrible claridad la ciudad ciclópea de piedra verde y musgosa -cuya geometría, añadió curiosamente, era totalmente errónea-, y oí otra vez con un temor expectante el subterráneo llamado mental:
Cthulhu fhtagn, Cthulhu fhtagn.
Esas palabras figuraban en la temible invocación que evocaba el sueño-vigilia de Cthulhu en su bóveda de piedra de R'lyeh, y a pesar de mis racionales ideas me sentí profundamente perturbado. Wilcox, era indudable, había oído hablar casualmente del culto, y lo había olvidado en seguida en la masa de las lecturas y concepciones igualmente fantásticas. Más tarde, en virtud de su impresionable carácter, el culto había encontrado un modo de expresión subconsciente en los sueños, el bajorrelieve de arcilla y la estatua que yo estaba ahora contemplando. De modo que la superchería había sido involuntaria. El joven tenía unos modales un poco afectados, y un poco vulgares, que me desagradaban de veras; pero yo ya estaba dispuesto a admitir tanto su genio como su honestidad. Me despedí amablemente, y le deseé todo el éxito que su talento prometía.
El asunto del culto continuó fascinándome y a veces imaginaba poder adquirir un gran renombre investigando su origen y relaciones. Visité Nueva Orleáns, hablé con Legrasse y otros de los que habían participado en aquella vieja expedición, examiné la estatuita y hasta interrogué a los prisioneros que todavía vivían. El viejo Castro, por desgracia, había muerto hacía varios años. Lo que escuché entonces de viva voz, aunque no fue más que una confirmación detallada de los escritos de mi tío, acrecentó mi interés, y tuve la seguridad de estar sobre la pista de una religión muy antigua y secreta cuyo descubrimiento me convertiría en un antropólogo famoso. Mi actitud era aún entonces absolutamente materialista, como aún quisiera que lo fuese, y por una inexplicable perversidad mental rechacé la coincidencia de los sueños y los recortes coleccionados por el profesor Angell.
Hubo algo, sin embargo, que comencé a sospechar y que ahora creo saber: la muerte de mi tío no fue nada natural. Cayó al suelo en la colina, en una de las estrechas callejuelas que partían de unos muelles donde abundaban los mestizos extranjeros, luego del descuidado empujón de un marinero de tez oscura. Yo no había olvidado que los oficiales de Luisiana se distinguían por la mezcla de sangres y sus intereses marinos, y no me hubiera sorprendido conocer la existencia de agujas venenosas y métodos criminales secretos tan faltos de piedad como aquellas creencias y ritos misteriosos. Legrasse y sus hombres, es cierto, no habían sido molestados; pero en Noruega acaba de morir un marino que veía cosas. ¿No pudieron haber llegado a oídos siniestros las investigaciones realizadas por mi tío luego de encontrarse con el escultor? Creo hoy que el profesor Angell murió porque sabía o quería saber demasiado. Es posible que me espere un fin semejante, pues yo también he aprendido mucho.
3. La locura del mar
Si el cielo decidiese algún día acordarme un insigne favor, borraría totalmente de mi memoria el descubrimiento que hice, por simple casualidad, al echar una ojeada a una hoja de periódico que recubría un estante. Era un viejo número del Boletín de Sidney del 18 de abril de 1925, con el cual no hubiese podido dar en mi vida cotidiana. Había pasado inadvertido hasta para la agencia de recortes que había estado coleccionando ávidamente durante esa época materiales para mi tío. Había yo casi abandonado mis investigaciones cerca de lo que el profesor llamaba el "culto de Cthulhu" y me encontraba de visita en casa de un docto amigo de Patterson, Nueva Jersey, conservador del museo local y mineralogista de renombre. Examinando un día los ejemplares de reserva, amontonados en desorden en los estantes de una de las salas del fondo del museo, mi mirada se detuvo en la rara ilustración de uno de los periódicos extendido bajo las piedras. Era el Boletín de Sidney que he mencionado. Mi amigo tenía corresponsales en todos los países extranjeros imaginables. La imagen era una fotografía en sepia de una odiosa estatuita de piedra casi igual a la que Legrasse había encontrado en el pantano.
Despojé vivamente a la hoja de su precioso contenido, leí el artículo con cuidado y lamenté su brevedad. Lo que sugería, sin embargo, era de suma importancia para mi ya vacilante búsqueda. Arranqué cuidadosamente la noticia con el propósito de ponerme en seguida en acción. He aquí el contenido:
Misterioso barco a la deriva rescatado en alta mar
El Vigilant arribó remolcando a un yate neozelandés armado.
Un muerto y un sobreviviente a bordo.
Relatan combates furiosos y muertes en alta mar.
Marinero rescatado se niega a dar detalles de la misteriosa experiencia.
Ídolo extraño hallado en su poder. Se iniciará una investigación.
El carguero Vigilant de la compañía Morrison, procedente de Valparaíso, arribó esta mañana a su puesto de amarre en la Bahía de Darling remolcando al yate Alert de Dunedin N.2 con serias averías, pero dotado aún de un poderoso armamento. El yate fue avistado el 12 de abril a los 34°21' de latitud sur, y a los 152°17' longitud oeste, con un muerto y un sobreviviente a bordo.
El Vigilant dejó Valparaíso el 25 de marzo, y el 2 de abril fue alejado considerablemente de su curso, en dirección sur, por excepcionales tormentas y enormes olas. El 12 de abril avistó el buque a la deriva. En apariencia había sido abandonado, pero luego descubrió que llevaba un sobreviviente en estado de delirio, y un hombre muerto por lo menos desde hacía una semana.
El sobreviviente apretaba entre sus manos una piedra horrible de origen desconocido, de unos treinta centímetros de alto, cuyo origen los profesores de la Universidad de Sidney, la Sociedad Real y el museo de la Calle College no pudieron determinar, y que el hombre afirmaba haber descubierto en la cabina del yate, en un altarcito rudimentario.
Este hombre, ya recobrado, relató una historia de piratería y violencia sumamente extraña. Se trata de un noruego llamado Gustaf Johansen, de cierta cultura, segundo oficial en la goleta Emma de Auckland, que partió para el Callao el 20 de febrero, con una tripulación de 20 hombres.
El Emma, dijo, fue retrasado y alejado considerablemente de su ruta por la tormenta del 1° de marzo, y el 22 del mismo mes a los 49°51' de latitud sur y a los 128°54' de longitud este encontró al Alert conducido por una tripulación de canacos y mestizos de aspecto patibulario. El capitán Collins no obedeció la orden de virar, y la tripulación del yate abrió fuego sin aviso con una batería de cañones de bronce particularmente pesada.
Los marineros del Emma, dijo el sobreviviente, se resistieron con valentía, y aunque la goleta comenzó a hundirse, pues varios proyectiles habían alcanzado la línea de flotación, lograron acercarse al enemigo y lo abordaron poniéndose a luchar en cubierta. Como los tripulantes del yate combatían de un modo torpe y cruel, tuvieron que matarlos a todos.
Tres de los hombres del Emma, incluso el capitán Collins y el primer oficial Gree, murieron; y los ocho restantes, bajo el mando del segundo oficial, Johansen, se pusieron a navegar en la dirección seguida originalmente por el yate, a fin de descubrir por qué motivo se les había ordenado cambiar de rumbo.
Al día siguiente desembarcaron en una islita que no figuraba en ningún mapa. Seis de los hombres murieron allí, aunque Johansen se mostró particularmente reticente a este respecto y dijo que habían caído en una grieta entre las rocas.
Más tarde, parece, Johansen y sus compañeros volvieron al yate y trataron de hacerlo navegar, pero fueron vencidos por la tormenta del 2 de abril.
Desde ese día hasta el 12 de abril, fecha en que fue recogido por el Vigilant, Johansen no recuerda nada, ni siquiera cuándo murió su compañero William Briden. La muerte no se debió aparentemente a otra causa que a privaciones.
Cables procedentes de Dunedin informan que el Alert era muy conocido como barco de carga y tenía muy mala reputación. Pertenecía a un curioso grupo de mestizos cuyas frecuentes incursiones nocturnas a los bosques atraían no poca curiosidad. Luego de la tormenta y los temblores de tierra del 1° de marzo se había hecho apresuradamente a la vela.
Nuestro corresponsal en Auckland afirma que el Emma y sus tripulantes gozaban de una excelente reputación y que Johansen es un hombre digno de toda confianza.
El almirantazgo va a iniciar una investigación sobre este asunto, durante la cual se tratará de convencer a Johansen para que hable más libremente.
Esto era todo, además de la diabólica imagen, ¡pero qué pensamientos despertó en mi mente! Estas nuevas y preciosas noticias acerca del culto de Cthulhu probaban que éste tenía fieles seguidores tanto en el mar como en la tierra. ¿Qué motivo había impulsado a la híbrida tripulación a ordenar el regreso del Emma mientras navegaban con su ídolo? ¿Qué isla desconocida era aquella en que habían muerto seis de los tripulantes, acerca de la cual el contramaestre Johansen se mostraba tan reticente? ¿Qué resultado había tenido la investigación del almirantazgo y qué se sabía del odioso culto en Dunedin? Y lo más extraordinario, ¿qué profunda y natural relación de hechos era esta que daba una significación maligna e innegable a los sucesos tan cuidadosamente anotados por mi tío?
El 1° de marzo -el 28 de febrero de acuerdo con el huso horario internacional- se habían producido una tormenta y un terremoto. El Alert y su malencarada tripulación habían dejado rápidamente Dunedin como obedeciendo un imperioso llamado, y en el otro extremo de la Tierra poetas y artistas habían comenzado a soñar con una ciclópea ciudad submarina mientras un joven escultor modelaba, en sueños, la forma del terrible Cthulhu. El 23 de marzo la tripulación del Emma desembarcaba en una isla desconocida, perdiendo allí seis hombres; y en esa misma fecha los sueños de algunas personas alcanzaron su mayor intensidad y se oscurecieron con el terror de un monstruo maligno y gigantesco, mientras un arquitecto se volvía loco y un escultor caía presa del delirio. ¿Y qué pensar de esa tormenta del 2 de abril, fecha en que cesaron todos los sueños de la ciudad sumergida, y Wilcox salió indemne de aquella fiebre extraña? ¿Qué pensar igualmente de aquellas alusiones del viejo Castro a los Antiguos venidos de las estrellas y a su reino próximo, y a su culto, y a su gobierno de los sueños? ¿Estaba balanceándome en el borde de un abismo de horrores cósmicos, insoportables para un ser humano? En todo caso no afectaron sino a la mente, pues el 2 de abril puso término de algún modo a la monstruosa amenaza que había sitiado el alma de los hombres.
Aquella tarde, luego de haber pasado el día enviando telegramas y haciendo urgentes preparativos, me despedí de mi huésped y tomé un tren para San Francisco. En menos de un mes llegué a Dunedin, donde, sin embargo, descubrí que se sabía muy poco de los extraños miembros del culto que habían vivido en las posadas marineras. El vagabundeo en los muelles era asunto demasiado común, y no valía la pena mencionarlo; pero algo oí a propósito de una expedición terrestre realizada por estos mestizos durante la cual se escuchó el débil golpear de unos tambores y se vio un fuego rojo en las colinas lejanas.
En Auckland me enteré de que Johansen había vuelto a Sidney, donde acababa de sometérsele a un inútil interrogatorio, con el pelo totalmente cano, y que luego de vender su casita de la Calle West había regresado con su mujer a su viejo hogar, en Oslo. De su aventura no dijo a sus amigos más de lo que ya sabían los oficiales del almirantazgo, y todo lo que pudieron hacer fue darme su nueva dirección.
Volví entonces a Sidney y hablé sin éxito con gente de mar y miembros de la corte. Vi el Alert en Circular Quay, en la bahía de Sidney, pero nada me reveló su casco. La imagen en cuclillas, de cabeza de pulpo, cuerpo de dragón, alas escamosas y pedestal con jeroglíficos, se conservaba en el museo de Hyde Park. La examiné con cuidado y descubrí que estaba exquisitamente labrada, y tenía el mismo profundo misterio, terrible antigüedad y sobrenatural rareza de material que el ejemplar más pequeño de Legrasse. Para los geólogos, me dijo el conservador del museo, la estatua era un enigma monstruoso, y juraban que no había en el mundo una roca parecida. Recordé, estremeciéndome, lo que había dicho el viejo Castro a Legrasse a propósito de los primeros Grandes Antiguos: "Vinieron de las estrellas y trajeron consigo sus imágenes".
Profundamente perturbado resolví visitar al oficial Johansen en Oslo. Llegué a Londres, me reembarqué en seguida para la capital de Noruega, y un día de otoño eché pie a tierra en un limpio desembarcadero, a la sombra del Egeberg.
La casa de Johansen, descubrí, estaba situada en la Ciudad Vieja del rey Harold Haardrada, que había conservado el nombre de Oslo durante los siglos en que la ciudad principal adoptara el nombre de Cristianía. Hice el corto viaje en un taxi y golpeé con el corazón tembloroso la puerta de una casa vieja y limpia de frente enyesado. Salió a recibirme una mujer de cara triste, vestida de negro, quien me comunicó en un inglés vacilante que Gustav Johansen no era ya de este mundo.
No había sobrevivido mucho a su regreso, pues su aventura marina de 1925 le había destrozado la salud. La mujer no sabía más que el público, pero Johansen había dejado un largo manuscrito, que trataba "asuntos técnicos", escrito en inglés con la intención manifiesta de que su esposa no lo entendiese. Mientras paseaba por una callejuela, cerca del muelle de Gothenburg, un atado de viejos periódicos, salido de la ventana de un altillo, lo golpeó y lo hizo caer. Dos marineros indios lo ayudaron en seguida a levantarse, pero el hombre murió antes de que llegase la ambulancia. Los médicos, incapaces de precisar la causa del deceso, lo habían atribuido a un malestar del corazón y a un debilitamiento general.
Sentí entonces que un oscuro terror, que no me abandonaría hasta que a mí también me fuese acordado el eterno reposo, "accidentalmente" o por otro motivo, me traspasaba los huesos. Habiendo persuadido a la viuda de que mi conocimiento de esos "asuntos técnicos" me autorizaba a poseer el manuscrito, me llevé el documento y comencé a leerlo en el barco que me conducía a Londres.
Era un relato simple, desordenado; un diario de mar redactado de memoria en que se intentaba recoger día a día aquel último y terrible viaje. No lo transcribiré literalmente a causa de sus oscuridades y redundancias, pero mi resumen bastará para explicar por qué el rumor de las aguas contra los costados del buque se me hizo tan intolerable que tuve que taponarme los oídos.
Johansen, gracias a Dios, no lo sabía todo, aunque vio la ciudad y el monstruo; pero yo ya no podré dormir en paz mientras recuerde el horror que espera emboscado del otro lado de la vida, en el tiempo y el espacio, y aquellas malditas criaturas que vinieron de los astros más antiguos y que sueñan en las profundidades del mar, conocidas y favorecidas por un culto de pesadilla decidido a lanzarlas sobre nuestro planeta cada vez que algún terremoto vuelva a elevar la monstruosa ciudad de piedra al aire y la luz del sol.
El viaje de Johansen había comenzado tal como lo declarara él mismo ante el almirantazgo. El Emma había dejado Auckland en lastre el 20 de febrero, y sintió todo el impacto de esa tempestad consecutiva al terremoto que arrancó a los abismos marinos el horror que pobló los sueños de los hombres. Recobrado el gobierno, el buque navegó favorablemente hasta encontrarse con el Alert el 22 de marzo (y sentí la pena del oficial al describir el bombardeo y el hundimiento de su nave). De los mestizos del yate, Johansen hablaba con un horror realmente significativo. Había algo abominable en ellos que hacía que su destrucción pareciese casi un deber, y Johansen se sorprende ante la acusación de crueldad que contra él y sus compañeros hizo la corte. Ya en el yate capturado, Johansen y sus hombres, impulsados por la curiosidad, prosiguen viaje hasta avistar una alta columna de piedra que emerge del océano, y a los 49°9' de latitud oeste, y 126°43' de longitud sur, se encuentran ante una costa barrosa, y una albañilería ciclópea cubierta de algas que no puede ser sino la sustancia tangible del terror supremo del universo: la ciudad muerta de R'lyeh, construida hace millones de años, antes de los comienzos de nuestra historia, por las enormes y espantosas criaturas que descendieron desde unos astros desconocidos. Allí yacen el gran Cthulhu y sus compañeros, ocultos en unas bóvedas verdes y húmedas desde donde envían, luego de incalculables ciclos, pensamientos que aterrorizan a los hombres sensibles y reclaman imperiosamente a los fieles del culto que inicien el peregrinaje de la liberación y la restauración. El oficial Johansen ignoraba todo esto, ¡pero Dios sabe bien que había visto bastante!
Creo que emergió de las aguas sólo la cima de la ciudadela, coronada por un enorme monolito, donde yace el gran Cthulhu. Cuando imagino el tamaño de todo lo que puede esconder el fondo del océano, siento deseos de morir sin esperar ya más. Johansen y sus hombres se sintieron aterrados ante la majestad cósmica de esta húmeda Babilonia habitada por demonios, y debieron sospechar, instintivamente, que no pertenecía ni a éste ni a ningún otro planeta similar. En todas las líneas de la estremecida descripción de Johansen se advierte el mismo pavor; ante el tamaño indescriptible de los bloques de piedra verde, ante la altura vertiginosa del monolito labrado, ante la asombrosa identidad de esas colosales estatuas y bajorrelieves con la rara imagen encontrada en la sentina del Alert.
Sin conocer el futurismo, Johansen describe, al hablar de la ciudad, algo muy parecido a una obra futurista. En vez de referirse a una estructura definida, algún edificio, se reduce a hablar de vastos ángulos y superficies pétreas... superficies demasiado grandes para ser de este mundo, y cubiertas por jeroglíficos e imágenes horribles. Menciono estos ángulos pues me recuerdan los sueños que me relató Wilcox. El joven escultor afirmó que la geometría de la ciudad de sus sueños era anormal, no euclidiana, y que sugería esferas y dimensiones distintas de las nuestras. Ahora un marino ilustrado tenía ante la terrible realidad la misma impresión.
Johansen y sus hombres desembarcaron en la playa de esta monstruosa acrópolis y se treparon, resbalando, por los titánicos y musgosos escalones que ningún ser humano hubiera podido edificar. El sol mismo parecía deformado cuando se lo miraba a través de las miasmas polarizadas que emanaban de esta perversión submarina; una amenaza tortuosa acechaba en esos ángulos desconcertantes donde una segunda mirada descubría una concavidad donde se había creído ver la convexidad.
Todos los exploradores, aun antes de ver algo definido (salvo las rocas, los musgos y las algas) se sintieron presas de un indefinible terror. Todos habrían escapado si no hubiesen temido la burla de los otros, y sólo de mala gana se decidieron a buscar -vanamente, como comprendieron más tarde- algo que sirviese de recuerdo.
Rodríguez, el portugués, fue el primero en llegar a la base del monolito y les gritó a los otros lo que acababa de descubrir. Poco más tarde los hombres contemplaron curiosamente una enorme puerta de piedra labrada con el ya familiar bajorrelieve del pulpo-dragón. Se parecía, dice Johansen, a la enorme puerta de un granero. Todos vieron allí una puerta, ya que estaba encuadrada en un umbral, un dintel y dos montantes, pero nadie pudo decidir si estaba situada horizontalmente, como la puerta de una trampa, o algo inclinada, como la puerta exterior de un altillo. Como lo hubiese dicho Wilcox, la geometría del lugar era errónea. Uno no podía estar seguro de que el mar y el suelo fueran horizontales, de modo que la posición relativa de todo el resto parecía variar fantásticamente.
Briden presionó sobre la piedra en diversos sitios sin resultado. Luego Donovan palpó con delicadeza los bordes, apretando separadamente cada punto. Subió con lentitud a lo largo de la grotesca moldura de piedra -puede decirse que subió si se admite que la puerta no era al fin y al cabo horizontal-, y los hombres se preguntaron cómo una puerta podía ser tan enorme. Al fin, muy suavemente, muy lentamente, la parte superior del panel comenzó a inclinarse hacia adentro, y todos vieron que la piedra se balanceaba.
Donovan se deslizó o trepó de algún modo a lo largo de uno de los montantes, y los hombres se pusieron a observar el curioso retroceso de la puerta monstruosa. En este fantástico mundo de deformaciones prismáticas, la piedra se desplazaba anormalmente en diagonal, despreciando todas las leyes de la materia y la perspectiva.
La abertura mostraba una oscuridad casi material. Estas tinieblas tenían realmente una cualidad positiva, pues ocultaban algunas partes de las paredes interiores que debían ser visibles. Al fin surgió de aquella cárcel milenaria algo así como una humareda que oscureció la luz del sol mientras se elevaba hacia el cielo, empequeñecido y arrogado, con la ayuda de sus alas membranosas. El olor que salía de aquellos abismos recién abiertos era insoportable, y Hawkins, que tenía el oído fino, creyó oír allá abajo un sonido chapoteante e inmundo. Todos escucharon, y todos escuchaban aún cuando el monstruo se hizo visible, babeando y apretando su inmensidad verde y gelatinosa a través de la tenebrosa abertura hasta elevarse pesadamente en el aire corrompido de aquella ciudad de pesadilla.
La letra del pobre Johansen es apenas inteligible en esta parte. De los seis hombres que nunca llegaron al barco, cree que dos murieron simplemente de miedo en aquel instante maldito. El monstruo está más allá de toda posible descripción. No hay lenguaje aplicable a ese abismo de horror inmemorial, a esa pavorosa contradicción de todas las leyes de la materia, la fuerza y el orden cósmicos. Una montaña que caminaba. ¡Dios! ¿Puede extrañar que en el otro lado de la Tierra enloqueciese un gran arquitecto, y que en aquel telepático instante la fiebre devorara al pobre Wilcox? El monstruo de los ídolos, el verde y viscoso demonio venido de otros astros, había despertado para reclamar sus derechos. Las estrellas eran otra vez favorables, y lo que un viejo culto no había podido lograr por su voluntad, un puñado de inocentes marineros lo hacía por accidente. Luego de millones y millones de años el gran Cthulhu era libre otra vez.
Tres hombres fueron barridos por aquellas patas membranosas antes que nadie tuviese tiempo de volverse. Que descansen en paz, si hay algún descanso en el universo. Eran Donovan, Guerrera y Angstrom. Parker resbaló mientras los otros tres sobrevivientes se precipitaban frenéticamente en un escenario infinito de rocas verdosas. Johansen jura que fue absorbido hacia arriba por un ángulo que no debía estar allí; un ángulo agudo que se había comportado como si fuese obtuso. De modo que sólo Briden y Johansen llegaron al bote, y se dirigieron desesperadamente hasta el Alert mientras la montañosa monstruosidad descendía por los escalones de piedra resbaladiza y se detenía, titubeando, a orillas del agua.
Las calderas habían quedado funcionando a pesar de que todos habían bajado a tierra, y bastaron unos pocos segundos de frenéticas corridas entre ruedas y motores para poner en marcha el Alert. Lentamente, entre los horrores distorsionados de esa escena indescriptible, la hélice comenzó a golpear las aguas. Mientras tanto, en la costa mortal, sobre aquellas construcciones que no eran de este mundo, el monstruo gigantesco venido de las estrellas emitía unos gritos inarticulados, como Polifemo al maldecir el veloz navío de Ulises. En seguida, con más audacia que los cíclopes de la leyenda, el gran Cthulhu penetró en las aguas e inició la persecución con golpes que levantaron enormes olas. Briden volvió la vista y enloqueció. Desde entonces rió a intervalos hasta que la muerte lo alcanzó en su cabina mientras Johansen vagaba delirando de un lado a otro.
Pero Johansen no había abandonado la partida. Comprendiendo que el monstruo alcanzaría seguramente el Alert antes de que la presión llegase al máximo, resolvió intentar algo desesperado, y, acelerando los motores, subió rápidamente a la cubierta e hizo girar el timón. En la superficie de las aguas hubo un remolino espumoso, y mientras crecía la presión del vapor, el valiente noruego dirigió el navío contra aquella montaña gelatinosa que se alzaba sobre las sucias espumas como la popa de un galeón demoníaco. La horrible cabeza de pulpo, envuelta en tentáculos, llegaba casi hasta la punta del bauprés; pero Johansen no retrocedió.
Hubo un estallido como el de un globo que se desinfla, un líquido inmundo como el que surge de un hendido pez luna, una hediondez que el cronista no se atrevió a describir. Durante un instante una nube verde, acre y enceguecedora, envolvió al buque, y un hervor maligno quedó a popa, donde -Dios del cielo- la esparcida plasticidad de aquella entidad celeste estaba recombinándose y recobrando su forma primitiva, mientras el Alert se alejaba más y más, y ganaba velocidad.
Eso fue todo. Desde ese momento Johansen se contentó con meditar sombríamente sobre el ídolo de la cabina y preparar unas pocas comidas para él y su enloquecido compañero, que reía a carcajadas. No trató de dirigir el navío; después de aquel incidente quedaba un gran vacío en su alma. Luego sobrevino la tormenta del 2 de abril, que terminó de nublar su conciencia. Recordaba confusamente infinitos abismos líquidos de espectrales paredes giratorias, vertiginosos desplazamientos por mundos huidizos en la cola de un cometa y saltos convulsivos de las profundidades del mar hasta la luna y luego otra vez hasta el mar, todo envuelto en el coro de carcajadas de las antiguas divinidades y de los verdes demonios del Tártaro, de alas de murciélago.
Luego de esas pesadillas vino el rescate, el Vigilant, el tribunal del almirantazgo, las calles de Dunedin y el largo viaje de retorno a la casa natal, junto al Egeberg. Nada podía contar; pasaría por loco. Lo escribiría todo antes de morir, pero su mujer no debería sospechar nada. La muerte sería para él beneficiosa sólo si borraba los recuerdos.
Tal era el documento que leí. Lo he guardado en la caja de lata junto con el bajorrelieve de arcilla y los papeles del profesor Angell. Incluiré este relato, esta prueba de mi propia cordura donde se ha unido lo que espero que nunca volverá a unirse. He contemplado todo lo que en el universo puede haber de horroroso, y aun los cielos de la primavera y las flores del verano me parecerán desde ahora impregnados de veneno. Pero no creo que viva mucho. Como desaparecieron mi tío y el pobre Johansen, así desapareceré yo. Conozco demasiado y el culto todavía existe.
Cthulhu existe también, supongo, en ese refugio de piedra que le sirve de abrigo desde que el sol era joven. Su ciudad maldita se ha hundido otra vez, pues el Vigilant navegó por aquel lugar después de la tormenta de abril; pero sus ministros en la Tierra bailan aún, y cantan y matan en lugares aislados, alrededor de monolitos de piedra coronados de imágenes. Cthulhu tuvo que haber sido atrapado por los abismos submarinos pues si no el mundo gritaría ahora de horror. ¿Quién conoce el fin? Lo que ha surgido ahora puede hundirse y lo que se ha hundido puede surgir. La abominación espera y sueña en las profundidades del mar, y sobre las vacilantes ciudades de los hombres flota la destrucción. Llegará el día... ¡pero no debo ni puedo pensarlo! Ruego que si no sobrevivo a este manuscrito, mis ejecutores testamentarios cuiden de que la prudencia sea mayor que la audacia e impidan que caiga bajo otros ojos.
FIN
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Unknown
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3/24/2007 11:37:00 p. m.
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Etiquetas: cuento onirico, horror, lovecraft, terror